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Entrevista

"El turismo debe ocuparse de la satisfacción de la población local"

Jafar Jafari es una autoridad en el mundo turístico, no solo por la calidad de sus investigaciones sino por su empeño en unir los ámbitos académico y profesional

"El turismo debe ocuparse de la satisfacción de la población local"

Profesor emérito de la Universidad de Wisconsin-Stout (EE.UU.) y profesor visitante de las universidades de Algarve y las Islas Baleares, Jafar Jafari es uno de los académicos más prestigiosos en investigación turística. Largos años de análisis del sector le han llevado a impulsar diversas iniciativas encaminadas a acercar el mundo académico al profesional. Así, ha creado una plataforma específica para unir a ambos ámbitos desde su Laboratorio de Investigación y Documentación Turística. Y ha fundado igualmente y es editor de la publicación Anales de Investigación Turística.

Desde el sur de Gran Canaria, donde ha participado en el IV Foro Internacional de Turismo Maspalomas Costa Canaria, analiza el estado actual del sector, sus tendencias y próximos desafíos. Tanto los retos comunes a todos los destinos como los específicos de Canarias. Las opiniones de este académico de origen iraní aportan nuevos puntos de vista al turismo. Como ejemplo baste destacar que considera, quizá por su formación de antropólogo, que el turismo debe prestar más atención a la población residente y comenzar a medir el nivel de satisfacción de la población local, y no solo el nivel de satisfacción de los turistas o el impacto económico de sus visitas.

Fenómenos como el terrorismo o las nuevas formas de contratación y alojamiento están provocando cambios de calado en el sector turístico. ¿Cuáles son en su opinión los retos y desafíos que tiene ante sí el turismo mundial?

El turismo vive, con altos y bajos, un crecimiento sostenido del número de viajeros. Pero se ha vuelto muy sensible a cuestiones como la seguridad, por alguno de los fenómenos a que ha hecho referencia. Los disturbios que soportan países como Egipto, Túnez o Turquía han puesto en evidencia la fragilidad del turismo ante determinados acontecimientos. Pero también pone de manifiesto otras cuestiones menos evidentes, por ejemplo que se abren nuevas oportunidades para destinos como España o Portugal. Creo que ambos países no son conscientes de ello: tienen un patrimonio árabe de gran valor y no son islamófobos. Y el mundo musulmán, por su parte, tiene un amplia población con gran capacidad adquisitiva y dispuesta a viajar a aquellos países en los que sean bien recibidos. Conectar Portugal, España y Marruecos tiene, en mi opinión, un gran potencial turístico.

La OMT ha advertido precisamente en sus informes que la distribución geográfica de los flujos de viajeros variará en los próximos años. Y que el espacio europeo -Mediterráneo y Atlántico, dónde se ubica Canarias- podría perder cuota de mercado a favor de Asia y otras áreas emergentes...

El movimiento de turistas efectivamente cambia, pero Europa es un área turística tradicional y seguirá siendo una zona principal de atracción de viajeros. En el contexto internacional, China es el principal país en el que está creciendo el número de turistas: ya son 120 millones los que viajan y la cifra sigue creciendo. También Japón y otros países emergentes del Pacífico aportan nuevos turistas al mercado. China es especialmente interesante, porque tiene un gasto por viajero muy alto: un chino equivale a tres europeos. Y ya son grandes conocedores de España y Portugal, pero les atraen sobre todo los destinos culturales como Barcelona, Madrid, Valencia... Sin embargo, los generaciones más jóvenes comienzan a interesarse por otro tipo de destinos vacacionales, más vinculados al ocio y el entretenimiento.

De ahí que diversos expertos estén apuntando que la conformación de "paquetes combinados", Canarias-Marruecos por ejemplo, pudiera ser interesante para atraer a esos turistas de largas distancias como China o Estados Unidos. ¿Comparte esta idea?

La combinación de paquetes turísticos ofrece, efectivamente, una oportunidad de aumentar el potencial de algunos destinos. Ya he mencionado la posibilidad de conformar productos conjuntos en torno al mundo árabe entre destinos españoles, portugueses o marroquíes. Con Canarias hay un handicap que salvar: la ausencia de vuelos directos. Para llegar aquí desde Estados Unidos o China hay que pasar por Londres, Madrid o alguna otra escala. Eso no incentiva viajar hasta las Islas.

¿Cómo ve el destino Islas Canarias desde su visión de analista? Quiero decir, ¿cuáles cree que son sus ventajas competitivas y cuáles sus carencias?

La gran fortaleza de Canarias es sin duda su temperatura, que la distingue del resto de destinos españoles incluida Baleares. Es muy difícil mantener un negocio cuando se está obligado a cerrar durante varios meses al año, pero Canarias no tiene estos problemas de estacionalidad. Sin embargo Baleares tiene una proximidad con los mercados emisores que no tiene Canarias; aunque la lejanía se convierte en oportunidad porque tienden a alargarse las estancias. Ambos archipiélagos sí tienen en común que resultan muy atractivos para el turismo residencial, aquellos extranjeros que compran viviendas como segunda residencia para pasar varios meses al año. Yo mismo tengo una casa en Magaluf (Mallorca). La diferencia entre estos turistas y los de corta duración es que aquellos quieren consumir muchos productos de sus países de origen, sentirse como en casa; y los segundos, los visitantes pasajeros, buscan lo contrario: la gastronomía local. Y no siempre la encuentran.

