Ana Peleteiro se parece cada vez más a las más grandes figuras del atletismo mundial. La gallega adquiere ya ese portentoso dominio de la escena como los más grandes del atletismo, de la gestión de las situaciones límite. La triplista tuvo que hacerlo el domingo para encaramarse al segundo escalón del podio en Torun y engordar ese notable palmarés que ya tiene a los 25 años.

Estaba Ana Peleteiro fuera del podio después de cinco saltos. Lejos de sus mejores marcas después de un concurso en el que nunca se había sentido a gusto y donde como ella misma dijo "su cabeza decía que no". Un episodio más de una temporada extraña en la que la falta de competición, el cambio de costumbres y hábitos ha tenido su coste enorme en buena parte de los atletas, sobre todo en los especialistas en concursos.

Por si fuera poco la saltadora gallego ha pasado por problemas físicos que han condicionado su preparación. Llegaba a Polonia cargada de ambición, pero consciente de que el momento de su temporada aún no había llegado. La mejor marca en la final habían sido unos 14,34 que estaban muy lejos de sus mejores registros y que para nada cumplían con sus expectativas. Es evidente que Ana Peleteiro aún no es la que hace dos años conquistó el oro en Glasgow gracias a una marca de 14,73 que le valieron para batir el récord de España, pero al mismo tiempo era consciente de que sus piernas tenían algo más.

A falta de un intento el oro estaba en poder de la portuguesa Patricia Mamona que acababa de batir el récord de Portugal con 14,53 metros. En ese momento Peleteiro se fue en busca de su gurú, de ese Iván Pedroso que la ha moldeado y mejorado durante los últimos años. El cubano era un especialista de los últimos saltos. En muchos de ellos construyó su leyenda. Cuando la presión podía con la mayoría, Pedroso volaba a lomos de la presión. Algo de eso ha contagiado a la gallega. Antes de ese último ataque, la última recomendación, una invocación más al coraje que a la técnica. Y allí se fue Peleteiro.

La gallega firmó el mejor salto del concurso y de su temporada. 14,52 anunció el marcador. La plata en el bolsillo (con la misma marca que la alemana Neele Eckhardt) y a solo dos centímetros del oro (la portuguesa hubiese sido oro en caso de igualdad de marcas). Una liberación para la gallega, convertida por méritos propios en uno de los seguros de vida que tiene el deporte español, una deportista que ya ha dejado atrás los años de dudas y de decepciones y se ha subido al podio con asiduidad. Por solo un centímetro ha cedido la corona europea. No tiene nada que reprocharse.

A la conclusión de la final Ana Peleteiro afirmó que la medalla de plata que ha ganado en la final de triple salto de los Europeos en sala de Torun le sabe a oro porque ha competido con molestias musculares y con la cabeza "diciendo que no".

"Por eso, aunque sea una plata me sabe a oro. Me quedo con lo que he sido capaz de hacer. He competido con molestias en los isquios, en la espalda, con la cabeza diciéndome que no y yo diciendo que sí, centrándome en lo que tenía que hacer", comentó.

La atleta gallega indicó que, después de cinco años entrenando con Iván Pedroso en Guadalajara, ha aprendido a aprovechar el último salto, como hacía el cubano en su etapa de saltador en activo. "Por fin he aprendido la técnica Iván Pedroso, que es sorprender en el último salto. Sabía que hoy estaría por encima de los 14 metros, pese a que llegué a Torun con el pie hinchado que me hice justo antes de salir de Madrid. Ahora ya tengo ganas de verano, de atacarlo a tope", apuntó.

"Se me escapó el oro, sí, aunque por un centímetro, pero he estado en mis mejores marcas, soy subcampeona de Europa y eso no se dice todos los días, estoy muy contenta", concluyó la gallega que ahora comenzará la preparación de la temporada al aire libre que la llevará a los Juegos de Tokio para la que ya está clasificada.

Las medallas de Ureña y Mechaal cierran la participación española

Jorge Ureña se mantuvo en el podio del pentatlón por tercera edición consecutiva y sólo cedió ante el mejor del mundo, el francés Kevin Mayer, plusmarquista mundial de decatlón y europeo del heptatlón, que ganó la combinada con 6.392 puntos, frente a los 6.158 de Ureña y los 6.133 del polaco Pawel Wiesiolek. Cuatro días después de cumplirse el segundo aniversario de su victoria en el Europeo en Glasgow con 6.218 puntos, Ureña, que también había ganado una plata en Belgrado 2017, logró su objetivo de mantenerse en el podio.

La final de 3.000 deparó un bronce a España. Dos días después de conseguir el título de 1.500, el noruego Jakob Ingebrigtsen, el mejor mediofondista europeo desde los tiempos de Fermín Cacho, remató un doblete sin precedentes en los Europeos bajo techo al ganar el 3.000 por delante del belga Isaac Kimeli y de Adel Mechaal. Un último mil en 2:21.90 entregó el triunfo a Ingebrigtsen, que hizo récord personal con 7:48.20. Kimeli acreditó 7:49.41 y Mechaal adelantó en la recta al otro español, Mohamed Katir, para colgarse el bronce con 7:49.47. Katir, que había salido en persecución de Ingebrigtsen, cedió en los últimos metros y se quedó a 25 centésimas del podio.

La jornada de clausura presentó en sociedad a una figura en ciernes de los 60 m vallas, el pamplonés de 20 años Asier Martínez, que en su debut con la selección absoluta terminó cuarto, a sólo 4 centésimas de la medalla de bronce. El francés Wilhem Belocian se llevó el oro con 7.42, el británico Andrew Pozzi -campeón mundial- la plata con 7.43 y el italiano Paolo Dal Molin el bronce con 7.56, seguido del campeón español, que hizo récord personal con 7.60.