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Baloncesto | Liga Femenina 1

Astou Ndour, pívot y activista

La canterana del Spar Gran Canaria visita La Paterna en un año donde ha sido parte del movimiento ‘Black Lives Matter’ desde su posición de jugadora de la WNBA

Astou Ndour, en el centro de la imagen, acompañada por jugadoras de la base del Spar Gran Canaria, ayer, en su visita a La Paterna.

“Nadie nace siendo racista. Eso es así. Es la educación quien hace racistas. Desde el principio hay que educar así: todos somos humanos, todos tenemos los mismos derechos. Hay que empezar por ahí. No aguantamos en ese momento ya. Son muchos años pidiendo cambios, con gestos, zapatillas, camisetas, pero al final no hay manera... Sabemos que el resultado se tiene que ver en el futuro y las futuras generaciones no pueden sufrir como hemos sufrido nosotros”.

Astou Ndour está de vuelta en Gran Canaria para pasar unos días con sus otros “padres”, Domingo Díaz y Begoña Santana, después de cerrar una temporada en la WNBA zarandeada por dos grades cuestiones sociales: la crisis sanitaria de la Covid-19 y el movimiento contra la discriminación racial iniciado a raíz de la muerte de George Floyd, asfixiado durante una detención policial en Mineápolis. El lema Black Lives Matter [Las vidas negras importan] inundó Estados Unidos y también las ligas profesionales más importantes.

"Nadie nace siendo racista. Desde el principio hay que educar en la igualdad"

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“Ha sido un orgullo. Tenemos una asociación de jugadoras. Pase lo que pase, se habla primero. Cada vez que vamos a hacer algo, lo hablamos antes a través de la asociación, donde somos 144 jugadoras. Exponemos nuestras ideas, la gente saca lo que tiene en su corazón y decidimos lo que vamos a hacer, lo proponemos y valoramos. La verdad, creo que ha servido de bastante porque ha habido siempre pactos. Creo que nos han escuchado y que vendrán cambios”, explica Astou Ndour, que este año jugó para las Dallas Wings en la mejor liga del mundo, que se disputó en una burbuja en el IMG Academy de Florida.

El parón de los Bucks

Los Bucks de Milwaukee decidieron parar la competición en la NBA cuando un policía disparó, hasta en siete ocasiones por la espalda, a Jacob Blake ciudadano afroestadounidense en Mineápolis. Una decisión a la que se sumaron posteriormente, en un efecto dominó el resto de ligas profesionales: el béisbol, el fútbol...

“Ni mis propias compañeras entienden lo que está pasando. Si el sistema judicial o policial falla de esa manera siempre hacia el mismo lado, ¿cómo va a avanzar un país? No lo entienden. Estamos en 2020... Pasan estos acontecimientos y los niños crecen con estas imágenes en sus cabezas. De repente pasa eso y no sabes cómo reaccionar. En un segundo te puede cambiar todo”, apunta la hispanosenegalesa, MVP del último Europeo.

Un racismo que Astou Ndour ha tocado. Más antes que ahora. Al menos, más explícito, aunque difícil de comprender cuando aterrizó en España. “Como no sabía mucho, no lo comprendía, no lo pillaba bien cuando me decían algo. No me afectaba. Creces con ello e igual no lo entiendes. Cuando eres una niña igual no lo notas y tampoco te afecta”, concreta uno de los mejores talentos que ha salido de La Paterna.

En la burbuja de la WNBA, Astou Ndour disfrutó a pesar de todo. “Fueron dos meses y medio encerradas, con test casi todos los días. Era la única manera de poder hacer esta liga, con prevención e higiene. Comíamos por separado, había mucho personal de limpieza en todos lados: canchas, habitaciones, zonas comunes. De todo. Es diferente, porque no te sientes libre. Un sacrificio, pero el baloncesto es nuestra pasión y he disfrutado mucho”, sentencia.

Después de una temporada complicada por culpa de una lesión de rodilla, la pandemia le pilló en Rusia donde jugó para el Dynamo Kursk. “Físicamente he acabado saturada, pero también mentalmente”, explica.

Astou Ndour transformó su fundación en un banco de alimentos para su comunidad

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Y todo con una mirada en Dakar con su Fundación. “Le quiero dar un buen futuro a las próximas generaciones. Quiero que ellos no pasen por lo que pasamos otros de mi generación, para que puedan hacer deporte, tengan instalaciones y medios para practicarlo. Me salió así para poder ayudarles”, concreta. Durante los meses más complicados de confinamiento, Astou Ndour transformó su fundación en un banco de alimentos para su comunidad. “Estuve tres meses allí y no había nadie en la calle, pero es muy complicado hacer eso porque la gente tiene que buscarse la vida, sobrevivir... Son casas pequeñas con mucha gente y muchas bocas”, cuenta.

Ahora apura sus últimos días de vacaciones antes de partir a Turquía para empezar la temporada en el Hatay. “El próximo verano habrá Juegos Olímpicos y Eurobasket. Será un año muy importante para mí y me gustaría llegar a esas citas”, apunta. De momento, de su experiencia se han empapado en La Paterna las generaciones que sueñan con emular a Ndour, pívot y activista.

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