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EL DÍA DE las progenitoras

Mujeres, madres y científicas

Esta es la historia Nona, Magdalena, Míriam, Pilar y Cristina, cinco mujeres, cinco madres que aman la ciencia

La astrofísica Cristina Ramos siguió dando conferencias embarazada de su hija. IAC / N. P.

Marie Curie decía que la ciencia tiene una gran belleza, y esa cualidad, tal vez difícil de ver para la mayoría, puede llevar a desencadenar un extraño sortilegio. En su laboratorio cualquier científico puede transformarse en un niño pequeño que salta de alegría ante la simple contemplación de unos fenómenos naturales, que bajo la luz de un microscopio, impresionan tanto como un cuento de hadas.

Tal vez las mujeres han llegado más tarde a este campo, pero una vez que se han puesto en la línea de salida, ya nadie parece que pueda frenar su llegada a meta. Una vez más, también en este caso, todo es cuestión de tiempo. Y como recomendó Curie, la primera mujer premio Nobel de Física, "la vida no es fácil para ninguno de nosotros. Hay que perseverar, y sobre todo tener confianza en uno mismo".

Galaxias activas

Cristina Ramos Almeida no tuvo que darle demasiadas vueltas a la cabeza para elegir definitivamente aquello que quería ser de mayor. En una de esas excursiones que organizaban en el colegio la llevaron a ver el Observatorio del Roque de Los Muchachos en La Palma y desde entonces no ha parado hasta lograr su sueño: formar parte del equipo de astrofísicos que contempla el universo tratando de vislumbrar algunos de sus enigmas.

Hablar con Cristina resulta didáctico, ameno. Si algo hay que reconocer al Instituto de Astrofísica de Canarias es el gran esfuerzo que hacen por tratar de explicar de manera sencilla y comprensible todos los hallazgos, los pequeños y grandes descubrimientos con los que de vez en cuando sorprenden al resto del mundo. Desde la complejidad de un agujero negro a la existencia de los neutrinos, a los nano planetas. Un mundo extraño, lejano y tan apasionante que nunca deja indiferente. Todo lo contrario, encandila como una estrella fugaz.

Cristina Ramos Almeida lleva algún tiempo investigando sobre el comportamiento de las galaxias activas. Se trata de una constelación en la que se encuentra un gran agujero negro que no cesa de devorar la energía, y en este afán por engullir provoca un mayor destello, un rastro luminoso. También ha observado que las estrellas que están cerca de este agujero se desvanecen, pierden su luz. Lo que ocurre con toda la energía, la materia que se cuela por el agujero negro sigue siendo un misterio.

Quizás porque su trabajo permanece envuelto en continuos enigmas, en incertidumbres que han obsesionado a los astrónomos de la antigüedad, esta parte de la ciencia no cesa de generar adeptos y una estela interminable de seguidores. Cada vez que ofrece alguna conferencia, los asistentes no pierden la ocasión de preguntarle por esas cuestiones de difícil respuesta: ¿puede volver a aparecer un meteorito, como el que acabó con los dinosaurios?, ¿existe vida en otros planetas?, ¿qué significa que el Universo se expande?

No cabe duda que la Astrofísica provoca un interés que va más allá de las certezas, por eso Cristina Ramos Almeida comprende que cada verano tengan que viajar fuera, y en junio se marchará a Alemania y a Grecia a ofrecer varias conferencias sobre su especialidad. Aunque en estos momentos de su vida, con un bebé de nueve meses, reconoce que le va a dar algo de pena tener que estar tantos días sin su pequeña. La vida tiene estos inconvenientes.

Tres vicedecanas

La Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria cuenta con un enorme prestigio nacional y también internacional. La mayor parte de su profesorado no sólo se dedica a labores de docencia sino que ejercita de forma plena la investigación. Una de las singularidades de esta especialidad tiene que ver con su equipo decanal, en el que destaca la presencia de tres vicedecanas. Tres mujeres, que aman la ciencia y que han logrado conjugar su trabajo al frente de este departamento con estudios sobre el terreno, además de ser madres. Aunque para Pilar García Jiménez, vicedecana de Calidad Educativa, "en mi caso, no creo que sea algo meritorio, con algo de organización se puede hacer todo. Creo que mi situación es similar a la de otras mujeres con hijos".

