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Cincuenta años sin Nino Bravo

La conmoción en la España en blanco y negro fue tal que se podría decir que un país estaba de luto. El intérprete valenciano moría en la plenitud personal y artística. Desaparecía un artista irrepetible. Murió, pero vive

Nino Bravo. LP

Dos vídeos en Youtube con el mismo clip de Un beso y una flor en color, aunque uno de mucha mayor definición que el otro, acumulan más de 11 y 4 millones de reproducciones y miles de comentarios elogiosos; varios, de las últimas 48 horas. Son cifras muy, muy lejanas de los cinco mil millones de visionados de Despacito. Pero asombrosas. Porque Nino Bravo (Luis Manuel Ferri, nacido en Aielo de Malferit en 1944) hace hoy exactamente 45 años que murió. Y toda la repercusión que aún pueda tener su música hoy día es fruto de estirar y estirar el único repertorio posible: aquel que fue alumbrado entre 1968 y 1973 con joyas imperecederas como América, América; Libre; Noelia; Mi tierra; Un beso y una flor; Cartas amarillas...

Se ha dicho hasta la saciedad que su carrera hubiera tenido una repercusión internacional acorde o tal vez superior a la de dos coetáneos suyos, Raphael y Julio Iglesias, titanes de la canción melódica de fama planetaria. Hoy tendría 74 años. Pero en el imaginario colectivo no puede haber otra foto que la de aquel hombre de menos de 30 años de cabello largo que le tapaba las orejas. Dueño de una inmensa voz, Nino Bravo ha calado en las nuevas generaciones gracias a trabajos como el de Juan Carlos Calderón, que se inventó en los años 90 aquellos CD de duetos que, además de emparejarle con otros artistas, pulieron su música y multiplicaron el efecto seductor de su voz. De vez en cuando, un recopilatorio más. Otra imitación en Tu cara me suena. Alguna enésima versión; valencianos de registro similar como Francisco o Vicente Seguí. Homenajes y tributos; de los clásicos y de los más modernos, como el de 2013 de La Casa Azul. Una web; una página oficial en Facebook ... Y con todo ello, camino del medio siglo sin Nino Bravo, su música y su impronta jamás han dejado de estar presentes en la cultura popular de este país.

Pero el legado de Nino Bravo no cesa. Su Facebook se alimenta de inacacables aportaciones (imágenes inéditas de él y su esposa, embarazada, de compras por Barcelona; un vídeo de un directo en Canadá en 1971 cantando La puerta del amor; portadas personalizada para otros países de sus discos). Mientras su web (www.ninobravo.net) o el Museu de Nino Bravo en Aielo de Malferit perseveran en divulgar el mito.

Casado con Mª Amparo Martínez Gil el 20 de abril de 1971, Nino Bravo tuvo dos hijas: Amparo Ferri Martínez (24 de enero de 1972) y Eva Ferri Martínez, a la que no llegó a conocer ya que nació el 27 de noviembre de 1973. Su esposa, muy reacia en los últimos años a aparecer en público, ha delegado en sus dos hijas toda representación en homenajes y recordatorios. Los biógrafos del cantante han convenido en señalar que su última actuación fue en los Jardines de Neptuno, en Granada, a finales de marzo de 1973. Más concretos son sobre su último recital en Valencia: el 15 de marzo de 1973 en Parador 73, en Fallas.

Muerte en la carretera

El lunes 16 de abril de 1973 Nino Bravo partió de Valencia rumbo a Madrid antes de las 8 de la mañana con la finalidad de pulir en el estudio el nuevo disco. Conducía su BMW 2800. Le acompañaban el músico José Juesas y los integrantes del dúo Humo. Nino iba a ser su representante. Perdió el control y el coche dio varias vueltas de campana. Levante-EMV visitó en 2013, en el 40ª aniversario de su muerte, el sitio exacto del accidente, una curva en la N-III a menos de un kilómetro de la localidad conquense de Villarrubio. Hoy, ese mismo espacio está algo desdibujado porque la curva, un punto negro de la red estatal, se modificó. Y porque esa antigua nacional es hoy una carretera local que conduce al pueblo, ya que fue sustituida por la Autovía de Valencia A-3. Eso sí, las placas de asfalto de la vieja vía se resisten a desaparecer debajo de la otra, en sus márgenes. Y permiten situarse si no en el lugar exacto sí que muy, muy cerca de ese punto kilométrico 95,190 en el que sucedió la desgracia. Los cuatro heridos fueron trasladados en vehículos particulares a Tarancón, al sanatorio regentado por monjas mercedarias. La gravedad de Nino era extrema y lo derivaron a Madrid. El conductor de la ambulancia, Casimiro Espada, aseguró en 2010 que Nino moriría a la altura de Villarejo de Salvanés. Ingresó ya sin vida en el hospital Gregorio Marañón.

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