Fue una entrevista histórica, y tras su muerte adquiere una mayor relevancia. El entonces jefe de Deporte de LA PROVINCIA Antonio Lemus entrevistó a Diego Armando Maradona en el hotel de concentración, en la provincia de Buenos Aires, donde la selección campeona del mundo aguardaba el viaje a España para su participación en el Mundial 82. Este es un extracto de su testimonio.

“¿Sabe usted que Diego pudo ir a Las Palmas cuando tenía 14 años?”. Lemus narraba que cuando llegó al despacho de Jorge H. Cytersxpiler, el apoderado de Diego, su amigo íntimo desde la infancia y que le llevaba su representación, le dio esa información, nada más estrecharle la mano

“Sí, Maradona no era entonces sino un chico que apuntaba muy buenas aptitudes en la división infantil del Argentinos Juniors. Y entonces, un señor de Las Palmas hizo la gestión o el ofrecimiento. Luego ocurrió el ‘disparo’ de Diego, su escalada impresionante, pero aquello fue cierto”. Y Jorge añadió que “precisamente un señor de Las Palmas, al que conocíamos por ‘Willy’, se llevó un álbum de recortes de Diego, que le dejó su novia, Claudia, con las primeras notas de prensa, y que estamos interesados en recuperar. Si usted fuera tan amable de hacer alguna gestión”.

Para llegar hasta Maradona tuvimos que desplazarnos a Tortuguitas, donde la selección argentina ultimaba su preparación, a 53 kilómetros de Buenos Aires.

El futbolista sonríe cuando le preguntamos si toda la expectación que suscita su presencia en su primer Mundial pudiera quedar defraudada. “No me hago a la idea de que esto pueda ocurrir. Pero hay que tener en cuenta que en un Mundial concurren muchas circunstancias. La reválida de un jugador es difícil, porque no se trata de una demostración individual de condiciones, sino de actuar en lo colectivo, de pensar más en la selección en que uno está que en otra cosa. Sé que esa expectación ha de existir, por tanto que se ha hablado de mí, pero habrá que jugar mucho, estar a las órdenes de un planeamiento táctico, y pensar también en los contrarios. Brillar propiamente no resulta nada fácil en un campeonato de estas dimensiones.

Maradona admira a todos los que son figuras mundiales, pero no es capaz de definirse por ninguno. “No se pueden establecer comparaciones de ningún tipo. En el mundo hay jugadores de una personalidad indiscutible. Resulta muy difícil decir ‘este es el mejor’, ‘este es el número uno’. Creo que, en efecto, según cuentan, porque yo no alcance a verle jugar en su apogeo. Pelé era un fuera de serie. Hacemos esta excepción, pero no caben ni siquiera con las figuras antiguas las comparaciones. Porque con Pelé había también otros jugadores fabulosos, por ejemplo Alfredo di Stefano. En la actualidad ocurre lo mismo. Comparar no conduce a nada. Porque, además, en los jugadores hay estilos distintos, cada cual tiene sus propias virtudes y también sus lógicos defectos. Completo no lo hay.

Pero habrá tenido un ídolo, un hombre al que haya querido imitar de algún modo...

Sí, he tenido ídolos, cualquiera que fuera un gran jugador, pero no me agrada nunca dar nombres. Eso queda en la opinión personal de cada uno. Yo tengo la mía. No molesto con no dar nombres.

Usted es símbolo para una juventud futbolística, nada digamos en su país. Ha llegado a la cumbre, y sólo tiene veintiún años...

Pero tuve un comienzo en el fútbol apuradísimo. Yo he vivido una infancia humilde, fatigada, y si he salido adelante es porque Dios me ha ayudado, y me encuentro ahora en una situación de privilegio. Pero los jugadores jóvenes, y yo lo soy, han de tener tal grado de sacrificio que, bajo ningún concepto, les haga perder el sentido vocacional, la fe en sí mismos, superando toda clase de obstáculos. Personalmente, ese es el consejo que yo doy siempre, aunque a mi edad me parece que no se pueden dar esos consejos, que deben venir de personas mayores. Pero yo cuento lo que realmente me ha permitido a mi salir adelante, con mucha suerte, pero poniendo de mi parte constancia y sacrificio hasta el máximo, y queriendo cada día ser mejor, superarme a mi mismo. Ese sacrificio obliga, claro, a renunciamientos...

Sí, el jugador joven tiene que renunciar a mucho. La vida del futbolista profesional se interpreta a veces como una pura delicia y no es cierto. Tiene muy buenas compensaciones, pero también exigencias que no soportarían todas las personas. Por ejemplo, no me gustan las concentraciones pero las que tengo que realizar”.

“La fama tiene un precio muy caro; le pasa a Maradona y a cualquiera en una situación parecida”

Confiesa que ha perdido su verdadera intimidad como persona. “Yo no soy ya un ciudadano que pueda pasar inadvertido. Para mí, claro, está mi familia, mi casa de Diestro, mi novia, y todo lo que el fútbol lleva consigo, pero la fama tiene un precio muy caro y eso le pasa a Maradona y a cualquiera que esté en una situación semejante. Pero no tengo otro remedio que adaptarme, porque es mucho a cambio lo que recibo. La popularidad no me molesta, porque yo soy sincero al reconocerlo, pero piensan y dicen a veces que soy esquivo, que huyo, y no es cierto. Calcule que recibo millares de cartas de todo el mundo. Pero la popularidad excesiva, como es mi caso, me obliga como le digo a no tener libertad en mi vida privada. No puedo pasar inadvertido. Pero no hago desplantes a nadie y ayudo a todo el mundo.

¿Tenía usted esperanzas de cuajar definitivamente como figura?

Siempre tuve esa fe, aunque se pensaba que no valía o no daba la talla. Yo tuve en el Argentinos Juniors mi escuela de formación y nunca olvido a este club. Me enseñaron todo, desde el principio, desde la división infantil más modesta.

Su ascensión fue rápida...

Sí, ya en juveniles, y el formar en el seleccionado de la categoría con 16 años. Es entonces cuando se me da la primera oportunidad de ascender escalones de mayor importancia, aun perteneciendo a un club modesto.

¿Siempre fue su estilo técnico el actual o ha cambiado algo?

Mi personalidad futbolística no la puedo enjuciar yo. Pero considero que manteniendo las características esenciales, que van con el jugador con su nacimiento deportivo, ha habido variaciones. Un jugador necesita también el aporte de disciplinas nuevas, de correcciones que se le enseñan, de virtudes que se acumulan, si se vale realmente, pero no hay que olvidar los defectos que se tienen. Maradona los tiene, como todos, y lo que preocupa es atender a lo que le dicen para superarlos.

Y añade: “Lo ideal en un jugador es empezar y terminar en el mismo equipo, es lo bonito, lo realmente hermoso y ejemplar. Pero como está hoy condicionado el fútbol, si el club es modesto tiene que pensar en sus propios beneficios y también en los del jugador, al que no se le puede cerrar el camino. Los aficionados se enfadan, no lo comprenden, pero luego reflexionan y dan la razón.

Diego Maradona solo deseaba el bienestar de su familia. “A mis padres y hermanos no les falta de nada. Quiero que disfruten de la vida, que sean felices. Si se arranca de la humildad, usted comprenderá que no se puede olvidar el sufrimiento, sacrificios, que han tenido sus seres queridos por ayudarle. Deseo que la vida no ofrezca ahora para para ellos ninguna dificultad. Mis padres hicieron incontables esfuerzos para sacarme adelante. Mi familia es para mi lo primero”.