Hay individuos que a su paso dejan huellas imborrables en la memoria y en los corazones de millones de personas, convirtiéndose en leyendas. Armados con un talento innato y un carisma único, son capaces de llegar al alma de quienes siguen creyendo en la magia, de aquellos que aún conservan al niño que vive en el interior de cada uno.

Uno de esos nombres propios es el de Fernando Alonso Díaz (Oviedo, 1981), que hace ya veinte años puso en el mapa del motor a Asturias e ilusionó a un país que descubrió la Fórmula Uno. Sus heroicas victorias y sus más humanas derrotas hicieron que el Gran Circo conquistase los televisores de millones de familias, incluso los de las más alejadas del mundo del 'motorsport'.

El piloto ovetense, que se despidió de la categoría que le vio reinar al finalizar la temporada 2018, regresa este año con la intención de seguir ampliando un palmarés digno de los grandes de la historia del automovilismo. Y es que, lejos de estancarse, el salón de trofeos de 'Magic' ha continuado creciendo en los 24 meses y un día que ha estado apartado de la F1 gracias a nuevos desafíos en diferentes disciplinas.

Ahora, el bicampeón del mundo considera que es momento de regresar y este fin de semana toma los mandos del Alpine, antes Renault, para arrancar una temporada que se presume tan apasionante como complicada.

Alonso brilla en un comienzo gris de Alpine

El piloto español se presentó en los test de Bahréin recuperado tras la fractura de mandíbula que sufrió al ser atropellado por un vehículo cuando circulaba en bicicleta cerca de su residencia en Lugano (Suiza).

Las 206 vueltas que dio al trazado de Sakhir evidenciaron que a sus 39 años mantiene un gran estado de forma y sus tiempos dejan claro que su velocidad permanece intacta. Tanto es así, que su mejor crono fue 8 décimas más rápido que el de su compañero, el francés Esteban Ocon. Obviamente, se deben tener en cuenta las distintas condiciones de la pista o la carga de combustible que llevaba cada uno, pero los datos muestran que Alonso llega con un apetito voraz y en plenas facultades.

Con respecto al resto de la parrilla, el ovetense salió de Bahréin con el décimo mejor tiempo, aunque por delante de él hasta cinco pilotos marcaron su mejor crono con un neumático más blando que el empleado por Alonso. Por ello, se puede presumir cierto margen de mejora.

Pero no todo fueron buenas noticias. Su monoplaza, el Alpine A521 dejó sensaciones agridulces. El bólido se mostró muy fiable, pero no manifestó un gran ritmo sobre el asfalto, por lo que, por el momento, se espera que pueda luchar por entrar en los puntos. Veremos si de darse las circunstancias adecuadas, la marea azul puede celebrar algún podio.

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Fernando Alonso con Alpine en los test de Bahréin EP / REUTERS

"Muy emocionado" por su regreso

A tres días de subirse a su nuevo monoplaza, Alonso se mostró "muy emocionado" ante su regreso en el Gran Premio de Bahréin y reconoció el trabajo realizado. "Ha habido mucha preparación para este momento, no solo con el equipo durante las pruebas y el trabajo realizado en ambas fábricas durante el período invernal, sino también personalmente. Desde que acepté unirme al equipo Alpine, me he esforzado mucho para estar preparado tanto física como mentalmente para esta temporada", señaló.

El asturiano subrayó que se encuentra "muy motivado" ante la "temporada desafiante que hay por delante". "Fue divertido estar al volante de un coche de Fórmula Uno durante los test, pero ahora no puedo esperar para correr", confesó el doble campeón del mundo.

20 años de su debut

Desde que se subió por primera vez a un kart con tres años, Fernando Alonso, arrancó una carrera que le llevó a conquistar dos campeonatos del mundo de Fórmula Uno (2005 y 2006), un Mundial de Resistencia WEC (2019) y a convertirse en el único piloto de la historia en entrar en dos ocasiones en el Salón de la Fama de la FIA.

Pocos pensaban que aquel joven piloto de 19 años que debutó en el Gran Circo en marzo de 2001 a bordo de un modesto Minardi llegaría a ser uno de los nombres propios de la historia del automovilismo. A la altura de míticas figuras como Fangio, Lauda, Prost, Senna o el propio Schumacher, Fernando Alonso fue forjando su leyenda a base de trabajo, constancia y un talento descomunal.

Su enorme potencial no pasó desapercibido en un paddock que presenciaba el nacimiento de una estrella. 'El Nano' aterrizó en Renault tras terminar su cesión en Minardi para convertirse en 2003 en el piloto más joven en ganar una carrera, en lograr una 'pole position' y un podio en la máxima categoría.

Las temporadas 2005 y 2006 quedaron marcadas para la historia. Alonso conquistó la gloria con dos títulos mundiales y acabó con la tiranía de Michael Schumacher y Ferrari, que acumulaban cinco títulos de pilotos y seis de constructores consecutivos.

Tras dos temporadas históricas en las que alrededor de Fernando se formó una marea azul de fieles seguidores, 'Magic' sufrió una amarga temporada con McLaren – Mercedes. Sus sonados desencuentros con la dirección de la escudería y con su compañero de equipo, el británico Lewis Hamilton, llevaron al ovetense de vuelta a casa, a Renault. Poco después firmó con la mítica Ferrari, escuadra con la que trató sin éxito de acabar con el dominio de Red Bull. Tras cinco temporadas en las que sumó tres subcampeonatos vestido de rojo, decidió emprender un arriesgado reto de vuelta a McLaren, donde un jovencísimo motor Honda no dio la talla y frustró a un Alonso que en 2018 se despidió del Gran Circo.

Nuevos retos fuera de la F1

Tras su marcha de la F1, el ovetense, lejos de tomarse un respiro, asumió grandes retos para saciar su hambre. En el horizonte se encontraba el gran objetivo de conquistar la Triple Corona, un logro que se otorga a los pilotos ganadores de las tres carreras más famosas del mundo: El Gran Premio de Mónaco o el Campeonato Mundial de F1, las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis.

Alonso conquistó en 2018 y 2019 la prestigiosa carrera francesa y engrosaba su palmarés con el Mundial de Resistencia WEC (2019). Sin embargo, los resultados en Estados Unidos no fueron los esperados. Después de sorprender a propios y extraños en el circuito oval en 2017, donde un problema mecánico arruinó su intento de ganar las 500 millas de Indianápolis, el asturiano, impedido por un coche muy poco competitivo no logró en 2019 clasificarse para la carrera. Fue en 2020 cuando consiguió cruzar por primera vez la línea de meta en el 'Indianapolis Motor Speedway' y lo hizo en la 21ª posición.

El español aprovechó el tiempo alejado de la F1 para abrir una página nueva en su historia participando en el Rally Dakar 2020, sumándose así a la lista de pilotos de Fórmula Uno que se atrevieron a desafiar la durísima prueba del desierto. Alonso volvió a asombrar con su capacidad de adaptación a una disciplina que no guarda ninguna relación con las categorías que se disputan en circuitos cerrados.

Junto a Marc Coma, Alonso hizo bailar al Toyota sobre las dunas para finalmente acabar en 13º posición (a 4 horas y 42 minutos del ganador, Carlos Sainz). 'Magic' logró terminar una de las carreras más exigentes del planeta y se mostró muy competitivo, con un segundo puesto de etapa y dos cuartos.