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La espuma de las horas

Las vidas que cambian en un instante

Ve la luz 'Río revuelto', la primera novela de la periodista y escritora californiana Joan Didion

Joan Didion. LP/DLP

Joan Didion (Sacramento, California, 1934), la escritora contracultural que en los años sesenta entrevistó al secretario general del Partido Comunista de Estados Unidos, rastreó a Joan Baez y esperó horas en un estudio de grabación por Jim Morrison, era también una republicana confesa que apoyó la campaña de Barry Goldwater cuando se postuló para presidente contra Lyndon B. Johnson, un año después del asesinato de John F. Kennedy. No se le habría ocurrido imaginárselo a nadie, pero en efecto así era.

Desafiando la extendida creencia de que las personas se vuelven cómodas y conservadoras a medida que envejecen, Didion, en cambio, se radicalizó. En los años 80 y 90 del pasado siglo escribió libros críticos sobre la política exterior de Estados Unidos. En el caso de Salvador (1983), desarrolló su tesis ficción de la guerra fría. Y el escándalo Irangate está en su novela The Last Thing He Wanted (1996).

Pero su reputación literaria tiene las raíces en el reporterismo de los 60 y 70, recopilado en Slouching Towards Bethlehem (1968) y The White Album (1979). Tom Wolfe incluyó una de sus piezas en la antología El Nuevo Periodismo, con la que se propuso mostrar cómo una nueva generación estaba reinventando el oficio de reportero al hacer que los hechos se leyeran como si se trataran de piezas de ficción. Didion siempre se mofó de la etiqueta que le atribuían, aseguraba que no tenía nada que ver con Hunter S. Thompson, aunque, al mismo tiempo, reconocía su afinidad con Norman Mailer, al que consideró un estilista obsesivo. Igual que lo era ella, puntillosa en el dato, espléndida en la prosa.

Durante años Didion no tuvo probablemente el reconocimiento que merecía y pese a su talento fue una de las escritoras menos celebradas de su generación. Pero supo insistir hasta convertirse en una de las grandes figuras del periodismo. El año del pensamiento mágico, que recoge sus conmovedoras memorias sobre la enfermedad y la muerte de sus dos seres más queridos, su marido el escritor John Gregory Dunne y su hija Quintana, es una crónica magistral sobre el dolor y la supervivencia. "La vida cambia deprisa. La vida cambia en un instante. Te sientas a cenar y la vida que conocías se acaba. La cuestión de la autocompasión", escribió entonces. En la mitad de la vida estamos en la muerte, repitió como los episcopalianos junto a la tumba. Didion recordaba cómo el martes 11 de septiembre de 2001 era un día, precioso y corriente. Amaneció templado y casi sin nubes en el este de Estados Unidos, cuando el vuelo 11 de American Airlines y el 175 de United Airlines fueron estrellados con las torres del World Trade Center. Y de repente -cuenta- ya nada existía.

A diferencia de Wolfe, Didion era hija del oeste. Descediente de pioneros. Sus antepasados habían emigrado a California en busca de un porvenir próspero. Y el oeste acabó siendo para ella la ultima frontera donde se supone que el sueño americano terminaría por convertirse en realidad. Esta clase de nostalgia llena sus piezas californianas contrastando con el oscuro escepticismo de superviviente que la embarga sobre los tiempos que corren. Así hasta cumplir sus 83 años.

Ahora, Gatopardo ha recuperado la primera de sus novelas, Río revuelto (1963), una visión crepuscular de esa California y de sus hijos, la inquietante historia de un matrimonio de la clase media, Everett McClellan y su esposa, Lily, bisnietos de pioneros, envueltos en una trama de traiciones y equívocos, y de cómo ven derrumbarse todo a su alrededor. Leerla no significa perder el tiempo; tampoco dedicarle la hora y media que dura al documental, "Joan Didion: The Centre Will Not Hold", dirigido por su sobrino, el actor y director Griffin Dunne.

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