Asensio reactiva a un Real Madrid con dos caras

El Real Madrid ha llegado a la recta decisiva de la temporada gripado. El equipo ha perdido su exuberancia, ese repris que le permitía desplegar el fútbol vertiginoso que abandera a Ancelotti. Ahora despliega un juego tedioso que contagia a sus futbolistas, algunos de los cuales han caído en la vulgaridad más insospechada. El Ferrari se ha convertido en un tractor.

Pitada del Bernabéu

El virguero Vinicius está más cerca de Robinho que de Neymar. Casemiro comete errores impropios de su jerarquía. Modric se diluye en los partidos de ida y vuelta persiguiendo rivales. Y todo eso desconecta a un Benzema que vive de la asociación y no tiene socios con quienes hacerlo. Sin frescura para cocinar los partidos, estos se le hacen bola. Especialmente con esforzados equipos como Cádiz, Osasuna o Elche que se atrincheran frente a su área y afrontan las visitas al Bernabéu con entusiasmo y esfuerzo. Ante el Alavés, otro equipo de pierna dura y ánimo inquebrantable, ofreció una imagen tan pobre que la grada le dedicó una pitada al descanso. Nada que llevarse a la boca en 45 minutos. Un gol en cuatro partidos y medio. Y peor aún, sin sensación de generar ocasiones reales de gol. Carletto ha fundido a los titulares.

La segunda parte comenzó con los mismos protagonistas. Síntoma preocupante para el Real Madrid, porque el partido pedía a gritos una transfusión, piernas frescas, caras diferentes. Pero Bale, Hazard, Ceballos o Jovic están defenestrados. Ancelotti ha apostado abiertamente por sus titulares, desmotivando a un banquillo millonario que sin estar a la altura, ni siquiera está involucrado en lo que le pasa a su entrenador y sus compañeros.

Chispazo de Asensio

La primera jugada con velocidad de los blancos, a los 50 minutos, terminó con Lejeune sacando bajo palos un disparo de Benzema. El partido se rompía en el medio, el Alavés se animaba en ataque y el Madrid, con espacios, olía sangre. Mendilibar se desgañitaba en la banda pidiendo a los suyos paciencia con la pelota para rebajar las pulsaciones del encuentro. Perdonó Pere Pons una oportunidad clamorosa rematando fuera tras regatear a Courtois en una cesión de Asensio. Y quien perdona... El balear se desquitó del error un minuto después al clavar un zurdazo en la escuadra y celebrar el gol pidiendo a la grada que no silbara al equipo. Otra jugada aislada, otro latigazo de Asensio, más de cuatro horas después del que tumbó al Granada, rescataba otra vez al Madrid. Los dos últimos goles blancos. Dos chispazos aislados.

El partido se abrió y aparecieron los espacios. Y ahí el Real Madrid volvió a ser el equipo que su entrenador quiere. Una triangulación entre Benzema, Asensio y Vinicius terminó con un gran gol del brasileño que maquillaba un partido en el que los blancos sestearon durante 50 minutos. Y Benzema ponía el colofón con un penalti discutible en los instantes finales. El Real Madrid llega cansado al momentum de la temporada. De momento lo salva a golpe de chispazos. A ver si le vale con eso.