La dulce resaca magrebí de una clasificación para la historia

Los marroquíes de Vecindario celebraron por todo lo alto la clasificación de su selección

Mohammed se muestra orgulloso ante la victoria de su selección

Mohammed se muestra orgulloso ante la victoria de su selección / J.G.P.

Respiración profunda. 11 metros. Un penalti que puede significar un hito. Un billete para cuartos de final. Toda la presión para el lanzador, Achraf Hakimi. Vecindario entera dividida entre estos dos titanes mundialistas. Suena el silbato y ocurre lo impensable, una Panenka y España está fuera de la Copa del Mundo. Marruecos vence. La afición marroquí situada al sur de la isla estalla de júbilo, incrédulos de lo que acababan de vivir.

Otro ejemplo es el del pequeño Ayoub, de 7 años y residente en Vecindario. No es consciente de lo que está viviendo en estos momentos. Su selección, la de Marruecos, ha completado un hecho histórico, el de clasificarse por primera vez a unos cuartos de final de un Mundial. Tampoco es consciente de lo que el pueblo marroquí anhelaba por una clasificación a una fase final mundialista desde hacía 36 años, cuando fue eliminada en México 86’ por la entonces denominada Alemania Federal, con un resultado de 0-1, con gol de Lottar Matthäus.

Ayoub narró sus sentimientos con el partido de ayer. Dice que se lo pasó en grande, principalmente porque ganó quien quería que ganase. Reconoce que estuvo muy nervioso durante la prórroga y que no quería llegar a los penaltis. «Con el resultado final me puse muy contento y solo quería celebrarlo con mis amigos», afirmó. Su madre, no tan futbolera como él, reconoce que le costó convencerlo para irse a dormir porque «con el sonido de todas las bocinas de los coches de la calle era imposible que se estuviese quieto. Estaba tan contento y feliz que acabó agotado y se durmió en el sillón».

El partido que se vivió en una charcutería

Mohammed y Moussa vieron el partido de una manera única y especial. Durante el transcurso de su jornada laboral en la Carnicería - Charcutería Moussa, situada en la popular y muy transitada avenida de Canarias, estaban impacientes por la llegada del partido. Con el televisor que está en el local siguieron el partido. En el bar de al lado, decenas de personas celebraban el triunfo final de Marruecos. «Fue una locura cuando acabó la tanda de penaltis. Vinieron corriendo y vendimos más de 150 camisetas y banderas después de la victoria», aseguraba Mohammed. 

Este charcutero quiso dejar claro que no tenía una preferencia clara al hablar de las dos selecciones. Su lenguaje verbal contradecía a sus palabras. Cada vez que mencionaba su tierra natal, una ligera sonrisa se asomaba. Mohammed se defendía justificando que siempre debe ganar el mejor equipo, aunque no quiso decir cuál. Eso sí, mencionó que la clasificación de Marruecos es «todo un logro, ya era hora después de 40 años. Ahora a disfrutar y ojalá nos podamos llevar la copa», decía entre risas.

Said, de 30 años, también vivió un partido muy especial. A unos 909 kilómetros se encuentra su familia en la ciudad de Marrakech, a unas, aproximadamente, dos horas en avión. «Me hubiera hecho ilusión vivirlo con ellos allí, pero por el trabajo no pude. Hicimos una videollamada y fue lo más cercano posible», afirma. Una vez terminó el encuentro, cogió su vehículo personal para salir a las calles y celebrar la histórica clasificación de su país. «Me pareció increíble que más gente decidiese salir a las calles. Sé que no se ha ganado el Mundial, pero siempre veía por televisión cómo la gente salía y me quise sumar», narra Said.

Dos marroquíes posan felices tras la victoria de su selección en la calle Tara de Vecindario

Dos marroquíes posan felices tras la victoria de su selección en la calle Tara de Vecindario / J.G.P.

Por su parte, Ahmed llevaba soñando con este momento toda su vida. Él recuerda la última clasificación en el Mundial de 1986 porque lo vivió. Recuerda aquella cita mundial como algo «muy duro de rememorar». Marruecos había quedado primera en un grupo formado por Inglaterra, Polonia y Portugal. Con 4 puntos, consiguió la que había sido la primera y la última clasificación a unos octavos de final. «Antes de este año, habíamos jugado cinco Mundiales y solo nos clasificamos en uno de ellos. Encima nos tocaron los alemanes que eran muy buenos y acabaron subcampeones del torneo», relata Ahmed. Para él, estar en cuartos de final es algo especial y no pone un techo a ‘los leones del Atlas’, «nunca nos habíamos visto en esta situación y ahora hay que disfrutar lo máximo que se pueda. Estamos ante una auténtica generación de oro con un talento único», afirmó. 

Con el buen papel que ha desarrollado el equipo liderado por Walid Regragui en los banquillos y por Hakim Ziyech, Yassine Bounou y Achraf Hakimi sobre el campo, es imposible no tomarse a ‘El Camello Mecánico’ como una candidata real. Hasta ahora, los africanos han ganado todos sus encuentros, a excepción de un empate a cero en la jornada inaugural ante Croacia. Además, únicamente encajó un gol -y fue en propia puerta- ante Canadá.

Ahora, toda la comunidad marroquí residente en Santa Lucía de Tirajana, censado en unos 1.709 magrebíes según la última Encuesta de Población Activa (EPA), espera con ansias unos cuartos de final históricos para ellos. Todos estarán muy pendientes de lo que haga el equipo entrenado por Walid Regragui el próximo sábado día 10 de diciembre (15.00 horas, Gol Mundial) ante la selección de Portugal.

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