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Entrevista | Yolanda Fontanil

"Muchas mujeres son forzadas a mantener relaciones sexuales sin poder decir no ni sí"

"El mayor obstáculo para las víctimas de violencia sexual es que su palabra no tenga el mismo valor que la de un hombre", afirma la doctora en Psicología; autora de un protocolo contra la violencia sexual

Yolanda Fontanil renuncia a la hora del café a media mañana para atender esta entrevista. Trabaja como profesora de Psicología y lo suyo es pura vocación. Entre clase y clase, se encargó, junto a su colega de profesión Ángeles Salcedo, de la redacción de un protocolo contra la violencia sexual. El mensaje de la doctora en Psicología sobre este trabajo comienza con una aclaración: la violencia sexual no tiene nada que ver con el amor y la pasión. Y termina con un "gracias" dirigido a todas aquellas mujeres que le han contado "los pasajes más duros de su vida mientras lloraban". Sus testimonios no sólo justifican la importancia de redactar un protocolo de prevención y asistencia a las víctimas de abusos, sino que son el impulso que ayuda a Fontanil a superar los pequeños baches del día a día: "Nada es tan importante en comparación con lo que sufren estas mujeres".

¿Qué secuelas deja un caso de abuso sexual en una mujer?

Muchísimas. A corto plazo, las reacciones son muy amplias. La mayor parte de las mujeres que sufren abusos sexuales tienen ataques de miedo y pesadillas. Además, sufren ataques de ansiedad ante situaciones que antes no suponían ningún tipo de amenaza. El problema es que, de pronto, el mundo se ha vuelto para ellas un lugar más amenazante. Muchas no quiere comer, se dejan... De alguna manera, abandonan un poco este mundo. A veces, se pueden producir incluso fenómenos de disociación. Muchas mujeres que sufren abusos sexuales, para sobrevivir a esta situación, se han tenido que colocar en otro plano. Algo así como si se transportasen fuera de su cuerpo para soportar el abuso.

¿Se recupera uno de algo así?

Esas secuelas suelen quedarse para siempre. Sí se puede mejorar, pero siempre con ayuda. En muchos casos, se necesita la ayuda de un profesional y, en otros, de la red afectiva más cercana de la mujer (amigos o familiares). Si los allegados reaccionan de forma positiva ante la declaración de que se ha sufrido un abuso sexual podemos garantizar que esta mujer va a tener menos secuelas que las que han tenido que ocultarlo o que, cuando lo han contado, no les han creído.

¿Es frecuente que no las crean?

Sí, una respuesta social muy común ante el testimonio de una mujer que cuenta que ha sufrido un abuso sexual es retirarse hacia atrás, alejarse. Ese gesto para mantener distancias, afecta mucho a la víctima. A esto se suma los mensajes que utilizan los conocidos ante un testimonio así. Dicen cosas como "a lo mejor, estás exagerando un poco" o "esto no es posible porque yo conozco a este muchacho y no hace este tipo de cosas"... De mano, se tiende a desconfiar de lo que te están contando. Esto nos lleva a otra realidad: el abuso sexual termina por provocar un sentimiento de culpabilidad en la víctima porque no se sienten apoyadas por su entorno. Entienden que si los demás justifican los hechos y las ven como culpables, es que lo son.

¿Cómo aborda el protocolo esto?

Hemos intentado especificar, más allá de la clasificación de los tipos de violencia sexual, las reacciones que pueden mostrar las víctimas para que los centros de la mujer e instituciones que reciben a las mujeres que han sufrido un abuso sexual, sepan tratarlas. En muchos casos, la mujer no informan bien a los profesionales de lo que le pasó porque tiene un trauma. ¿Esto quiere decir que no sucedió? No, es precisamente la prueba de que pasó y el trauma está ahí.

¿La primer toma de contacto con la víctima no se estaba haciendo bien?

Se puede mejorar. Para poder atender estas necesidades, la clave está en la formación de los profesionales de los centros sanitarios, asesores o de ayuda legal. Tienen que saber cómo atender a las víctimas de abuso sexual de forma correcta.

¿Por dónde se empieza a articular un protocolo que necesita de tantos matices?

Comenzamos por analizar las cosas que se han hecho a nivel internacional. Una vez hecho esto, quisimos empezar por aclarar un tema fundamental: la violencia sexual no es una forma de amor y pasión, sino un intento de ejercer dominación, poder y control sobre otra persona. Esto está muy alejado de un marco en el que se pueda hablar de crímenes de amor, románticos o pasionales.

El famoso término del 'consentimiento', ¿cuál es la forma correcta de abordarlo?

