Tras escuchar las explicaciones del delegado de Artesanía de El Aaiún, Ahmed Dahi, y observar copas, paltos, tazas, lámparas, armarios, arreos, arados, monturas o joyería, todo trabajado en plata, madera, barro, piedra, jade, bronce o cobre, Jesús Camejo apunta que estamos ante algo que no deben perder los saharauis: su idiosincracia. "No deberían perder la esencia de lo que son ahora, deberían aprender de nosotros, de Canarias, que hemos perdido mucha autenticidad".

En la calle principal, cerca del complejo, frente a la mayor mezquita de la ciudad, una interesante manzana de tiendas artesanas exhibe orgullosa sus puertas recuperadas con la colaboración del Gobierno de Canarias durante el mandato del desaparecido Adán Martín. Allí, Ahamad Baba Ahamad Salam, un legendario artesano de la capital saharaui, exhibe con orgullo los diplomas que acreditan su participación en la Feria Española del Atlántico durante la década de los años 70.

En la pequeña tienda de este artesano que llegó a parlamentario en la Asamblea de Marruecos, plagada de recuerdos, de diplomas españoles y fotografías en la que se ve a Ahamad con los reyes Hassan II o Mohamed VI parece acumularse el pasado y presente de El Aaiún. Habrá que ver su futuro.