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Gimnasia

Noche de chicas con Simone Biles

Lejos de la presión de la competición, la gimnasta ha paseado con otras compañeras de la élite el Gold Over America Tour por 32 ciudades de EEUU

Goat, con Simone Biles.

Los estadounidenses tienen un talento innegable para rodear el deporte de espectáculo, o volverlo uno. Ahí están las cheerleaders, el concierto en el descanso de la Super Bowl, cualquier partido de lo que sea o troupes como los Harlem Globetotters. Gold Over America Tour sigue esa tradición, pero va más allá. Porque la gira liderada por la gimnasta Simone Biles que este otoño ha recorrido más de tres decenas de ciudades de Estados Unidos, y que el sábado en su penúltima parada recaló en Brooklyn, es un ejercicio de empoderamiento, una celebración del bienestar mental y del cuidado de uno mismo, un espectáculo parecido a un concierto pop mucho más ligero en exhibición deportiva que en música, bailes o vídeos pero que conquista al público infantil al que claramente va dirigido.

<p>Goat, con Simone Biles</p> John Cheng

 La gira estaba planeada desde 2019, cuando Biles la pensó como una alternativa “totalmente diferente” a los tour que suele organizar tras los Juegos Olímpicos la federación estadounidense de gimnasia, pero ha llegado en momento oportuno para los fans y para la deportista. Se ha producido cuando lo peor de la pandemia ha pasado y con las vacunas o las mascarillas se puede saciar el apetito por el entretenimiento. Y ha llegado después de esos juegos de Tokio sin público en los que Biles puso su salud mental por delante de las expectativas propias o ajenas y se retiró de la competición por equipos tras encontrarse con lo que llamó “los demonios de la cabeza” (aunque volvió para sumar a su inigualado medallero un bronce en barra de equilibrio).

Mensaje de inspiración

El espectáculo da la oportunidad a la gimnasta de 24 años de alejarse de cualquier presión y dedicarse, ante todo, a la diversión y a lanzar ese mensaje de inspiración a nuevas generaciones y de cuidado de uno mismo al que ahora dedica buena parte de sus esfuerzos (se acaba de sumar como “consejera de impacto” de una aplicación que presta atención de salud mental remota ). Y aunque en el cartel y en el suelo, la barra de equilibrio y las asimétricas que se despliegan hay talento deportivo a raudales, pues el espectáculo cuenta con las medallistas olímpicas Jade Carey, MyKayla Skinner, Jordan Chiles y Grace McCallum, con las campeonas mundiales Chellsie Memmel y Morgan Hurd y otras gimnastas de élite como Laurie Hernandez, Katelyn Ohashi, la francesa Melanie De Jesus dos Santos y la canadiense Ellie Black, Biles es el imán.

La tejana, que recientemente ha reconocido que está “todavía asustada de la gimnasia”, modera sus piruetas y ha admitido también que es extraño ver cómo compañeras hacen lo que ella solía hacer. Pero es a ella sin duda es a quien ha ido a ver Avvy, una niña negra de 11 años que, como su ídolo, también ha encontrado en la gimnasia su pasión. Está ya, según cuenta orgullosa, “en el nivel 4” e incluso puede presumir de haber ganado ya alguna competición. “Los entrenadores dijeron que saliera a divertirme, lo hice y gané”, dice.

100 dólares por cabeza

Para la madre de la pequeña, Cassandra Patterson, no hubo dudas sobre desembolsar los casi 100 dólares por cabeza por entrada para unos asientos en la grada intermedia del Barclays, no los más baratos pero tampoco los más caros. Porque ve que “Simone es una inspiración para las niñas negras, especialmente en un deporte predominantemente blanco”. Y cree que deja también muchas enseñanzas a los adultos. “Muchas veces los padres presionamos y presionamos pero es mejor a veces decirles que conviene parar”, reflexiona, antes de aplaudir también a Biles por cómo ha denunciado públicamente, incluyendo en su reciente testimonio en el Congreso, los abusos sexuales a los que le sometió Larry Nassar y el encubrimiento del sistema y la federación.

Aunque las gradas están llenas de niñas, entregadas a una banda sonora donde no faltan BTS, Dua Lipa o Katy Perry y donde suenan canciones como ‘Love myself’, 'Don’t you worry about a thing’ o ‘Girls just wanna have fun’ hay también jóvenes adultas como Clara y Agustina, dos argentinas de 27 y 22 años respectivamente, grandes admiradoras de la gimnasia. Para ellas el espectáculo es un poco demasiado eso, y aunque en varios momentos han podido comprobar “el nivel alucinante” de las gimnastas, suman una lista de lamentos, aunque matizados por su comprensión de que el objetivo es inspirar al público infantil: “no puedes prestar atención a todo”, “las bailarinas están de más”, “no es deporte sino espectáculo”.

La mejor de siempre

Todo acaba con un grupo de niñas cuyos padres han pagado extra saliendo al escenario con las deportistas y luego, bajo una lluvia de confetti dorado, el adiós.  Y se queda en el aire la sensación de haber vivido “una noche especial” para pequeñas como Lily Draper, que a los siete años está eufórica, y no solo por haberse pasado con mucho su hora habitual de acostarse. “Hoy ha sido una noche de chicas” exclama. “¡No bro power!” ¿Qué le ha gustado más? “El maillot de Wonder Woman”.

El público empieza a salir, aunque aún se hacen colas para comprar “merchandising”, incluyendo esos maillots llenos de brillo y una peluche de una cabra con cuernos y pezuñas doradas, esa GOAT que es el acrónimo del nombre del Tour pero también de lo que es Biles casi sin discusión: the Greatest of All Time, la mejor de todos los tiempos.

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