¿La ha encontrado usted en su visita a Canarias?

No demasiado: es difícil que te ofrezcan vino de aquí, por ejemplo, en los lugares en los que he estado. Canarias tiene que promocionar aún más aquellos productos y servicios vinculados a su cultura y su identidad.

La llegada de turistas que están recibiendo las Islas en los últimos años registra cifras récords, como en el conjunto de España, desde hace ya varios años. ¿Creo usted que trece o catorce millones de turistas en un destino de esta dimensión y características son muchos o demasiados?

En todas las islas del mundo, y todos los destinos insulares, los recursos naturales están sometidos a un nivel de fragilidad superior que en los destinos continentales. Usted me está preguntando si hay que poner límites a la llegada de turistas y esa misma pregunta la quise plantear yo en el foro de debate al que he asistido estos días. La quise plantear a las autoridades asistentes y no tuve la oportunidad. En mi opinión, el número de turistas que se está alcanzando debe llevar a Canarias a abrir una reflexión sobre dónde está el limite, porque sus recursos naturales no son ilimitados. Creo que Canarias debería tomar la decisión de no desarrollar mucho más su industria turística. Y el turismo tiene además que comenzar a tener en cuenta su impacto sobre la población local.

¿Eso quiere decir que, en su opinión, no se ha ocupado hasta ahora de ese impacto?

En sus orígenes sí. Cuando nace y se desarrolla en una sociedad lo hace tratando de mejorar el bienestar de los habitantes de esa localidad. Pero fíjese que en la actualidad se analiza, se indaga y se mide el grado de satisfacción del turista de cada destino. Pero no nos preocupamos ni nos ocupamos apenas de medir el nivel de satisfacción de los residentes. No se les pregunta ni se toman medidas para determinar si están o no satisfechos con la actividad turística con la que conviven; que opinión les merece o cómo se relacionan con quienes les visitan. La falta de integración entre la población local y los turistas se produce con mucho dificultad, o no llega a producirse en algunos destinos. No se tiene, en general, demasiada cultura de mezcla cultural. Yo lo veo de la siguiente manera: un número determinado de turistas en proporción a la población local puede convivir sin integrarse, uno frente al otro. Pero un número excesivo de visitantes foráneos sobre los residentes puede provocar enfrentamientos o confrontaciones. Esos son también otros límites sobre los que hay que reflexionar.

Usted ha hecho especiales esfuerzos por unir el ámbito académico con el profesional, y ha puesto en marcha para lograrlo varias iniciativas. En Canarias, en particular, existe un divorcio entre unos y otros; una distancia que encuentros como el Foro Internacional de Turismo Maspalomas Costa Canaria tratan precisamente de reducir...

El divorcio entre académicos y profesionales turísticos es un problema internacional. La cuestión es que los profesionales piensan que los académicos no saben nada del turismo. Y los académicos opinan que a los profesionales les falta manejar algunos conceptos relevantes sobre la actividad turística. La realidad es que ambos se necesitan. Por eso hemos creado una asociación, cuya primera conferencia se celebró en Nápoles y la próxima tendrá lugar en Mallorca, con el objetivo de unir la teoría y la práctica. Queremos que sea un punto de encuentro permanente entre académicos y profesionales, con el resultado de que permita tomar decisiones más ajustadas a una realidad que analizan los investigadores y viven los profesionales.

¿Pero de qué manera práctica cree usted que puede contribuir el mundo académico a gestionar una industria tan compleja y diversa como es el turismo?

Es una buena pregunta. Lo primero que tienen que hacer los académicos es aprender el lenguaje de los profesionales. Si no hablamos el mismo lenguaje, es difícil el entendimiento. Esto quiere decir que hay que cambiar, en primer lugar, la manera de transmitir los conocimientos. Y en segundo lugar, no solo hay que investigar, sino también incorporar a cada trabajo de investigación un capítulo específico sobre cómo aplicar el resultado de ese trabajo al sector. Hasta ahora el mundo académico ha estado más centrado en la teoría que en la práctica. Pero además es que al sector no solo le interesan las cifras; interesa el porqué de las cosas y ese porqué solo lo pueden ofrecer los investigadores. De ahí la importancia de que unos y otros trabajemos juntos.

¿Y pueden también los investigadores ofrecer propuestas concretas, por ejemplo sobre cuál es el modelo idóneo para gestionar un destino? Me refiero a si la colaboración público-privada es el modelo a seguir o si hay algún destino que usted crea que puede servir de referente.

No hay un modelo de gestión turística a exportar, un referente que puedan copiar otros destinos. Lo que funciona en uno, puede no funcionar en otro. Porque del mismo modo que cada destino tiene su cultura, su idiosincracia, su historia y sus peculiaridades, debe construir un modelo de gestión de su industria turística propio.

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