En las grandes vueltas resulta muchas veces imposible mantener la máxima calidad en todas las etapas. Hay que hacer y buscar jornadas de enlace con trazados casi llanos como la mano y donde, en caso contrario de aparecer el viento, ya se sabe previamente que todo acabará con un esprint anunciado, como ha sucedido este jueves en la sexta etapa del Giro, la primera celebrada de forma íntegra en territorio continental italiano.

Cuando no hay para más no se pueden hacer inventos ni pedirle peras al olmo, simplemente hay que dejar a los equipos con velocistas como el Quick Step de Mark Cavendish o el Lotto de Cabel Ewan que hagan su trabajo, que controlen la fuga nuestra de cada día para que no coja minutos insalvables y jugarse el triunfo de etapa y, en ocasiones, hasta el pellejo en una ‘volata’, como dicen en Italia, o en un esprint como se denomina en el resto del planeta ciclista; este jueves con triunfo de Arnaud Démare en dura pugna con Ewan.

Otra cosa bien diferente es lo que ocurrirá en este largo y supuestamente apasionante fin de semana, territorio por el que Juanpe López no lo tendrá tan fácil como en la despedida siciliana y el paseo por la costa calabresa para conservar la ‘maglia rosa’ que lleva con orgullo y que conquistó gracias a su fuga camino de la meta en el volcán Etna.

Etapa 7 del Giro de Italia. Giro de Italia

El Giro se prepara este viernes para una etapa emboscada con puertos, a través de los Apeninos; el típico día en el que el pelotón decide permitir una escapada de las que toman minutos de verdad o se lía una batalla de tal envergadura en la que Juanpe puede pasar por serias dificultades para mantener el rosa en su cuerpo. Y si pasa el examen tampoco le supondrá el circuito con llegada y salida a Nápoles del sábado un territorio para respirar tranquilo antes de que llegue el domingo la prueba de fuego para todos los favoritos en la durísima subida del Blockhaus, una de las cimas estrellas de los Abruzzos.

Nada que exigir

Juanpe no se le puede exigir nada más a lo que ha hecho y aún pueda hacer en el Giro de su debut en el que ni de lejos contaba con vestir la ‘maglia rosa’ y pasear el jersey durante unos días por la ruta de la carrera. Él es un ciclista todavía en fase de desarrollo, que debe aprender, porque no todos los corredores hacen como Tadej Pogacar quien con 21 años ya era una figura mundial. Otros necesitan más rodaje como siempre había sucedido en el ciclismo hasta que apareció esta generación de maravilla liderada por el dos veces ganador del Tour y por el belga Remco Evenepoel, que este año se reserva la Vuelta para debutar en una carrera de tres semanas.

Unos aprenden, otros, en cambio, dan las últimas pedaladas profesionales, en un 2022 que quedará marcado en la historia del ciclismo como el año de las grandes retiradas, porque a las anunciadas de Alejandro Valverde y el belga Philippe Gilbert se ha unido ahora Vincenzo Nibali, en el Giro de la despedida y de los homenajes que se irán sucediendo cada día en Italia hasta que la carrera termine en Verona.

Nibali se bajará definitivamente de la bici en Lombardía, el 8 de octubre, el mismo día en el que lo hará Valverde y una semana antes de cumplir los 38 años.

‘El Tiburón’ dejará de nadar por las aguas del ciclismo y de devorar a adversarios después de convertirse en ganador del Tour, el Giro y la Vuelta, títulos que solo reúne como corredor en activo Chris Froome, que todavía sigue muy lejos de una forma que parece difícil que vuelva a recuperar pero quien todavía no se ha querido pronunciar sobre el momento de la retirada.