La iglesia de El Aaiún, considerada una catedral, es uno de los edificios más antiguos de la ciudad. Las obras comenzaron en 1954 y el inmueble se amplió en los años 60. De hecho, los barrios más antiguos de la capital saharaui comenzaron a crecer a su alrededor. Luego la ciudad cambió mucho, muchísimo. En esta parroquia, la de San Francisco de Asís, sede de un hipotético 'obispado' de la región, se asientan los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. En la actualidad son tres sacerdotes, los padres Mario, Chicho y Valerio, conocido amigablemente como el 'padre del desierto'. Ellos también se ocupan de los oficios en la iglesia de Dajla, la antigua Villa Cisneros.

Esta comunidad siempre ha mantenido una buena relación con la población musulmana. El número de fieles, entre católicos y protestantes, es muy reducido, unas diez o quince personas de una decena de nacionalidades, puesto que la mayoría de ellas son miembros de la Misión de Naciones Unidas.

El interior del edificio lo preside una pintura con Jesús y los cuatro evangelistas en la sala principal. La imágenes tratan de imitar a las del Santuario del Valle de los Caídos.

El superior de la misión es Valerio Eko, nacido en la República Democrática del Congo. El 'padre del desierto' muestra a los visitantes los archivos, en los que están registrados las bodas, bautizos y defunciones de la etapa de dominio español. El cementerio católico ya no existe, fue trasladado a Gran Canaria cuando la evacuación. Hace unos años falleció Chamero, un legionario que no quiso irse y está enterrado en Agadir.

El cuidado y moderno Complejo de la Artesanía de El Aaiún hace las delicias de la delegación canaria. Después de una visita por sus salas, patios y fuentes, Gabriela Cetroni no duda en advertir que reúne todas las condiciones para convertirlo en el corazón de los viajes turísticos desde Canarias a partir del cuál se pueda recorrer la ciudad, la provincia y la región. La idea sería algo así como complementar su actividad artesana con la de información turística. "Es fantástico, sería interesante que los visitantes pudieran llevarse artesanía de aquí, los saharauis tendrían que comercializarla, no solo mostrarla", recomienda Cetroni.