Había mucho en juego en el Wanda. Concretamente siete millones de euros, la diferencia entre ir a la Champions como tercero o cuarto clasificado. Los colchoneros confiaban en el aliento de la grada para conservar la plaza. Un cabezazo de Giménez a la salida de un córner parecía al Atlético de Madrid para cumplir su objetivo. El primer gol en la temporada del central uruguayo valía siete millones pero a cinco minutos del final otro cabezazo, esta vez de En-Nesyri, logró un empate con el que el Sevilla certifica su presencia en la máxima competición continental. La última jornada dictaminará quién se queda con la preciada tercera plaza y la última de descenso, después de que el Alavés se uniera al Levante en el camino a Segunda.

Las preocupaciones de los ricos contrastaban con las angustias de los humildes que siguen sin haberse asegurado seguir en la élite. Mallorca, Alavés, Cádiz, Granada y Getafe afrontaban la penúltima jornada con las prisas de los estudiantes que no habían hecho los deberes a tiempo. Los madrileños eran los que menos presente tenían el frío de Segunda, ya que solo lo han experimentado en una de las últimas 18 temporadas. De todos los que esperaban en el corredor de la muerte los azulones eran los que mejor lo tenían, ya que solo precisaban un punto contra el Barça para lograrlo. Quique Sánchez Flores, que cogió al equipo en una situación muy delicada, consiguió su objetivo.

El Granada, renacido también desde la llegada de Karanka al banquillo, no pudo seguir la buena racha en el derbi andaluz con el Betis. Los verdiblancos no querían dejar pasar la oportunidad de alargar sus opciones de Champions, más aún si era a costa de un Sevilla al que ahora solo tiene a dos puntos. Dos balas de Juanmi bastaron al campeón copero para liquidar el encuentro, aunque su rival ciudadano se quedara con la última plaza de Champions que bailaba.

El Cádiz supo aprovechar las rotaciones del Madrid. Pese al tempranero tanto que Mariano adelantó a los blancos, Rubén Sobrino logró el empate. Los gaditanos podrían incluso haberse puesto por delante si Lunin no hubiera detenido un penalti a Negredo. La última jornada dictaminará sin queda en anécdota o tienen que recordar esta acción durante mucho tiempo.

El Levante debió ver con envidia las rotaciones de Carlo Ancelotti en el Carranza. Tras el 6-0 en el Berrnabéu que le devolvió a Segunda, el Levante ya no se jugaba nada, pero quería despedirse de su afición con la cabeza alta. Por eso no le puso las cosas fáciles al Alavés, que sigue aferrándose a la categoría. Pese a que los vitorianos se adelantaron por mediación de Joselu, el bloque valenciano dio la vuelta al marcador gracia a Duarte y Roger. El Comandante Morales, que lloraba desconsolado el miércoles al ver cómo su Levante se hundía en el pozo de Segunda, mandó al abismo también al Alavés con el 3-1 en el minuto 95.

Por la misma vereda parecía que iba el Mallorca cuando empataba en el minuto 91 contra el Rayo en casa. Pero Abdón Prats, que ya marcó el gol del ascenso la temporada pasada, desataba la locura en la grada con un tanto que permite al los hombres de Javier Aguirre depender de sí mismos en la última jornada.