El agua permite que las manos de un piloto obren ‘milagros’ y en esas condiciones Fernando Alonso demostró el sábado que a sus 40 años aún puede marcar diferencias. Pero el domingo salió el sol en el circuito Gilles Villeneuve de Montreal y la magia se quedó en espejismo. Los aficionados españoles tuvieron que frotarse los ojos viendo a dos españoles, Alonso y Carlos Sainz al frente de una parrilla de salida liderada, cómo no, por Max Verstappen. El neerlandés, prácticamente inexpugnable en los últimos cinco grandes premios de Fórmula 1 (solo cedió en Mónaco para ser tercero), dio otra lección magistral de gestión de neumáticos y estrategia y se llevó su sexta victoria de la temporada, dejando con la ‘miel en los labios’ a un gran Sainz, mientras que Fernando terminó séptimo.

Más líder

Max , que se marcha de Canadá más líder, no se inmutó cuando tras la crono Fernando, medio en broma medio en serio, prometió pasarle en la salida. Realista, consciente de que el ritmo del Red Bull es muy superior, el asturiano rebajó la euforia: “Aunque lo consiguiera, después Max me la devolvería, nuestra posición real es del 5º al 7º”, dijo. Lo clavó.

A la hora de la verdad, el campeón protagonizó otra arrancada fulgurante mientras los dos españoles se emparejaban y Hamilton y Magnussen llegaron a tocarse. Sainz tiró de DRS para superar a Alonso pero el asturiano mantuvo el suyo con el madrileño para contener a Hamilton.

Alarma en Red Bull

Sergio Pérez y Charles Leclerc comenzaban su particular cabalgada para intentar remontar desde el fondo de la parrilla, pero en solo ocho vueltas el mexicano disparó las alarmas en Red Bull cuando reportó problemas de motor. Los ‘fantasmas’ de la fiabilidad volvían así a la escudería de las bebidas energéticas, que comenzó el Mundial con un doloroso doble abandono en Bahrein.

El virtual ‘safety car’ por el KO de Pérez a falta de 60 vueltas propició la primera parada de Verstappen y Hamilton, mientras Sainz y Alonso seguían en pista y provisionalmente al frente. Max adelantó a Fernando como un ‘avión’ , pero el panorama volvió a cambiar con el abandono de Mick Schumacher. La aparición del segundo coche de seguridad, con 50 vueltas por delante, se presentaba como una excelente oportunidad para los dos españoles.

Estrategia equivocada

Sainz no dudó , pero Alonso optó por una estrategia distinta y difícil de entender. Permaneció en pista como el único piloto aún con neumático medio, cuando todos rodaban ya con duro y a velocidades mucho más altas.

Verstappen lideraba por delante de Sainz, a 9 segundos, pero con gomas más nuevas que el neerlandés, lo que auguraba un emocionante final entre ambos. Hamilton, Alonso y Russell completaban el top cinco, mientras que Leclerc, que venía recuperando 12 posiciones (7º) salvó ‘in extremis’ un accidente en el muro de los campeones. Alonso tuvo que rectificar y paró en la vuelta 29, perdió 17 segundos y volvió a pista ya en séptima posición.

Carrera de fondo

Con media carrera por disputarse, Sainz, muy sólido y en ‘modo martillo’ se acercaba poco a poco a Verstappen, confiando en que la mayor degradación del actual líder del Mundial le permitiera darle ‘caza’. “Box, box”. Verstappen se detuvo a falta de 26 vueltas y Carlos ‘heredó’ la primera posición. Pero las malas noticias para Sainz llegaban en forma de ‘graining’ generalizado.

El de Ferrari tuvo parada ‘gratis’ con el tercer coche de seguridad , por accidente de Tsunoda, aunque perdió de nuevo la posición con Max, que ya sin más contratiempos puso rumbo a su sexta victoria de la temporada. La intensa presión de Sainz en las últimas vueltas no tuvo recompensa y el madrileño acabó en la segunda plaza, que es también su quinto podio de la temporada.

Mercedes confirmó que ha dado un paso adelante, insuficiente aún para desafiar a Red Bull y Ferrari. Con todo, Hamilton celebró su segundo podio en 2022 y dejó atrás a su incómodo compañero de viaje, George Russell, que concluyó cuarto. Leclerc minimizó ‘daños’ en quinta posición y Alonso tuvo que conformarse con la séptima, superado por su compañero Esteban Ocon, al que Alpine le pidió no atacar.