El tema del consentimiento es muy complejo, en general. Más aún si no hablamos del prototipo de abuso sexual (perpetrado por un desconocido) y nos centramos en un abuso por parte de una persona a la que conoces. Pero, aunque determinar el consentimiento sea difícil, las mujeres merecen protección todo el tiempo. Todo el mundo en nuestra sociedad tiene que tener muy claro que una relación sexual sólo puede mantenerse cuando uno dice sí y continúa diciendo sí. Muchas mujeres son forzadas a mantener relaciones sexuales en situaciones en las que no pueden decir "no", ni tampoco "sí". Por ejemplo, hay casos en los que el abuso sexual se realiza cuando la persona está gravemente enferma, acaba de salir del hospital o acaba de tener un hijo. En esas situaciones, es necesario que uno diga "sí", que la mujer decida tener relaciones si le apetece. ¿Por qué a las mujeres no se nos permite querer tener relaciones sexuales, sino que se nos impone? Sólo cuando culturalmente cambiemos para que sólo "sí" sea "sí", el tema del consentimiento no dejará lugar a dudas. Sólo cuando una relación es mutuamente acordada y disfrutarla hay consentimiento.

Esto nos lleva a lo ocurrido con la Manada...

Sí, pero mientras la noción de consentimiento no sea algo que se vea de forma positiva, vamos a encontrar muchos casos, como el de la Manada, que las penas serán menores porque siempre habrá un resquicio por el cual a alguien se le ocurrirá desconfiar de la palabra de la mujer. El obstáculo mayor que encuentran las mujeres víctimas de violencia sexual es la desconfianza, que su palabra no tenga el mismo valor que la de un hombre.

¿Hay muchos casos de violaciones dentro del matrimonio?

Claro, claro. Y no sólo dentro del matrimonio, sino con parejas o exparejas. El porcentaje de la violencia sexual que la ejecutan hombres conocidos por las mujeres es brutal; alrededor de la mitad de los casos tienen lugar en el hogar. Lo que ocurre es que esos abusos sexuales se reconocen menos. La mayor parte de las mujeres se quedan en silencio. El protocolo tiene una gran parte de trabajo pensado para romper este silencio.

¿Cómo?

De lo que se trata es de poner a disposición de las mujeres que han sufrido abusos sexuales una serie de herramientas que garanticen confidencialidad y respeto con las decisiones de las mujeres. Es decir, que si quieren denunciar, denuncien. Pero si sólo quieren recibir un apoyo para recuperarse del trauma que han sufrido tengan a dónde ir. Son muchas las asociaciones que trabajan en este tipo de asesoramiento.

¿Qué cambios legales son necesarios para reducir esta lacra?

En el plano legal se tiene que hacer muchos cambios, tanto a nivel de legislación como de procedimiento. Es importante que no se produzcan nuevas victimizaciones que es lo que ocurre en el caso de la Manada. Por un lado, ha habido una victimización producida por estos individuos y después, la provocada por el sistema legal que, aunque está para protegerte, te produce daños de diferentes maneras. En los juzgados deben ser más respetuosos con las personas que son víctimas de un abuso sexual. Aún así, los cambios a nivel de legislación no servirán de nada si no hay un cambio social. Porque las víctimas buscan justicia, no legislación.

¿Por dónde empezar?

Pues mira, una de las cosas que planteamos en el protocolo es que en los juzgados donde se trabaja con menores, hay que cambiar el contexto en el que se producen las declaraciones. Proponemos que haya salas diferentes y que sean personas especializadas las que transmiten las preguntas con el fin de evitar cualquier tono agresivo o que pueda traumatizar al menor.

Violencia digital, ¿un nuevo problema?

La violencia se adapta a todas las formas de comunicarnos los seres humanos. Por supuesto, también está en internet y las nuevas tecnologías. La violencia siempre está ahí y siempre ha estado.

¿Qué lectura hace del "#MeToo"?

Los movimientos de mujeres, en general, han sido súper poderosos en los últimos tiempos. El "#MeToo" [ un movimiemto viral iniciado en las redes sociales en octubre de 2017 para denunciar el acoso y la agresión sexual] fue un gran impulso; implicó que todo el mundo pudiera verse reflejado en gente que, en teoría, parecía que no podía sufrir estos problemas. Se nos han contado mentiras y se nos ha dicho que las víctimas de la violencia sexual son gente pobre o apocada. El "#MeToo" ha mostrado que cualquier persona, aunque tenga muchas carreras, mucho dinero o sea un bellezón, también sufre agresiones de este tipo. Cualquier mujer puede ser víctima de abuso sexual en cualquier momento de su vida.

¿Hay muchos casos de abusos a ancianas?

Sí. En la ancianidad se necesita recibir cuidados de otras personas y es ahí cuando se aprovechan de ellas. En muchas ocasiones, se producen abusos sexuales y no es reconocido. Además, con los problemas propios de la edad, como la pérdida de memoria o la desubicación, las mujeres todavía tienen más difícil que las crean.

¿Qué papel deben adoptar los hombres en todo esto?

Los hombres adultos y los niños no pueden quedarse al margen de los cambios que se necesitan. Tenemos que crear nuevas masculinidades que no se basen en el dominio y el control y sí en compartir. Hay que trabajar con el tema de los chistes sexistas o en esa música que promueve modelos de ligue basados en el control.

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