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Tecnología

Un mundo de coches fantásticos

La empresa española Treelogic lidera el proyecto europero que explotará las consecuencias del uso de los vehículos autónomos para llevar al mercado una tecnología que cambiará la vida cotidiana

Simulador de un coche autónomo.

Mar Hershenson es la fundadora del fondo de inversión Pear, uno de los más dinámicos de Silicon Valley, la meca estadounidense de las nuevas tecnologías. Su negocio es llegar al futuro antes que nadie para plantar antes que nadie la semilla de su capital y luego recoger beneficios. Y en el mañana que Hershenson divisa el coche autónomo ocupa un papel fundamental. No tiene duda de que en diez años, cuando, según sus cálculos, este nuevo sistema de movilidad personal se extienda por todo el planeta, al ser humano le estará prohibido conducir. Será la máquina quien lleve el volante.

Pero antes de que llegue ese futuro de coches guiados por la inteligencia artificial, Hershenson asegura que habrá un complejo proceso de convivencia entre los vehículos con conductor y los conducidos por algoritmos. Una difícil vecindad, como la que mantuvieron los primeros automóviles y los coches de caballos. Tras culminar ese proceso, la conducción -una actividad que entusiasma y desespera a la vez a la mayoría de la raza humana- "terminará siendo un deporte como lo es ahora la hípica", asegura esta mujer, una de las innovadoras de referencia en la vanguardia tecnológica.

La visión de Hershenson no es, mi mucho menos, original. La universalización del coche autónomo parece ya algo incuestionable. Por eso la Unión Europea, dentro de los objetivos denominados Horizonte 2020, acaba de aprobar un ambicioso proyecto de I+D para conocer a fondo cuáles son los obstáculos que tendremos que superar para poder dejar con total seguridad nuestros rumbos cotidianos en manos de la inteligencia artificial: desde qué tecnologías pueden ser homologadas hasta qué nueva normativa habrá que desarrollar. Y en este proyecto que comenzará a andar en sólo unos días, la empresa española Treelogic será la encargada de coordinar y gestionar los trabajos de esta gran investigación en la que toman parte once instituciones y empresas de siete países de la UE. Treelogic, además, se ocupará directamente del desarrollo de una de las tecnologías clave para el correcto funcionamiento de los coches autónomos: los sistemas de visión artificial que identificarán lo que están haciendo en todo momento los ocupantes del vehículo en caso de que sea necesario devolver a un ser humano el control y así garantizar una "transición segura" entre la máquina y el hombre.

Es la primera vez que una empresa española lidera un proyecto de este ámbito, que cuenta con un presupuesto de 3 millones de euros. Entre esos once socios, desde España participa también el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) y la Universidad de Alcalá de Henares, que cuenta con un vehículo en pruebas con el que se efectuarán los ensayos.

Porque uno de los grandes objetivos que se plantea este proyecto es "identificar las lagunas" donde pudieran producirse conflictos en el uso de los coches autónomos, explica Marcos Sacristán, responsable de proyectos internacionales de I+D de Treelogic. Para ello construirán escenas cotidianas en las que pudieran producirse conflictos con el entorno para evaluar qué grado de confianza tiene esa tecnología para el conductor y para las personas que haya en su entorno, como peatones o ciclistas. La indagación que van a emprender estos especialistas en conducción autónoma no será tanto de mejora tecnológica, que también, como de tratar de buscar salidas a los numerosos problemas que se planteen. Uno de los más clásicos y extremos en este sentido podría ser éste: "Si vas a atropellar a tres personas, ¿debería tu coche provocar tu muerte como un mal menor?". Sergio García Caso, director de I+D de Treelogic, hace al respecto una consideración y propone "reenfocar" el problema ético que puede desatar el uso de estos vehículos. Pide que el foco no se ponga tanto en la muerte que, en alguno de esos casos, pueda ocasionar un coche autónomo como en la cantidad espectacular de vidas que puede salvar la puesta en marcha de un sistema que según los datos va a reducir en un 70% el número de accidentes al eliminar el "fallo humano" de la ecuación. "Es verdad que hay una tendencia a decir: de la máquina no me fío, pero, sin embargo, las estadísticas dicen lo contrario", subraya Marcos Sacristán. Lo que, a la postre, buscan es generar confianza entre los usuarios de estas tecnologías nacientes.

