Hugo Maradona, hermano de Diego Armando, murió este martes a los 52 años en su casa de Nápoles como consecuencia de un paro cardíaco. Había nacido el 9 de mayo de 1969 y era el más pequeño de los hermanos del gran mito futbolístico, fallecido el 25 de noviembre de 2020 en la periferia bonaerense.

Hugo, conocido como "el Turco", intentó seguir los pasos de su hermano, algo que en sí mismo representaba un enorme desafío. Comenzó en Argentinos Juniors, el club que le dio relevancia internacional. Debutó en primera división y participó del equipo que obtuvo la Copa Interamericana de 1986. Apenas jugó 16 partidos.

Hubo un año extraño en Argentina, 1985, en el que se habló de dos Maradonas al mismo tiempo. Diego ya se había asentado en el Napoli y era el principal referente del combinado que dirigía Carlos Bilardo, con miras al Mundial de México. A la par, el pequeño Hugo, fisonómicamente parecido al capitán del equipo mayor aunque era diestro, lideraba al conjunto sub-17. Allí estaban Fernando Redondo y Fernando Cáceres, quienes luego brillarían en el fútbol español.

Pero el que se robaba todas las miradas era el Turco, entre otras cosas porque mostraba detalles de Diego. Por momentos parecía un calco sobre la cancha, y esas semejanzas ilusionaban a los hinchas. Hasta gritaba los goles de la misma manera. La dinastía parecía asegurada.

Con el '10' en la espalda

Aquel sub-17, tutelado por Carlos Pachamé, asistente de Bilardo en la selección mayor, se quedó con el Torneo Sudamericano, derrotando a Brasil, y todo eso de la mano de Hugo Maradona que, como correspondía, llevaba el número diez sobre sus espaldas.

La promesa que se insinuó en ese certamen nunca logró materializarse. Las luces que iluminaron al "Turquito" se apagaron pronto. Hugo Maradona fue vendido a Italia donde su apellido era la mejor puerta de entrada posible, pero, a la vez, un peso difícil de sobrellevar porque siempre irrumpía la comparación.

No sucedió lo que se esperaba de él. Tal vez se esperó demasiado. Formó parte de Rayo Vallecano entre 1988 y 1990. Pasó también por el Rapid de Viena. Siguió su carrera en Japón, sin los brillos que alguna vez se habían insinuado. Al momento de su deceso, se desempeñaba como entrenador del Real Parete, club de la tercera categoría de Nápoles.