En el año 2018, la Universidad de Sídney y las autoridades sanitarias australianas decidieron fundar el Australian Sports Brain Bank (ASBB), una institución dedicada a estudiar los cerebros que donaran tras su muerte deportistas del país, en busca de signos de encefalopatía traumática crónica (ETC), una patología neurológica cuya detección precisa solo es posible tras el final de la vida. Así lo recoge El Periódico de España.

El incremento por todo el mundo de las investigaciones que estudiaban la relación entre pequeños golpes en la cabeza repetidos en el tiempo y enfermedades neurodegenerativas alentaron la creación de este organismo. En especial, lo hizo un estudio publicado en 2017 en el Journal of American Medical Association, cuya dramática conclusión fue el hallazgo de lesiones cerebrales en 110 de los 111 exjugadores de fútbol americano de la NFL analizados.

Australia decidió ampliar el abanico a practicantes de más deportes de contacto, entre los que se encuentran lo que ellos llaman cuatro ‘football code’: el fútbol europeo o soccer, el fútbol australiano y el rugby en sus modalidades ‘league’ y ‘union’. También a otros como baloncesto o boxeo.

Todos menos uno

Cuatro años después de su fundación, el ASBB ha publicado las conclusiones de los 21 primeros cerebros analizados en profundidad: "Todos los donantes salvo uno presentaban alguna forma de neurodegeneración y 13 de ellos presentaban dos o más patologías neurodegenerativas. La más frecuente era ETC, presente en 12 de los donantes. Seis de esos 12 y uno de los nueve sin ETC murieron por suicidio".

Sí, el entrecomillado corta la respiración. Saber que murieron de media a los 48 años lo hace todavía más.

“La ETC ha sido identificado en los cerebros de personas mayores que tuvieron largas carrera profesionales, pero también en otros más jóvenes, en deportistas no profesionales y en otros recientes que han desarrollado sus carreras con los protocolos de conmociones cerebrales más modernos”, alertan los investigadores Catherine M. Suter, Andrew J. Affleck, Maggie Lee, Alan J. Pearce, Linda E. Iles y Michael E. Buckland en su informe.

Repetición de impactos

Ahora bien, ¿qué es exactamente la ETC? "Es el resultado final de haber sufrido durante toda la vida, y especialmente durante la infancia, pequeños traumatismos craneoencefálicos. No es el resultado de tener un golpe fuerte, sino de muchos pequeños. Esto es un factor de riesgo para desarrollar enfermedades neurodegenerativas", explica Jesús Porta, vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Esta patología, explicada de manera llana, reduce las reservas neuronales del cerebro, fruto de estos golpes continuados en el tiempo. De este modo, cuando una enfermedad degenerativa ataca al cerebro, este tiene menor capacidad de resistencia, al igual que una guarnición militar tiene menos capacidad de hacer frente a su ataque enemigo cuantos menos efectivos tenga.

"Si tienes un Alzheimer, la enfermedad se va a manifestar antes, porque el cerebro tiene menos resistencia", ejemplifica Porta, que puntualiza que estos traumatismos continuados no pueden ser considerados como "causa" de la enfermedad, "porque hay personas que los han sufrido y no han desarrollado patologías", pero que tanto en fútbol americano como en boxeo se pueden considerar como "un factor de riesgo", a tenor de las diferentes investigaciones realizadas hasta ahora.

Muhammad Ali

Ya en las últimas décadas del siglo XX se exploró esta casuística, principalmente asociada a los boxeadores y como Muhammad Ali, enfermo de parkinsonismo, como gran exponente mediático. El estudio de los 111 jugadores de la NFL fue lo que provocó la definitivamente concienciación y voz de alarma sobre los golpes en la cabeza relativos a deportes de contacto.

¿Ocurre también en el fútbol, el deporte más practicado en España y en el mundo? "No hay evidencias, pero hay datos que nos sugieren que puede haber una relación", responde el vicepresidente de la SEN.

“Nuestras investigaciones deberían animar a médicos clínicos y legisladores a desarrollar medidas que mitiguen más el riesgo de lesiones de cabeza por repetición relacionadas con el deporte”, alertan en este sentido los firmantes del informe del ASBB.

En los últimos tiempos se están viendo avances en ese sentido, con protocolos en el fútbol profesional que protegen más a los futbolistas que han quedado aturdidos por golpes en la cabeza. Muchas voces piden ya la introducción de sustituciones temporales en estos casos, que permitan una exploración más adecuada del jugador antes de su reincorporación en el terreno de juego.

Menores de edad

"La postura de la SEN ha sido crear un comité para estudiar la importancia que puede tener en el fútbol y dar una serie de recomendaciones, que es lo que se ha hecho en Inglaterra, como tratar de evitar que los niños tengan traumatismos craneoencefálicos y que los menores de 12 años no rematen de cabeza o lo hagan de manera muy puntual", señala Porta, que indica que los entrenadores reportan una reducción paulatina de los remates de cabeza en el fútbol escolar.

Los neurólogos españoles apuestan por desarrollar en nuestro país estudios exhaustivos como los de Australia o EEUU, pero reconocen que se topan con la resistencia de los deportistas ("es un tema en el que no apetece entrar") y con una falta de implicación institucional.

Porque más allá de las enfermedades neurodegenerativas, un asunto ya de por sí de extrema gravedad, el estudio elaborado en Australia arroja otra tenebrosa conclusión, ya mencionada en este reportaje: "Seis de los donantes con ETC y uno de los nueve si ETC se suicidaron".

"Con una muestra tan pequeña [21 casos] no debemos sacar conclusiones, si bien da la sensación de que el deterioro cognitivo les puede predisponer a realizar intentos de suicidio, es posible que esa sea la explicación. En todo caso, son planteamientos que se basan en plausibilidad biológica más que en un estudio hecho para analizarlo, pero es un dato llamativo al que habría que buscarle una explicación", añade Porta.