Alex Abrines y Jan Vesely salieron al rescate del Barça para evitar que el Baskonia asaltara el Palau Blaugrana y la palabra crisis empezara a flotar sobre el equipo de Jasikevicius, cuando solo se han disputado dos jornadas de Liga. Los azulgranas perdieron en la final de la Supercopa y su debut en Gran Canaria y una tercera derrota, más allá de las ausencias de Mirotic, Higgins y Tobey, habría disparado las primeras dudas sobre la solvencia del nuevo proyecto. La victoria por 89-74 abrió el casillero azulgrana de victorias y dará un respiro a los barcelonistas para seguir construyendo en este inicio de temporada.

La aparición dominante a partir del descanso de Abrines y de Vesely, en su primera actuación brillante desde su fichaje este verano, disipó malas sensaciones y devolvió una imagen mucho más apropiada de lo que se espera de un Barça construido para pelear por todo. Hasta el descanso no fue así. El equipo azulgrana fue una sombra de sí mismo, fuera de ritmo, superado en actitud y acierto, y eso le llevó a ceder 12 puntos (39-51) frente a un Baskonia al que le salía todo. Solo el control del rebote parecía mantener al Barça en el partido.

Parcial demoledor

En una situación de máxima presión, Abrines asumió un papel determinante, el que las lesiones le privaron de ejercer la pasada temporada, relegándolo a un rol secundario. Nueve puntos consecutivos suyos y un 2+1 de Vesely en apenas dos minutos le dieron un vuelco espectacular al marcador (del 39-51 al empate a 51). Pero sobre todo al guion del partido.

Afianzado en su efectividad en ataque, el Barça empezó a carburar también en defensa, cerrando bien las líneas de pase, controlando el rebote, forzando pérdidas en el Baskonia con un Vesely más intenso y dominante que nunca dentro de las zonas, y una puesta en escena mucha más pausada, sin tanta precipitación.

Enganchado a la actividad del pívot checo y también a los puntos del alero mallorquín, a los que acabaron sumándose también Laprovittola, Kalinic y Joubaitis, el Barça se adueñó por completo del partido e hizo crecer las ventajas a su favor con un rotundo parcial de 19-0 entre el final del tercer cuarto y el inicio del último que ya dejó todo visto para sentencia.

El cambio de decorado y también algunas decisiones discutibles de los árbitros, acabaron por hacer estallar a Joan Peñarroya. El técnico vitoriano vio una segunda técnica por protestar a falta de ocho minutos (70-58) y tuvo que dejar la cancha, dándole carácter definitivo en ese tramo final a la rendición del Baskonia.