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José L. Guerra: "La desaladora es la obra más importante de la historia de Canarias"

El que fuera gerente del Consejo Insular de Aguas repasa las dificultades de inversión que viven las obras hidrográficas en el Archipiélago tras las desaladoras José Luis Guerra Marrero

José Luis Guerra Marrero. ANDRÉS CRUZ

¿Cuál es la situación actual de las obras hidráulicas en el Archipiélago?

El gran problema es la falta de dinero. Sabemos que el agua necesita mucha inversión y que si ésta no viene del Estado es complicado conseguirla. Las obras hidráulicas son sobre todo caras. No hablo de presas, pero una desaladora es cara, una depuradora también, las redes de distribución tienen un coste muy alto. No tanto si lo comparas con carreteras, como por ejemplo la ampliación de la autopista del Sur hacia Mogán, que es muchísimo dinero. Pero una carretera se ve, se usa. Sin embargo, las infraestructuras de agua no se ven, porque las tienes en tuberías, bajo tierra. Sólo te enteras de que existen cuando no hay agua, cuando te falta en el grifo de casa. Y no eres consciente de todo el dinero que se ha metido para que tengas agua en tu casa.

¿Esa falta de conciencia de la importancia de este tipo de instalaciones hacen que las administraciones no inviertan?

Lo que ocurre es que el agua ya no es un problema, como ya está desalada no invierten. Hay un déficit de inversión en investigación importante. El que olvida su pasado se obliga a repetirlo. Por ejemplo, no sabemos cuántos pozos están trabajando ahora mismo, cuanta agua subterránea se está extrayendo. ¿Qué hacemos con los 5.000 pozos abiertos que no sabemos ni cuantos quedan? ¿Qué hacemos con los agujeros? ¿Hasta que no se muera un niño no habrá inversión para cerrar o crear una norma para el cierre de pozos? Un político viene cuatro años, pero dentro de cuatro a lo mejor ya no está y lo deja para que sea el que venga detrás quién lo arregle. Los funcionarios transmiten ese problema, pero siempre falta inversión, falta dinero. Se hacen otras actuaciones que son igual de importantes, pero sin caer en la cuenta de la importancia que tienen eso 5.000 agujeros abiertos.

¿Cómo eran las infraestructura antes de que llegaran las desaladoras y depuradoras?

Era habitual que tuvieses agua los días alternos. En 1978 se produjo en Las Palmas de Gran Canaria la gran manifestación por la falta de suministro. Schamann propició que se hicieran las primeras grandes desaladoras porque no había agua. Eso de tener los bidones en las azoteas de las casas era algo normal. Ahora uno dice: "vaya cosa más fea". Pero es que eran necesarios y se siguen utilizando por si hace falta, porque ya se tiene conexión directa las 24 horas del día.

¿Esa falta de agua ayudó a que los ingenieros de camino desarrollaran nuevas tecnologías?

Se decía de Canarias que éramos un laboratorio mundial. Las primeras desaladoras rentables y de gran uso estaban en Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria. Las grandes depuradoras se han hecho en Gran Canaria. La necesidad acucia el ingenio. Esa fue una tecnología española. Esas desaladoras y depuradoras que se utilizaron como laboratorio en el Archipiélago se usan ahora en todo el mundo y algunos profesionales canarios se beneficiaron de ese conocimiento. Gracias a ello varios ingenieros están trabajando en esas empresas nacionales en Arabia Saudí o en los Emiratos.

¿Están los ingenieros canarios de caminos, canales y puertos especializados en agua un paso por delante de los de otros países?

Por supuesto que sí. La tecnología que aprendimos en Canarias se usó después para poner las grandes desaladoras en el Mediterráneo. Aprendimos gracias a que la necesidad obliga.

¿Es la obra de ingeniería más importante para las Islas?

Claro. Sin desalación no habría agua suficiente para los habitantes. Sobre todo por la calidad de vida que llevamos en la actualidad. Antes la gente iba a lavar a las acequias, en los pueblos sobre todo, porque no había agua en las casa, no había abasto domiciliario. Hemos pasado de usar 50 litros por habitante y día a 150. Eso de abrir el grifo en casa, tener la lavadora o el lavaplatos, que son electrodomésticos habituales hoy en día, antes eran impensables porque se lavaba a mano y el agua que sobraba se utilizaba para tirarla por los váteres.

¿Por qué cada vez hay menos ingenieros de caminos especializados en agua en las administraciones?

Lo que pasa es que la ley de estabilidad presupuestaria lo que ha hecho es que no se repongan las plazas y eso es un problema. Ahora mismo en la administración insular la tasa de reposición en toda la parte técnica es cero, porque la posibilidad de un diez por ciento se reserva para servicios centrales administrativos, sobre todo para abogados y economistas.

¿Qué obras quedan aún por hacer en las Islas?

Al menos necesitamos saber qué tenemos. Lo que decíamos antes, qué volumen de agua subterránea se saca. Tenemos una cifra, pero es de hace diez años. También hay que ver cuanto se están recargando los acuíferos, con qué cantidad de agua contamos. Después están los fenómenos meteorológicos. Durante los últimos años estamos viendo que la intensidad de las lluvias se concentrando cada vez más en menos tiempo. Tienes que prever las inundaciones. Ahí está el fenómeno de Tenerife que contemplamos estos años. Y eso puede pasar aquí. Si no nos cuidamos y no lo investigamos sólo lo sabremos cuando ocurra, no podremos preverlo y buscar soluciones para que no ocurra.

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