Hace dos años, días antes de que estallara la pandemia, Flanders Classics, la empresa que organiza la mayoría de las mejores clásicas belgas del calendario ciclista, anunció el lanzamiento de su proyecto trianual Closing the gap. Cerrar el hueco, traducido al español, un guiño al argot ciclista para una iniciativa que buscaba acortar la distancia, todavía gigante, que existe entre el ciclismo masculino y femenino.

El primer paso del proyecto fue desarrollar en 2021 la versión femenina de Scheldeprijs (conocida en España como Gran Premio Escalda), la última de las carreras organizadas por Flanders Classics que todavía no lo había hecho, completando una oferta que incluye también Tour de Flandes, A Través de Flandes, Gante-Wevelgem, Omloop Het Nieuwsblad y Flecha Brabanzona.

De cara a 2022, la gran apuesta de la empresa belga ha sido equiparar los premios de su carrera reina, el Tour de Flandes, uno de los cinco Monumentos del ciclismo mundial. Tanto en la prueba masculina como en la femenina se repartirán un total de 50.000 euros en premios.

"Nos va a suponer un esfuerzo, pero entendemos que es necesario. Nuestra intención de cara a 2023 es que la igualdad de premios alcance a todas nuestras carreras", explicó el director general de Flanders Classics, Tomas Van Den Spiegel.

Más retos

"Ahora bien -añadió-, conceder el mismo premio económico en ambas pruebas no va a resolver los desafíos que el ciclismo femenino aún tiene que enfrentar a corto o largo plazo", apuntando a la necesidad de un desarrollo propio.

Un avance de estas características resulta capital para el ciclismo femenino, por cuanto le coloca en el mismo plano que el masculino en una de las citas más relevantes icónicas del calendario, si bien la mayoría del dinero que se mueve en este deporte procede de patrocinadores y venta de derechos de televisión.

El principal reto que afronta el ciclismo femenino, como muchas otras disciplinas, es reivindicarse como un producto televisivo atractivo para las grandes audiencias, aprovechando el tirón de las carreras masculinas ya asentadas.

Tour y Roubaix

En este sentido, equipos y organizadores confían en el salto cualitativo y cuantitativo que puede reportar la celebración entre el 24 y el 31 de julio de la versión femenina del Tour de Francia, después de varios años en los que se celebraba La Course, una prueba de un día en el contexto del Tour masculino.

El año pasado ya se marcó un hito con la celebración de la primera París-Roubaix femenina (prevista inicialmente para 2020), también organizada por ASO. El Giro de Lombardía Milán-San Remo, ambas organizadas por RCS Sport, son las únicas grandes carreras del calendario que restan sin una prueba para mujeres.

"Las cosas se están haciendo bien, porque se están haciendo con determinación pero también con calma. Se necesita serenidad para construir sobre bases sólidas, no podemos crear un ídolo con pies de barro como algo efímero porque hay una eclosión social", argumenta Javier Guillén, director general de Unipublic, empresa organizadora de La Vuelta.

Las cosas se están haciendo bien, porque se están haciendo con determinación pero también con calma

La principal carrera española comenzó en 2015 con una prueba femenina paralela, llamada Madrid Challenge by La Vuelta, que inicialmente constó de un único día de competición. Este año serán cinco etapas y la aspiración es llegar a siete u ocho, como va a hacer el Tour, según comenta el ejecutivo de Unipublic, empresa propiedad de ASO.

25 carreras

"Una de las cosas que ya sucede es que empiezan a faltar fechas en el calendario para todo lo que se quiere hacer y eso es una buena noticia", añade Guillén. El calendario Women's World Tour, de hecho, consta en 2022 de 25 carreras, desde marzo hasta octubre. Hace seis años, en la primera edición del circuito, eran 16.

Empiezan a faltar fechas en el calendario para todo lo que se quiere hacer y eso es una buena noticia

En cuanto a equipos, el ciclismo femenino crece en buena medida también al arrope del femenino. Movistar, FDJ, UAE, Bike Exchange, Jumbo, Trek, Cofidis, Lotto y Arkéa ya han desarrollado plantillas femeninas, en algunos casos desde hace muchos años.

Y ya no es solo una cuestión de presupuesto, sino también de, como resalta Guillén, aprovechar el conocimiento previo de los equipos de hombre: "Solo el mero hecho de poder compartir experiencias en cuanto a materialalimentaciónestrategiastécnicas… Eso hace que la proyección del femenino crezca exponencialmente. Bienvenido sea cualquier equipo, por supuesto, pero cuando trabajan conjuntamente con uno masculino, mejor.

Rentabilidad

Destaca en cualquier caso el director de La Vuelta que estas apuestas por equipos femeninos han dejado de sustanciarse únicamente en el impacto social que tiene para las marcas, en materia de apuesta por la igualdad, sino que gozan ya de "rentabilidad utilidad".

Factores todos ellos que contribuyen a un crecimiento de la competencia en la carretera y del nivel propio nivel de las ciclistas, que cada vez ofrecen mayor espectáculo y por lo tanto sus competiciones ganan en atractivo para el público.

"Todos los deportes profesionales tienen el mismo sustento, que es el público. Necesitas al público para poder financiarte a través de patrocinadores y televisiones y necesitas captarlo a través de muchas y buenas plataformas de comunicación", resume el director general de Unipublic.