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Escándalo en Italia

La gimnasia rítmica italiana, bajo la lupa por malos tratos a las deportistas

La Justicia transalpina investiga la denuncia presentada por tres gimnastas mientras una asociación contabiliza 119 relatos de víctimas de malos tratos, humillaciones y ayunos forzosos

Logo del Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI). EP

Las tres primeras gimnastas en romper el silencio fueron Nina Corradini, Anna Basta y Giulia Galtarossa. Malos tratos, humillaciones, ayunos forzosos y agresiones verbales de todo tipo, eran parte del martirio diario al que los entrenadores les sometían, según contaron en octubre a la prensa italiana. La fiscalía de Brescia decidió entonces abrir una investigación, y el organismo de la justicia deportiva del Comité Olímpico Italiano ('procura Federale'), otra. En paralelo, el centro de entrenamiento relacionado, ubicado en Desio, en la provincia de Monza, fue intervenido por la Justicia italiana.

Lo que no se sabía desde el principio era que aquello iba a sacar a la luz más trapos sucios, revelando un escándalo de grandes proporciones y que ya no involucra solo a un instituto, sino a más centros, de norte a sur de Italia. Ha sido la indignación popular provocada al calor de los testimonios de Corradini, Basta y Galtarossa lo que puso en marcha más averiguaciones sobre el nocivo mundo de la gimnasia rítmica italiana. Así se descubrieron decenas de otros casos de atletas que han contado, de forma anónima o pública, haber sido víctimas de vejaciones, muchas de ellas por su aspecto físico.

Son 119 las gimnastas que, hasta ahora, han relatado episodios de abusos similares. El dato lo ha conseguido 'Change The Game', una asociación de voluntarios que lucha contra los abusos y las violencias sexuales en el deporte, la cual, tras hacerse público el caso, hizo un llamamiento a todas las víctimas para que contasen sus historias. 

¿Te miras en el espejo?

El resultado de la investigación ha sido explicado por el diario 'La Repubblica' en un mapa que muestra denuncias de víctimas prácticamente en casi todas las regiones del norte de Italia, así como en menor medida en el centro y sur del país. Según la misma fuente, Lombardía (la región de Milán), Lazio (la de Roma) y Toscana (la de Florencia) son los territorios con el mayor número de personas que han realizado estas acusaciones.

Muchos testimonios son desconcertantes y similares entre sí. Giulia Galtarossa, gimnasta de la selección italiana y que luego padeció disturbios alimentarios, contó haber sido regañada por comer una pera y, después de ser pesada, le dijeran que era “un cerdito”. Nina Corradini, que hoy tiene 19 años, explicó que todas las mañanas se la pesaba “en bragas, delante de todos”, y su entrenadora repetía “qué vergüenza, come menos. ¿Te miras en el espejo? ¿De verdad lo logras?”, según contó la joven.

La frialdad de los entrenadores

Las revelaciones también han puesto en evidencia la frialdad de algunos preparadores después de conocerse el escándalo. Un ejemplo es un mensaje de voz en WhatsApp de la directora técnica de la Academia de Desio, Emanuela Maccarani, en el que la mujer sostiene que las atletas han sido manipuladas para presentar las denuncias. 

El problema son “los padres y las actividades escolares que no preparan a nuestros chicos a afrontar la vida”, afirma Maccarani, de acuerdo con uno de los audios filtrados a la prensa italiana. Acto seguido, la directora técnica alerta a sus colegas de los peligros que corren con los medios de comunicación, dado que estos “no harán otra cosa que extrapolar pequeñas expresiones o pequeños testimonios” para documentar los supuestos abusos, según dice. 

Castigos blandos

Tema aparte es algunos ya han manifestado dudas sobre el posible resultado de las investigaciones de la Justicia deportiva, ya que en el pasado algunas denuncias acabaron con sencillas amonestaciones o breves suspensiones para los agresores. 

En 2021 Daniela Simonetti, presidenta de 'Change The Game', incluso publicó un libro titulado “Sexo, mentiras y silencio en el mundo del deporte”. Simonetti cuenta que, a pesar de que en los últimos años ha habido más 40 procesos por abusos sexuales en el deporte, ninguna federación prevé explícitamente la obligación de la expulsión de aquellos que son considerados culpables de estos delitos.

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