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Fútbol femenino

Alexia Putellas, una pionera para impulsar el cambio

"Esto acaba de comenzar", proclamó feliz la capitana del Barça, y de España al tener en sus manos el Balón de Oro

Alexia Putellas, con el Balón de Oro.

Eli Segura, su madre, no la dejaban caminar tranquila por Mollet cuando iba a trabajar, mientras ella, Alexia Putellas, se levantaba orgullosa en Sevilla tras haber dormido junto a un Balón de Oro. Y de París, abandonada la pompa de una gala repleta de glamour, al césped de La Cartuja para vestirse con la camiseta de la selección española.

"Esto acaba de comenzar", proclamó feliz la capitana del Barça, y de España, por tener en sus manos una pelota tan preciosa. No lo decía solo por ella. Ni mucho menos. Ella lo acariciaba ("es un premio individual"), pero no se lo arrogaba ("es, sin duda, un éxito colectivo y yo lo siento así"), aunque era consciente de que su condición de pionera le otorga un rol esencial en la lucha por dotar de las condiciones adecuadas al fútbol femenino.

Alexia Putellas, en la gala del Balón de Oro.

"Esto acaba de comenzar, es un antes y después"

Alexia Putellas - Jugadora del Barça

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Un fútbol que vive profundas contradicciones. Instalado en la élite mundial (Alexia Putellas fue la primera y Jenni Hermoso, delantera del Barça y de la selección, se apropió de la segunda plaza), pero sin la visibilidad y consideración profesional. “Esto es un antes y después”, gritó con dignidad desde el plato más mediático que se puede tener -el fútbol estaba reunido en el Theatre du Chathêlet parisino- para defender los derechos que todavía no tienen las mujeres cuando juegan un partido.

Alexia Putellas se siente "una privilegiada". Es la número uno del mundo, tras ser coronada por la UEFA como la mejor de Europa este pasado verano, imagen de tres marcas (Nike, Visa y Hublot) y acaba de renovar por el Barça hasta el 2024 después de conquistar el triplete. Aunque no tiene, de momento, el activismo social y hasta político de su predecesora en el Balón de Oro, la norteamericana Megan Rapinoe, ni posee el impacto mediático que irradiaba la noruega Ada Hegerberg, la primera en besar tan preciada pelota.

Ella, tímida al inicio, se ha reconstruido como futbolista (empezó siendo extrema zurda, ahora es interior y con gol), adquiriendo, además, una firmeza en su discurso, repleto de argumentos incuestionables.

Se siente una privilegiada y no se refiere solo a ese premio sino porque habita en el ecosistema del Barça, un modelo de éxito, estable, coherente y bien argumentado bajo la dirección de Markel Zubizarreta. Pero eso es, desgraciadamente, una excepción en un país donde también sobresale la cara oculta, simbolizada en las penurias que ahogan, y de forma indigna, al Rayo Vallecano.

Cohabitan ambos clubs en la misma competición, pero viven universos diferentes. En Vallecas, las jugadoras están instaladas en la precariedad. No tienen ni médico, como se vio cuando los doctores del Athletic tuvieron que atender a la chilena Camila Saéz por un golpe en la cabeza.

El grito rayista ("¿hasta cuándo van a permitir esta situación? ¡No podemos pedir más! Respeto y dignidad", tuiteó Paula Andújar) es devorado por el silencio institucional. Del club y de los organismos que rodean la estructura del fútbol femenino.

Juega por la memoria de su padre

Alexia Putellas, en su emotivo discurso parisino donde cohabitaron el uso del castellano y el catalán ante una audiencia planetaria, tuvo el tono reivindicativo de una mujer comprometida con su oficio. Y con su pasión.

No llevaba nada escrito, como recordó su madre. Tampoco hacía falta porque lleva casi una década jugando por la memoria de su padre, que falleció cuando ella tenía 18 años. Se sabía de memoria lo qué quería decir. Y a quien quería decírselo.

Alexia Putellas recibe el Balón de Oro rodeada de su madre y su hermana. EFE

"No hay excusas para que todo el mundo tenga derecho a poder soñar a ser futbolista y a hacerlo con unas condiciones dignas para ser profesional"

Alexia Putellas - Jugadora del Barça

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"No hay excusas para que todo el mundo tenga derecho a poder soñar a ser futbolista y a hacerlo con unas condiciones dignas para ser profesional", exigió la nueva Balón de Oro, empeñada en defender a sus compañeras, investida como está ahora de la autoridad moral y, sobre todo, mediática que le proporciona ese nuevo estatus.

Sin acuerdo para la Liga profesional

Una vez alcanzada la cima, y tras recorrer un camino lleno de curvas sinuosas (cuando tenía 12 años tuvo que dejar el Barça porque no había plaza para ella, acogida en el Espanyol primero y Levante después, clubs ejemplares en la construcción del relato del fútbol femenino de este país), quiere que su voz sea escuchada. No habla Alexia de Alexia.

Habla de las que están ahora jugando en un torneo, la Liga Iberdrola, con escasa visibilidad mediática, en permanente desacuerdo incapaz de consensuar en estos seis últimos meses unos estatutos para constituir la futura Liga profesional. No se atisba tampoco un pacto inminente que permita convocar unas elecciones para elegir a la figura que ponga en marcha este campeonato.

Las jugadoras, y Alexia entre ellas, claro, ya están cansadas. Hace dos semanas expresaron su indignación porque no se avanza en este asunto capital para el futuro del fútbol femenino. Del cansancio porque no se ve solución pasaron a los gestos, interrupción de 30 segundos y después de un minuto en los partidos ligueros, unido a que las futbolistas de la Real Sociedad y Levante se taparon con la mano el parche del escudo de la federación. Y flotando en el ambiente hasta la posibilidad de una huelga, irritadas como están porque no se avanza nada.

Horas después del Balón de Oro, la Generalitat de Cataluña concedió a Alexia la Creu de Sant Jordi

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Apagadas las luces de París y mientras no se detienen los reconocimientos individuales (la Generalitat de Cataluña le concedió la Creu de Sant Jordi horas después del Balón de Oro), Alexia sigue a lo suyo, avalando con energía la idea de dos compañeras suyas en el Barça (Andrea Pereira y Patri Guijarro), que junto a la abogada Amanda Gutiérrez, ponen en marcha hoy el FUTPRO, sindicato especializado únicamente en fútbol femenino. El balón que habitará en la casa de Alexia Putellas es de oro. Pero todo lo demás no.

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