La Liga del descrédito de los árbitros: Negreira, Vinicius, fallos garrafales y un órdago de Tebas y Florentino

La temporada ha marcado un punto de inflexión en el arbitraje español, con una guerra abierta por la estructura del colectivo y un rosario de errores y comunicados críticos de los clubes

Ortiz Arias, durante el Valladolid-Sevilla, tras pitar el descanso instantes antes de que los locales marcaran un gol.

Ortiz Arias, durante el Valladolid-Sevilla, tras pitar el descanso instantes antes de que los locales marcaran un gol. / R. GARCÍA / EFE

Sergio R. Viñas

Suele decir en los últimos tiempos el Comité Técnico de Árbitros, órgano dependiente de la RFEF, que el arbitral es el equipo número 21 de LaLiga. Es parte de su estrategia comunicativa para consolidar entre la opinión pública una realidad: que los colegiados son deportistas de élite, al igual que lo son los futbolistas, y no una suerte de jueces ajenos al fútbol. Invita pues el propio CTA a un escrutinio equivalente al que reciben los equipos de fútbol. Y el de la temporada que acaba de finalizar no puede ser positivo.

Se ha vivido, de hecho, un curso que parece marcar un punto de inflexión en muchos aspectos para el colectivo arbitral. Los árbitros siempre han estado discutidos, siempre han sido criticados y siempre hay quien ha creído ver indicios de que favorecen a unos o a otros, en función de la camiseta que cada observador lleve puesta. Pero nunca antes se había puesto en cuestión la honradez y la profesionalidad del colectivo como en estos últimos meses.

A los árbitros, a decir verdad, se les ha juntado todo. El estallido del caso Negreira ha coincidido con una temporada de errores groseros (alguno de ellos, hasta reconocidos por ellos mismos) y con conflictos internos en el colectivo. Porque siempre han existido rencillas, como en cualquier grupo humano, como en cualquier oficina, pero ahora ya no se disimulan. Y, aunque lícitas y normales, inciden en el discurso de un colectivo resquebrajado cuando vienen peor dadas.

Los árbitros internacionales, con Sánchez Martínez en primer plano, durante su comparecencia en Las Rozas por el caso Negreira.

Los árbitros internacionales, con Sánchez Martínez en primer plano, durante su comparecencia en Las Rozas por el caso Negreira. / EFE

El caso Negreira

Nada ha hecho más daños a los árbitros como el descubrimiento de que José María Enríquez Negreira cobró al menos 7,3 millones de euros del FC Barcelona entre 2001 y 2018, años en los que era el vicepresidente del CTA. Un terremoto que ha sacudido los cimientos del fútbol español y cuyas consecuencias son todavía impredecibles: la Justicia decidirá con sus propios ritmos y la UEFA tiene pendiente aclarar si castiga al club sin jugar la próxima Champions.

Los árbitros se consideran víctimas de una tormenta que consideran ajena. Defienden, y tienen razón, que no hay ni siquiera indicios de que ningún colegiado recibiera dinero de manos de Negreira y que han sido sometidos a un apaleamiento público por algo que realizó una persona que ya ni siquiera pertenece al CTA.

Como informó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, y ahora reafirma la Guardia Civil en su informe, la tesis más sólida en estos momentos es que el dinero que el Barça entregaba a Negreira acababa regresando a directivos y otras personas vinculadas al club azulgrana. Es decir, que no estaba destinado a comprar árbitros. A pesar de todo, el mal ya está hecho, y para los colegiados actuales y los que vengan será difícil despegarse de esa sospecha que, por lo que se sabe hasta ahora, es infundada.

La señal televisiva de la imagen de la polémica del gol de Griezmann en el Espanyol - Atlético.

La señal televisiva de la imagen de la polémica del gol de Griezmann en el Espanyol - Atlético. / MOVISTAR+

Fallos garrafales de los árbitros

Pero no todo es culpa del empedrado. Los árbitros deben hacer autocrítica, también de manera pública. Quizá en la rueda de prensa que el presidente del CTA, Luis Medina Cantalejo, ofrecerá cuando acabe el playoff de ascenso a Segunda lo hagan. Porque durante esta temporada han cometido errores muy groseros, impropios de la categoría que se les presupone.

En el Cádiz-Elche, Del Cerro Grande por válido un gol en el que el atacante ilicitano había arrancado en un claro fuera de juego que no se cotejó en el VAR por parte de Iglesias Villanueva. En el Valladolid-Sevilla, Ortiz Arias pitó el descanso décimas de segundo antes de que Escudero armara un disparo que acabó en gol. En el Espanyol-Atlético, se concedió un gol de Griezmann sin que haya una imagen clara de que el balón rebasó la línea de la portería. En el bochornoso Valencia-Real Madrid, solo expulsó a Vinicius tras una refriega con Hugo Duro, sanción que fue anulada por el Comité de Competición en una decisión inédita y más que cuestionable.

