Lágrimas en los ojos y aplausos a los pocos espectadores, puestos en pie, que felicitaban a Kamila Valieva en el Capital Indoor Stadium de Pekín. Así terminó la actuación. “¡Pobre criatura!”, exclamaba Javi Fernández, el único medallista olímpico español de patinaje sobre hielo, como comentarista de Eurosport. Lloraba la joven patinadora rusa, 15 años, una adolescente que estaba llamada a salir de Pekín 2022 como la reina de los Juegos Olímpicos de Invierno hasta que el embrollo por un control antidopaje positivo la ha puesto en el centro de la diana; miradas de pena, de estupor, de enojo y hasta de cariño.

Valieva, a pesar de un pequeño fallo al inicio de su programa, demostró que estaba un patín por delante de todas sus rivales. Llega al programa libre de mañana (a partir de las 11 horas) como líder de la clasificación y como máxima aspirante a una medalla de oro que no recibirá, ni la plata su compañera del equipo ruso, o mejor dicho del Comité Olímpico Ruso (ROC), Anna Schcherbakova, la campeona del mundo, ni el bronce la japonesa Kaori Sakamoto, quien con un programa exquisito dejó fuera del podio, al menos provisional, a la tercera de las rusas, Alexandra Trusova, que sufrió una caída, que le restó puntos, al inicio de su actuación.

“Kamila me relaja si la veo patinar”, comentaba Javi Fernández con admiración. Sonaba el ‘In Memoriam’ del pianista ruso Kirill Richter y Kamila se deslizaba sobre el hielo pekinés con su vestido púrpura y sus patines blancos para comenzar a obsequiar a los telespectadores repartidos por todo el mundo y a los pocos que la observaban desde la grada con su colección de saltos triples, por supuesto con el ‘triple axel’, que ejecutaba con esa relajación que cautivaba a Javi Fernández en su cabina televisiva.

Emocionaba y el público la aplaudía en diversas fases de su programa, el corto, algo así como una alfombra sobre el hielo que ya la ha puesto en el camino de una medalla de oro que, si llega a recibirla, dopaje mediante, tardará en colgarse unos cuantos meses y mucha lucha de despachos. ¿Se dopó? ¿Tomó un medicamento que realmente no sirve para mejorar mucho el rendimiento? ¿Fue un error, una confusión de pastilla o restos del medicamento en algún vaso o vajilla de casa por el tratamiento que recibe su abuelo? ¿Rusia, que compite sin bandera, vuelve a estar en el epicentro de las sospechas?

El entrenamiento

Kamila, con sus zapatillas de deporte, calentaba sus movimientos en los vestuarios mientras competidoras menos diestras con el patinaje artístico se deslizaban sobre el hielo como si fueran las teloneras a su espectáculo. No fue la última, quedaban aún tres patinadoras para mostrar sus habilidades, pero ya nadie la pudo superar. Recibía la felicitación de su entrenadora, Eteri Tutberitze, una antigua patinadora, moscovita y a punto de cumplir los 48 años, que vivió casi una década en Estados Unidos, considerada la mejor preparadora del mundo y que también es la técnica de las otras dos patinadoras olímpicas rusas, a las que muestra el camino para ser estrellas del patinaje en el Club Sambo de Moscú.

Valieva no le fallaron los nervios. “Es menor de edad, ¿pero que no haya entrega de medallas? ¿qué van a decir sus rivales? Esto no tiene ni pies ni cabeza”, exclamaba Javi Fernández, antes de que la joven patinadora se pusiera en acción. Luego se entregó, dopaje o no al margen, con su magia sobre el hielo.

La defensa rusa

Desde Rusia se defendía que todo se debía a un error, a una ingestión de restos de trimetazidina ya que su abuelo, con problemas coronarios, utiliza la medicina. En España, por ejemplo, se comercializa en comprimidos para el tratamiento de la angina de pecho con las siguientes marcas: Trimetazidina Cinfa, Davur, Pensa, Ratiopharm y Rimafar. Se desaconseja tomarla para combatir vértigo o mareos (las patinadoras dan muchas vueltas sobre sí mismas) porque puede provocar temblores, ¿en personas jóvenes, sanas y deportistas, también? Son las cuestiones que están en el aire.

Kamila Valieva. Reuters

Inocente o culpable, la patinadora a la que se le ha dejado competir para no cortarle las alas con una sanción precipitada a los 15 años, será la estrella mañana para salir de Pekín como una reina, sin medalla, seguro, ¿pero sin corona?

Precedentes

Hay precedentes, deportistas que han sido perdonados tras dar positivo y defender luego que se habían dopado por accidente. Está el caso, por ejemplo, del atleta ruso Serguei Shubenkov, que fue campeón del mundo de los 110 metros vallas. Defendió que el diurético que había aparecido en su orina, y que era un positivo como una catedral, se debía a los restos que habían quedado en su boca tras morder las pastillas que tomaba su hijo de tres meses para que se las pudiera tragar. Lo creyeron y no se derritió el hielo bajo sus pies.