En el ciclismo si no hubiese gregarios difícilmente habría estrellas. Unos viven de la bicicleta para coleccionar triunfos y otros para que las figuras lleguen lo más relajadas posibles a los puntos claves de las etapas. Los gregarios prestan sus bicis, sus ruedas, empujan a los jefes si estos entran en crisis, cargan sus espaldas de bidones y tiran del pelotón para recortar o ganar minutos sabiendo que lo hacen para sus líderes. Es el oficio. No hay otra.

Pero al igual que hay grandes líderes, también existe el gregario perfecto, el de oficio y el que muy pocas veces recibe el permiso para fugarse, pelear por un triunfo de etapa, por ejemplo Jorge Arcas en el Giro y en Nápoles, y tratar de sumar la primera victoria en su palmarés. ¡Cuesta tanto!

Ciclista aragonés

Arcas es de Sabiñánigo y ha crecido en el ciclismo siempre vestido de Movistar. Perfecta planta de corredor, con la experiencia de haber disputado un Tour y tres Vueltas (en una de ellas abandonó por caída), tuvo la oportunidad de pillar el corte bueno, con adversarios duros de pelar, Mathieu van der Poel y Thomas de Gendt, ganador en Nápoles, entre ellos. Y peleó primero para que la fuga tomase minutos al pelotón principal, siempre con Juanpe López de rosa, y después para contraatacar, para sorprender al mismísimo Van der Poel, el más peligroso entre la veintena de ciclistas escapados, y formar un cuarteto, más fácil para ganar, que al final se jugó el triunfo en la meta, sin que nadie pudiese con De Gendt, experimentado, con victorias de etapa en las tres grandes, y con Arcas cruzando la meta en tercera posición para demostrar lo complicado que resulta una victoria sobre todo cuando se vive del oficio de gregario.

Y este domingo Arcas deberá volver a cuidar de Alejandro Valverde y también de Iván Sosa, que debe demostrar su calidad como escalador, porque llega el Blockhaus y es un monte serio, cruel, donde se puede ganar o perder un Giro. En la montaña en la que Eddy Merckx se presentó al mundo ciclista en 1967 tienen que saltar chispas. No vale resguardarse. Hay que atacar... un día grande en ciclismo. 

Semana algo tranquila

Así debe ser porque esta semana ha transcurrido demasiado tranquila en la pelea por la general, lo que, evidentemente, ha sido un alivio para Juanpe, pero es que todos aquellos que quieren, pueden o desean luchar por la victoria en el Giro han ido escondidos, han rodado a verlas venir, protegidos precisamente por gregarios como Arcas. El Giro, más que nunca otra carrera, acostumbra a ubicar y concentrar todos los puntos calientes en la tercera semana. Y solo permite algunos aspectos extras de emoción, como este domingo en el Blockhaus. La Vuelta y el Tour aprietan más. Solo hace falta comprobar lo que ha previsto el Tour para los primeros días: una contrarreloj, un puente con viento para que el pelotón se corte en mil pedazos, un esprint, un repecho y adoquines antes de la cita con la Planche des Belles Filles. Si exceptuamos el Etna y la alegría de Juanpe, a esta primera semana de Giro le ha faltado un poco de sal.