Cuando se habla de ciencia siempre suelen aparecer nombres como Einstein, Tesla o Graham Bell. Todos ellos son destacados científicos, lo malo es que en esta lista cuesta que aparezcan ellas. Aunque hayan sido mujeres las que han creado la cirugía láser para curar cataratas, el telescopio submarino, o el caso más llamativo de Rosalind Franklin, quien posibilitó la observación de la estructura del ADN, aunque el crédito y el nobel se lo llevaran otros.

En las universidades canarias también se intenta profundizar en áreas que para profanos pueden pasar desapercibidas pero que tienen una importancia vital.

En el caso de Pilar García Jiménez su línea de investigación es realmente muy sugerente. En la actualidad analiza la presencia de compuestos volátiles en las algas. De forma didáctica explica que estas especies suelen desprender un fuerte olor, "o lo hacen para defenderse o para reproducirse, lo que analizamos tiene que ver con los mecanismos de protección que emplean cuando por ejemplo baja la marea y quedan al descubierto".

El metabolismo de las algas es capaz de reaccionar ante las sustancias dañinas que pueden atacar su sistema. Llegar a descubrir estos mecanismos puede resultar de gran interés para campos como la cosmética y la industria farmacológica.

En aguas de El Hierro

Magdalena Santana Casiano, vicedecana de Estudios de Posgrado, ha llevado dos líneas de investigación. Una relacionada con el estudio del impacto del dióxido de carbono en los océanos, cómo puede influir en especies como el fitoplancton, los productores primarios más importantes en el océano. Estos seres se encargan de fijar el CO2 atmosférico de manera que el carbono pasa a ser parte de la cadena alimentaria, y por tanto, fuente de energía.

Santana Casiano también ha participado de forma activa en el seguimiento de la presencia de metales en el medio marino, sobre todo en la zona en la que se produjo la erupción del volcán marino en El Hierro. De hecho, fue una de las científicas que a bordo de un submarino recorrió la zona en la que se encuentran los conos.

Acercarse al mundo de la ciencia, a los secretos que se esconden en los laboratorios siempre supone un viaje atractivo. En este caso, la investigación que lleva a cabo la vicedecana de Estudios de Grado y Licenciatura, Míriam Torres Padrón resulta especialmente sorprendente. Desde hace algún tiempo se ha detectado que cada vez más está llegando a los océanos restos considerables de medicamentos, de cremas, cuyo uso en la población crece de manera vertiginosa. Lo que no se sabe es cómo puede afectar estos contaminantes a la vida en los mares. El trabajo de Torres Padrón consiste en buscar una metodología que sirva para averiguar de qué elementos se trata, qué tipo de contaminantes llegan al medio marino y en qué cantidades. La labor se presenta como un gran reto.

La arqueóloga

Nona Perera tendría que haber nacido en el Renacimiento. Sobre todo por esa curiosidad infinita que la lleva a profundizar en distintas áreas, desde la Arqueología y la pasión por los secretos del pasado, al paisaje, las construcciones aborígenes y el alfabeto de los antiguos pobladores del norte de África y de Canarias. Con un brillante currículo en el que sobresalen sus 150 publicaciones, y sus años al frente del departamento de Patrimonio del Cabildo de Lanzarote, Nona mantiene la pasión precisa para seguir inmersa en nuevas líneas de investigación. Desde que descubrió la fascinación que suponía ver lo que se escondía en el interior de cuevas, debajo de montañas, entre los barrancos que pueblan las islas, y sobre todo tratar de entender qué historias contaban los aborígenes cuando trazaban esas letras sobre piedra, no ha dejado de planear nuevos trabajos, bajo distintos enfoques.

Madre de una niña, sólo se arrepiente de haber esperado tanto para tenerla; por lo demás, nadie le quita haber tenido el placer de recorrerse palmo a palmo islas como Fuerteventura, desde Corralejo hasta Jandía. En este repaso breve a su trayectoria profesional reconoce que extraña no poder volver al continente africano, como hacía antes, cuando tal vez por ignorancia nunca dudó en atravesar Libia, Marruecos, Túnez, Argelia. Para entender la escritura de los aborígenes canarios había que empezar por ahí.

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