Son solo un puñado de ejemplos de los fallos que han cometido esta temporada los árbitros de Primera División. Errores que han propiciado una cascada de comunicados críticos de muchos clubes de la categoría. Desde el colectivo se interpreta como una campaña orquestada por LaLiga para dañar a la RFEF en la guerra que lidian desde hace años ambos organismos. Tanto desde LaLiga como desde los clubes se rechaza esa versión. "Sencillamente, se nos ha agotado la paciencia", dicen desde uno de ellos.

Tampoco les ayuda, todo sea escrito, un reglamento que les viene dado y que es más enrevesado cada año que pasa. Dos ejemplos de la última jornada: la mano de Kroos que provocó un penalti a favor del Athletic y la de Mandi que evitó un gol de Griezmann de forma legal. Atenta contra el sentido común que ambas acciones se arbitren así, pero el reglamento marca que es como debe hacerse. Y eso es algo que muchas veces el aficionado no alcanza a comprender.

Comparecencia de los responsables del CTA, con su presidente Luis Medina Cantalejo, a la izquierda.

Comparecencia de los responsables del CTA, con su presidente Luis Medina Cantalejo, a la izquierda. / EFE

El modelo arbitral, en cuestión

Todas estas situaciones han provocado que en los últimos meses se abra un nuevo melón en el fútbol español: el del modelo de estructura arbitral. Los colegiados dependen directamente de la RFEF, una estructuración blindada tanto por los estatutos de la FIFA como por la Ley del Deporte, recientemente modificada.

Javier Tebas aprovechó la debilidad del colectivo para animar a los clubes a proponer un nuevo modelo, en el que los árbitros se organicen a través de una sociedad mercantil, como ya ocurre en Inglaterra y Alemania, con participación de la RFEF, pero también de otros agentes como la propia LaLiga o incluso los futbolistas.

Tras el caso Vinicius, Florentino Pérez también manifestó su opinión de que "es necesario cambiar la estructura arbitral". El presidente del Real Madrid daba así impulso a una campaña ya iniciada anteriormente a través de la televisión oficial del club, que lleva meses señalando sin disimulo al responsable del VAR en el CTA, Carlos Clos Gómez.

La RFEF anunció este martes que propondrá que las designaciones de árbitros y de VAR las realicen dos comités, formados cada uno por "tres exárbitros, un representante de los jugadores y un representante de los entrenadores (estos dos últimos con voz, pero sin voto)", aunque elegidos por la Asamblea de la RFEF. Una propuesta que no va a mitigar los deseos de Tebas y Florentino, en una batalla que Rubiales, con la ley en la mano, tiene ganada sin necesidad de lucharla.

El árbitro Xavier Estrada Fernández.

El árbitro Xavier Estrada Fernández. / Archivo

Conflictos internos entre los árbitros

Luis Medina Cantalejo asumió la presidencia del CTA en noviembre de 2021, sustituyendo a Carlos Velasco Carballo. Su estilo es mucho más frontal e intervencionista que el de su predecesor. Incluso le ha leído la cartilla en público a algún árbitro, véase Mateu Lahoz. Históricamente, la vida del arbitraje era protocolaria: llegaban a Primera División y, si no se equivocaban demasiado, casi todos se retiraban allí al cumplir los 45 años.

Las cosas han cambiado porque el límite de edad se ha eliminado y porque se ha apostado por crear un equipo de árbitros que solo ejercen en el VAR. Pues bien, cuatro de los colegiados que han ejercido esa función durante la última temporada dejarán de hacerlo, porque Medina ha decidido no renovarles el contrato.

Esa decisión ha provocado que los afectados interpongan una demanda de reclamación de derechos laborales. Son Xavier Estrada Fernández (quien rompió la unidad arbitral para denunciar por su cuenta a Enríquez Negreira), David Medié Jiménez, José Luis González González, Ignacio Iglesias Villanueva, y los VAR de Segunda David Pérez Pallas, Daniel Ocón Arraiz y Víctor Areces Franco.

La idea del CTA era que los árbitros VAR no ejerzan esa función durante más de dos temporadas y todos ellos cumplían su segundo curso en el cargo. A pesar de eso, los afectados han decidido batallar por sus derechos, que consideran dañados. No lo han hecho ni Antonio Mateu Lahoz ni Carlos del Cerro Grande, a quienes Medina ha decidido retirar del campo dada su veteranía. Mateu ha rechazado pasar a ser VAR y Del Cerro lo está meditando.