El fútbol sudamericano ha quedado salpicado por un escándalo insólito: Brasil y Argentina apenas jugaron cinco minutos de su partido por las eliminatorias del Mundial de Qatar. De repente, agentes de la Agencia de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) entraron al terreno de juego con la intención de llevarse detenidos a cuatro futbolistas del seleccionado celeste y blanco que juegan en la Premier inglesa: Emiliano Martínez, Giovani Lo Celso, Cristian Romero y Emiliano Buendía. Hubo empujones, gritos y, por sobre todo, una sorpresa mayúscula entre los integrantes de ambos equipos. La federación regional (Conmebol) suspendió el encuentro que se disputaba en Sao Paulo. Queda por el momento en el aire qué equipo se quedará con los tres puntos.

Antes de que se hiciera público el anuncio, los argentinos abandonaron el campo. Messi retornó luego sin la camiseta oficial, se acercó a su amigo Neymar y al entrenador brasileño, Tite, y les dijo: "nos vamos". Messi volvió al camarín abrazado con Dani Alves. Los jugadores de la canarinha permanecieron en el terreno a la espera de una orden.

El clásico sudamericano siempre ha tenido capítulos heroicos y dramáticos. Pero nunca había tenido lugar una situación tan absurda. "Hace tres días estamos acá, avisaban (que no se podía jugar) y listo", dijo Messi, tratando de convencer a los funcionarios de Anvisa de que dieran marcha atrás.

Horas antes de que comenzara a rodar el balón, Anvisa intentó deportar a los cuatro jugadores. La Conmebol se vio obligada a recordar que para disputar las eliminatorias sudamericanas, todas las federaciones aceptaron las excepciones que involucraban a los jugadores provenientes de Europa (corredor sanitario, vacunación, PCR y burbuja). A su vez, dejó en claro que las Eliminatorias se rigen por criterios establecidos por la FIFA. "Hay normas para estos partidos", recordó también el presidente de la federación argentina, Claudio Tapia. El embajador argentino en Brasilia, Daniel Scioli, entró en escena para garantizar la salida del país de los integrantes del seleccionado.

La reacción de Anvisa

Anvisa intentó pasar por alto las pautas fijadas por la FIFA y fue con la Policía Federal al hotel donde se hospedaba el seleccionado argentino. La Conmebol intervino y presionó a Confederación brasileña para que el equipo de Messi pudiera trasladarse al estadio sin ninguna baja. Lo que pareció ser un incidente pasajero se convirtió apenas en el preludio de un problema mayor.

"Anvisa considera la situación un grave riesgo para la salud, por lo que aconsejó a las autoridades sanitarias locales que determinen la cuarentena inmediata de los jugadores, quienes no pueden participar en ninguna actividad y deben ser impedidos de permanecer en territorio brasileño", dijo el organismo y, en los hechos, dio a entender que impediría la realización del partido. Messi tenía razón: "Nos estaban esperando".

El entrenador argentino, Lionel Scaloni, expresó su tristeza por el desenlace. "Esta iba a ser una fiesta con los mejores jugadores del mundo", dijo en alusión a Leo y Neymar. "No era la manera de terminarla".