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arte al servicio de la paz

La centenaria viuda de Dayan zurce el conflicto de Oriente Medio

Ruth Schwartz creó la firma Maskit para dar empleo a las inmigrantes que huían del Holocausto. Recuerda al 'zorro del Sinaí' como "un hombre con muy mal gusto para las mujeres"

Ruth Dayan y la directora creativa de Maskit, Sharon Tal. TOMER BEN AVI

A sus cien años, plenos de vitalidad, Ruth Dayan, viuda del general Moshe Dayan, el aguerrido militar israelí y héroe nacional del parche en el ojo, pero, sobre todo, la creadora en 1945 de la casa de moda de fama mundial Maskit, asegura con sorna y excelente humor que su exmarido tenía muy mal gusto con las mujeres. Maskit , una palabra citada hasta trece veces en la Biblia, con significado de tesoro precioso, se inspira tanto en los paisajes reales de Oriente Medio como en la bandera imaginada de la cohabitación árabe-israelí. Tras la II Guerra Mundial empleó a mujeres supervivientes del Holocausto llegadas de Asia y África con sus atuendos tradicionales, lucidos hoy por celebridades como Michael Obama, Jennifer Lopez, Beyonce, Lindsay Lohan o Lady Gaga.

La centenaria viuda del 'zorro del Sinaí' zurce los rotos del interminable conflicto de Oriente Medio. Ruth Dayan, Ruth Schwartz de soltera, ha puesto su talento creativo al servicio de su vocación de activista por la paz en una de las zonas más belicosas del planeta a la par que sobrellevaba con escasa resignación los sinsabores de un matrimonio plagado de sobresaltos e infidelidades. "Yo me había casado con un campesino que resultó ser un guerrero muy fiero", reconoce cada vez que se refiere a su marido. Tras participar en la II Guerra Mundial, Dayan derrotó a los enemigos de Israel en la Guerra de los Seis Días para comenzar en 1967 la ocupación militar de los Territorios Palestinos, lideró la conquista de Jerusalén Este, donde el 85 por ciento de la población es musulmana, invadió la Franja de Gaza, el Sinaí y los Altos del Golán y comandó en 1973 la guerra con Egipto y Siria.

Ruth convivió 37 años con aquel guerrero temible hasta que se lió la manta a la cabeza y en medio de un gran escándalo decidió divorciarse en 1971. El general ocupaba entonces la cartera del Ministerio de Defensa, una misión poco compatible con las ansias humanitarias de una mujer que llenaba en cuanto podía su coche con medicinas y juguetes para los niños heridos de unos territorios controlados directamente por su marido. "Simplemente le pedí el divorcio", rememora en la autobiografía elaborada con la ayuda del escritor Anthony David.

Orgullosa de ser israelí, Ruth Dayan reniega no obstante del fanatismo sionista del Gobierno de Netanyahu y echa de menos a políticos como el exprimer ministro hebreo Isaac Rabin, el único que no tuvo miedo en propiciar un respiro de paz en esta tierra rebosante de lugares santos.

Los exclusivos ropajes de Maskit volvieron a deslumbrar en la reciente Tel Aviv Fashion Week producida por el exmodelo Motty Reif que en esta ocasión homenajeó a otra dama de la moda israelí, Lea Gottlieb (Hungría, 1918- Tel Aviv, 2012), fundadora en 1956 de la marca de ropa de baño Gottex por cuyos bañadores y pareos suspiraban desde Liz Taylor hasta la propia Diana de Gales y han llevado las reinas Sofía y Letizia.

El mundo de la moda, tradicionalmente en la onda de diseñadores excéntricos y del lobby gay, está liderado en Israel por mujeres maduras que tuvieron la intuición genial de apostar por la artesanía de calidad, reconoce Motty Reif, admirado por la última colección del atelier de Maskit que hace días llenó de colores camel, negros y blancos rotos como la piedra de Jerusalén la pasarela de Te Aviv. Ruth Dayan vivió con indisimulado entusiasmo los aplausos recibidos por Sharon Tal, su diseñadora creativa, una mujer de 32 años que dejó plantado al mismísimo Alexander Mac Queen mientras preparaba el vestido de novia que lució en su boda real Kate Middleton para volver a su Israel natal y rejuvenecer una marca que hizo popular la primera ministra israelí entre 1969 y 1974, Golda Meier.

