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Abusos en el deporte

Una víctima de abusos del entrenador de Barcelona: "Con 6 años Benaiges me bajó las bragas y me tocó por todas partes"

"Con ocho años me encerró con cinco chicos mayores. Es el momento que más miedo he pasado en mi vida", relata Maria sobre las prácticas de Albert Benaiges, excoordinador en la cantera del Barcelona

Anna, una de las exalumnas que denuncia el acoso de Benaiges.

El primer recuerdo que Maria tiene de Albert Benaiges y de la Escola Barcelona de Les Corts es cuando tenía seis años. "Recuerdo a ese señor bajándome las braguitas y tocándome por todas partes en el vestuario. Tenía seis años la primera vez y desde ahí, ocho años más", relata a este diario. El momento más terrorífico vivido también tiene como protagonista al que, hasta la semana pasada, era el coordinador de la cantera del Barça. "Con ocho años hacía extraescolares de gimnasia y me encerró en el vestuario con cinco chicos mayores, algunos que no eran ni del colegio y que tenían 16-17 años. Es el momento que más miedo he pasado en mi vida". Ha bloqueado lo que pasó después, igual que muchos más incidentes con Benaiges de por medio. "Solo recuerdo las burlas de esos chicos cuando pude salir corriendo".

El excoordinador del futbol base ha sido denunciado por abusos sexuales a menores, según informó el diario 'ARA'. Las víctimas le acusan de realizar todo tipo de tocamientos, juegos sexuales y de masturbarse al lado de menores durante dos décadas que estuvo como profesor de educación física de la Escola Barcelona de Les Corts. "He vivido muchos años con él, fue uno de mis entrenadores y nunca tuve sospechas de que esto pudiera pasar", aseguró Xavi. El hoy entrenador del primer equipo del Barça conoció al extécnico en las escalas inferiores del club. "No digo que no haya pasado, pero no tenía ninguna sospecha", insistió, de un tema "complicado y delicado" de tanta afectación personal. 

Una víctima de abusos del excoordinador del Barça: "Nos hacía quitarnos la toalla o nos la quitaba él"

Una víctima de abusos del excoordinador del Barça: "Nos hacía quitarnos la toalla o nos la quitaba él" EPC

Un grupo de exalumnos ha decidido presentar denuncia. El viernes ya lo hizo una chica y está previsto que durante los próximos días lo hagan otras personas. En declaraciones al 'Ara', el acusado niega cualquier tocamiento, pero reconoce que no repetiría nada de lo que hizo en aquella época. Unos sesenta testimonios han explicado su experiencia como alumnos en los años 80 y 90 de un educador que se extralimitó sin que el centro interviniera, dejando secuelas psicológicas tanto a niños como niñas afectadas.

De los abusos a la anorexia

El Periódico de Catalunya ha podido hablar con varias de sus exalumnas en los años 80. Maria explica que dos veces al año Benaiges se quedaba sentado tocaba mientras se duchaban. Además del trauma de los tocamientos, se añadía la rabia de que no la creyeran y la tacharan de loca. "La directora le decía a mis padres que yo era la rebelde, que tenía que ir a un psicólogo, que estaba mal de la cabeza, que eran imaginaciones mías y no sé cuántas cosas más. Mi padre me pegó una hostia que no veas, no tienes nadie que te defienda. Y eso hizo que me fuera aislando cada vez más, cada vez más tímida y retraída". Un día Benaiges la castigó en el comedor y le dijo que no se moviera. "Me escapé por la cocina, saltando la valla con solo 10 años, corriendo a casa con mi madre muerta de miedo". Empezó a tener un cuadro de anorexia "por culpa de todo esto" y estuvo casi dos años sin ir a clase hasta que en octavo cambió de colegio, siguiendo el consejo que una profesora le había dado a su madre. "Benaiges era un encantador de serpientes y el centro le apoyaba", señala. "Era un ídolo para muchos niños y para convencerles les decía que era muy buenos y los meterían en el Barça como intentó con mi hermano".

Al ver que el centro no tomaba medidas, unos padres pidieron un justificante médico para que su hija no tuviera que ir a clase de educación física. A base terapia, Maria ha podido combatir el trauma aunque reconoce que aún es incapaz de pasar por delante del antiguo colegio.

Anna, una de las denunciantes de acoso de Benaiges. JORDI OTIX

Reprimenda escolar por denunciarlo

"Ha sido una sorpresa, pensábamos que solo nos había pasado a nosotros y ya está", comenta Anna, al saber que no solo pasó en su promoción. "Cuando estábamos en la escuela y la cosa se puso un poco más desagradable con las compañeras hablábamos de quejarnos de alguna manera y la madre de una fue a quejarse a dirección. No la creyeron, dijeron que la niña había mentido y luego nos dieron una reprimenda en clase, que estábamos inventando, que no podíamos hablar así de un profe. Si de mi clase dos madres se quejaron y no les hicieron caso, multiplícalo por todos los grupos y años. Habrán sido centenares de quejas en 20 años. Es casi igual de grave, colaboraron a que se alargara en el tiempo y hubiera más víctimas", lamenta.

Anna le tuvo de profesor en los años ochenta y recuerda cómo con la entrada en la pubertad le incomodaba que la insistencia de Benaiges en estar presente mientras se duchaban. "Había una arcada entre la zona de los vestuarios y la de las duchas y el se ponía allí y nos hacía quitar la toalla o nos la quitaba él directamente. 'Sin toalla, que no tenéis que tener vergüenza', insistía. Se quedaba mirando y nos sentíamos muy violentas. Y él decía que no, que no pasaba nada y que nos teníamos que acostumbrar. Por eso cuando terminaba la clase Íbamos muy rápido al vestuario, nos mojábamos la cabeza y nos poníamos la toalla para hacer ver que nos habíamos duchado".

Elizabeth, que explica cómo Benaiges la obligó a ducharse tirándola del pelo. JOAN REVILLAS

Elizabeth no ha olvidado el día que Albert entró en el vestuario y le preguntó a una compañera si Elizabeth se había duchado. Al enterarse que no le dijo que se metiera en la ducha. "Me cogió del pelo y me metió en la ducha. Fue muy humillante". Relata, con 11 años, y dos chicas más fueron a hablar con Mari Carmen de Miguel, directora entre 1982 y 1991. "Nos escuchó, se quedó muy perpleja pero no pasó nada. Él era el rey del mambo". Revive la vergüenza que le hacía desnudarse delante del profe, que sentía cuando hacían la voltereta en el plinto y aprovechaba para tocarlas. Igual que cuando hacían el test de Cooper, 12 minutos de esprint. Mientras a los chicos lo hacía contaba las pulsaciones a través de las muñecas, a ella lo hacía tocándole el pecho izquierdo.

El cambio de la 'ley Rhodes'

"Estuve en tratamiento psicológico, nadie me creían, me decían que era una paranoica. A los niños se les tiene que cuidar de los depredadores sexuales", relata. A principios de año llamó a un abogado porque quería denunciarlo, pero entonces le dijeron que su caso había prescrita. La nueva ley Rhodes, que entró en vigor en junio y amplía la prescripción a 50 años, ha cambiado el escenario.

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