El proyecto de investigación sobre los coches autónomos se denomina BRAVE, que viene del inglés "BRidging gaps for the adoption of Automated VEhicles" y que podría traducirse como "salvando los obstáculos para la adopción de los vehículos autónomos". A lo largo de su desarrollo tratarán de testar todas las situaciones posibles en las que podría verse involucrado un vehículo autónomo, al objeto de mejorar o desarrollar la tecnología para hacerlos totalmente seguros y, también, para empezar a esbozar todos los cambios legislativos que requiere un cambio tan radical en la conducción; "algo que va a transformar toda nuestra movilidad personal", añade García Caso.

Hay miles de preguntas que responder. No sólo cómo se relacionarán estos coches con los usuarios vulnerables, peatones o ciclistas, también: ¿ a quién harán responsables las aseguradoras de un accidente provocado por un coche autónomo? O ¿cuánto habrá que modificar el examen de conducir para formar convenientemente a los conductores en el manejo de esos nuevos vehículos? ¿Y en la ITV, qué parámetros tienen que revisarse para lograr el correcto funcionamiento de este tipo de vehículo? Todos estos aspectos serán explorados dentro del programa BRAVE, cuyos resultados serán públicos y podrán ser utilizados como base para la introducción de tecnologías seguras y, especialmente, el desarrollo de una nueva legislación al respecto.

"El mayor escollo al que se enfrenta el coche autónomo no es técnico, sino legal. No existe aún ninguna legislación adaptada a esta tecnología, nos encontramos en un momento crucial para regular su uso. BRAVE abordará estas limitaciones y tratará de fijar unos protocolos y estándares para validar la tecnología que circule en pocos años por nuestras carreteras", dice Treelogic en la presentación del programa.

Casi todo lo que rodea al coche autónomo es tierra incógnita, pero ha de explorarse necesariamente ya que se avecina una revolución en nuestra vida cotidiana. Una revolución que, no obstante, ya ha comenzado. Los niveles "0" y "1" de automatización los hemos incorporado a nuestras vidas con total naturalidad: los sistemas de medidas de distancia para los aparcamientos o los sistemas de aparcamiento asistido. El nivel "2" se espera en el corto plazo, es decir, aquel vehículo que se mueve de forma autónoma a "muy baja" velocidad en caso de atascos y controlando la distancia con el vehículo siguiente. En el nivel "3" el vehículo se mueve de forma autónoma en escenarios de baja velocidad (hasta 60 km/h), controlando distancia con vehículo siguiente. El nivel "4" es el de conducción autónoma en autopista, y el "5", aquel en el que el propio vehículo lleva a sus ocupantes del punto "A" al punto "B" a través de cualquier escenario intermedio.

El coche conectado será previsiblemente un revulsivo económico. De hecho, es una de las apuestas de la Unión Europea para elevar el peso en el PIB de la industria del 16 al 20 por ciento. El volumen de negocio asociado al vehículo autónomo en 2035 se espera que supere los 500.000 millones de dólares. Los responsables de Treelogic consideran que, desde el punto de vista económico, la implantación del coche autónomo "puede relanzar la industria automovilística nacional, con la creación de nuevos puestos de trabajo especializados en toda la cadena de valor". Pero tendrá muchos más impactos. Éstos son algunos en datos sobre la explosión de los vehículos autónomos: una reducción del consumo energético del 30 por ciento, otro 35% menos en los costes de servicio y un 15% de ahorro en los costes de seguro, algo que está relacionado con la reducción del número de accidentes. La carretera como símbolo de tumba de asfalto puede también pasar a la historia gracias al coche autónomo.

En un briefing de 2016 de la Comisión Europea sobre el coche autónomo se dice, entre otras valoraciones: "La conducción autónoma mejorará la seguridad reduciendo la siniestralidad de forma significativa, al eliminar el factor humano, implicado en más de un 90% de los accidentes de tráfico en carreteras europeas, en las que más de 40.000 personas mueren cada año y un millón y medio resultan heridas".

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