Ruth Dayan nació en la Haifa otomana en 1917. Un año después, el principal puerto del norte de Israel y el más antiguo del mundo pasó a manos británicas y se convirtió en territorio hebreo tras la guerra árabe-israelí de 1948. Su apasionante y longeva existencia ha discurrido sobre el filo de la navaja, "siempre dispuesta a poner su talento al servicio de los demás", presume Sharon Tal, (Tel Aviv, 1982) desde el taller de alta costura abierto en pleno corazón de Jaffa.

Sharon Tal habla con infinita devoción de su mentora. Una mujer criada en Londres en una familia culta askenazi con la que aprendió a hablar en hebreo, árabe, francés, alemán, turco, ruso e inglés. Al regresar a Jerusalén pasó una temporada en la ciudad levítica de Nahalal donde conoció a Moshe Dayán, el primer niño nacido en el kibutz pionero, de Degania Alef, a orillas del Mar de Galilea, aún bajo el mando del imperio otomano. Dayan perdió el ojo izquierdo en una incursión en Siria mientras colaboraba con el ejército británico en 1941 en la lucha contra el terror nazi. Falleció en 1981.

Ruth tenía 18 años y él 20 cuando se casaron en 1935. "Mis padres nos regalaron unas tierras para que saliésemos adelante como granjeros", rememora la centenaria diseñadora, pero todo cambió muy pronto bruscamente cuando aquel campesino apacible se transfiguró en "un militar invencible" que dejó de lado la azada para agarrarse con pasión tanto al fusil como a las damas que encontraba a su paso sin hacer ascos a apoderarse de valiosas piezas arqueológicas de la más sospechosa procedencia.

Las discrepancias entre la culta activista Ruth y el rudo y belicoso Moshe no tardaron en aparecer pero no fue hasta diez años después del matrimonio cuando ella decidió dar un vuelco a su vida y compartir su entrega a la familia con su talento para la artesanía y para ayudar a las mujeres que llegaban sin nada a la entonces tierra palestina.

En Nahalah nacieron sus tres hijos: Yael, Udi y Assi, un actor que fallecido tras reconocer sus problemas con el alcohol y las drogas. En Tzahala, un barrio de Tel Aviv, se hizo empresaria, mentora de las inmigrantes y abanderada de la paz árabe-israelí, algo que sacaba de sus casillas a Moshe.

"Ella siempre ha sido una firme defensora de preservar la cultura judía pero también de las otras 78 comunidades que residen en Israel", ensalza Sharon Tal, "al tiempo que lucha sin descanso por los derechos de los beduinos, de los niños y todo tipo de causas a favor de las mujeres". Con la periodista palestina Raymonda Tawil, su "amiga del alma" y madre de Suha Arafat, que en 1990 se casó con el líder de la OLP Yasser Arafat, fundó Brit Bnei Shem (Hijos de Sam) para fomentar desde niños la concordia entre musulmanes y judíos. Las dos impulsaron en 1978 la plantación de un bosque de la paz en Neve Shalom, un suburbio de Jerusalén.

Como suele decir ella misma, Ruth, hermana de Reuma, la mujer que se casó con Ezer Weizman, el séptimo presidente de Israel, "ha tenido una vida más parecida a la de James Bond que a la de una mujer de su tiempo", compara la joven Tal, orgullosa también de haber sucedido en la dirección creativa de Maskit a otro icono judío de la alta confección, Fini Leitersdorf, la mujer que popularizó los exclusivos y glamurosos abrigos del desierto que tanto gustan a las mujeres famosas y las prendas inspiradas en la Guerra de los Seis Días en cuyo diseño participaron destacadas casas de moda como Givenchy, Dior e Yves Saint Laurent. Ruth y Sharon combinan sin rendirse sus metas de paz y elegancia en un mundo convulso y caótico.

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