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El vuelo olímpico de Nico

«Cuando salí de la piscina dije, ¡buah!, no me lo creo», relata Nicolás García-Boissier recordando su cuarta plaza en la Copa del Mundo, que le clasificaba para los Juegos

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Nico García Boissier, saltador clasificado para los Juegos de Tokio José Carlos Guerra

“Cuando salí de la piscina y vi el cuarto puesto dije, ¡buah!, no me lo creo”. El grancanario Nicolás García-Boissier, cuarto en la Copa del Mundo de saltos de trampolín en la prueba de tres metros, rebosa humildad a pesar de que hace dos semanas consiguiera uno de los mayores hitos para España en esta especialidad de la natación. Su actuación en el evento celebrado en Japón le valió a su vez para conquistar una plaza para los Juegos de Tokio. Un reto que el joven saltador del CN Metropole llevaba persiguiendo prácticamente desde Londres 2012. Ya empezaba a consolidarse en el panorama de los saltos españoles, después de ir quemando etapas desde que, con seis años de edad, empezó junto a su hermano gemelo, Héctor, ha hacer los primeros pinitos en la torre metropolista.

En ese proceso de crecimiento, con una aventura de por medio entre la beca concedida para prepararse en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) y su mudanza a Madrid para iniciar sus estudios universitarios, Nico García-Boissier regresó hace un año a casa.

“Con el tema de la pandemia decidí regresar con Quique –Martínez–, el entrenador de toda mi vida; no puedo tener más que palabras de agradecimiento al club, el Metropole, por todas las facilidades que me dan en el día a día”, expone el saltador grancanario en cuanto a su trayectoria deportiva, desde que se inició junto a su hermano en las instalaciones de la entidad isleña hasta su reciente consagración con su mejor resultado en una competición de gran calado internacional.

Y que mejor forma de agradecer al Metropole que pasear su nombre con orgullo, junto con el de Gran Canaria, en país del sol naciente a partir de julio. En su vuelta a casa tras participar en el Europeo de Budapest, Nico no para de recibir felicitaciones de los socios y usuarios del club. Y los abrazos que se lleva de los saltadores más pequeños, que ven en él a un nuevo héroe. De los jóvenes y de los mayores. “Oye, Nico, felicidades, ¡eh! Desde el otro día estuvimos pegados a la tele para ver tus saltos y que alegría nos diste”, comenta una madre desde la cafetería del recinto deportivo con una sonrisa cómplice con el nuevo referente de sus vástagos.

El mismo reconocimiento que le otorga Quique Martínez al trabajo que realiza día a día su discípulo desde el trampolín. “En los 33 años que llevo de entrenador, no he tenido nunca un deportista en mis manos que tenga la capacidad mental de superación que tiene Nicolás”, suscribe su alquimista. “Quizás no posea las mejores cualidades físicas del mundo, hay que ser honesto, pero todas esas posibles carencias las suple con su constancia. Otros rivales a lo mejor están fundidos y paran, en cambio él siempre está ahí para darlo todo”, añade el también preparador de la selección española.

Esa misma honestidad es la que quieren transmitir a todos los que a partir de la cuarta plaza lograda en la Copa del Mundo han puesto sus ojos en Nico como un posible ganador de medalla en la próxima cita olímpica de Tokio.

“Es el mejor logro de España, pero eso no significa que haya que cambiar las expectativas en los Juegos, la meta es entrar en los 18 mejores, clasificarme para la semifinal y todo lo que pase de ahí en adelante será un regalo”, puntualiza el joven saltador grancanario.

“Hay que seguir con el mismo plan de trabajo y los éxitos llegarán si tienen que llegar, sobre todo teniendo en cuenta que uno de los objetivos del calendario era el hecho de clasificarse para los Juegos”, señala el entrenador de Nico García-Boissier.

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