La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lucha canaria

Mañas por la integración

El Unión Gáldar acoge a un grupo de menores migrantes para iniciarles en la brega

Mañas por la integración

La Asociación Coliseo llegó a Gáldar con el obejtivo de mejorar la vida de los menores no acompañados que tiene a su cargo. Y en el camino hubo alguna petición.

“Esto es algo que salió de ellos. A nosotros no se nos había ocurrido llevarles a probar la lucha canaria. Tenemos alguna actividad con equipos de fútbol de la zona, pero no se nos había pasado por la cabeza que les interesara la lucha canaria. Nos lo dijeron, se lo planteamos al Unión Gáldar y ahí están, con ganas de volver, de seguir y de repetir”.

Ibrahima, Lassana y Mahamadou, tres de los menores no acompañados que han llegado a Canarias en cayuco en los últimos meses, pidieron a sus educadoras que hicieran lo posible por abrirles las puertas de los Terreros. Sabían de la lucha canaria de antemano, de sus similitudes con la lucha senegalesa –practicada también sobre arena– y querían descubrirla en directo. “Hablamos con el club y el martes fueron por primer día. Van a repetir”, prosigue Ana Martín, directora del centro que la Asociación Coliseo tiene en el municipio del Noroeste de Gran Canaria.

En la última clasificación de puntales para esta temporada, cuyo transcurso está parado por culpa de la pandemia, Mahamadou Camara consiguió un hito histórico: ser calificado como puntal A, la máxima categoría en los terreros de lucha. Él es el máximo exponente del poder integrador de la lucha canaria unido al éxito deportivo. Camara, nacido en Mali, llegó en patera con solo 14 años a Los Cristianos (Tenerife) en uno de los últimos coletazos de la crisis migratoria de 2006. Encontró en la lucha un elemento que ha vertebrado su vida en Canarias. Su caso no es único.

“Hay que mirarle los ojos a estos niños. Es como si tuvieran sangre. Han debido de pasar mucho miedo para llegar hasta aquí. Nosotros ni nos lo pensamos, les dijimos que viniera, que probaran y que adelante. Les explicamos que no podíamos agarrar, porque aún no hay un protocolo para ello, pero que podíamos hacer otras cosas”, narra Rayco Ramírez, presidente del Unión Gáldar. “Llegaron miedosos, asustado, con mucho respeto. Y cuando acabó la actividad se estaban intercambiando los números con los compañeros del club. ¿Es que te imaginas llegar siendo un niño a otro continente sin tu familia? Es una brutalidad?”, argumenta Ramírez.

La base del Unión Gáldar comenzó a trabajar hace algunas semanas con entrenamiento físico y psicomotricidad –”son unos titanes”– de la mano de Jennifer Pérez y Felo Naranjo. Un primer paso antes de la luz verde para poder agarrar. “Ahora lo que podemos hacer es intentar transmitir valores a los chicos, nuestro cariño y nuestra pasión por este deporte”, prosigue.

En el centro que dirige la Asociación Coliseo, primero que tiene en la Isla, conviven 90 adolescentes que han llegado a la Isla. “Todos los días nos piden lo mismo: colegio”, explica Martín, cuya organización ha podido escolarizar a 22 de ellos. “Queremos que vivan una adolescencia normal mientras estudiamos el caso que tienen cada uno”, comenta. Todos los chicos están tutelados por el Gobierno de Canarias. “Hay que estar muy desesperado para hacer lo que han hecho ellos: jugarte la vida sin nadie al lado. Agradecemos mucho estos gestos”, sentencia en una unión que promete.

Compartir el artículo

stats