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Stromboli: una pasión volcánica

La erupción de la montaña eólica reaviva las cenizas del tórrido idilio de Roberto Rossellini e Ingrid Bergman

Ingrid Bergman, en un fotograma de una película de Rossellini. LP/DLP

La forma de la nube de Stromboli está influenciada por la tendencia de la presión atmosférica. El archipiélago eólico, compuesto por siete islas volcánicas dispuestas en un semicírculo, se extiende a través de 75 kilómetros al sur del mar Tirreno, frente a las costas sicilianas. Las islas Eolias eran, según la mitología clásica, el hogar de Eolo, dios de los vientos, que las mantenía encerradas en una cueva.

La leyenda dice que Eolo pudo prever los cambios en el clima observando la nube de vapores que surgía de un volcán activo, probablemente el Stromboli, que en estos días ha entrado en erupción. Cualquiera que haya estado allí, ante el imponente espectáculo, subido al cráter o contemplando por mar la Sciara de Fuoco, habrá sentido el cosquilleo eruptivo en su imaginación.

El dios del fuego Hefesto poseía su fragua subterránea en las entrañas del Etna, donde trabajaba junto a los cíclopes, gigantes cuyos ojos recuerdan la forma de un cráter.

Según la mitología romana, en cambio, el dios del fuego era Vulcano, cuya casa estaba en la isla del archipiélago eólico del mismo nombre, y fue Vulcano el que dio el nombre a las montañas conocidas por volcanes. Ulises, durante el viaje de regreso a casa, narrado por Homero en La Odisea, llegó a las Islas Eolias y se encontró con Eolo.

Pero el encuentro que perdura, todavía hoy 70 años después, en Stromboli es el de los cuerpos candescentes de Roberto Rossellini e Ingrid Bergman en la casa de aquella plazeta del pueblo de San Vicenzo, que aguarda en silencio los rugidos del volcán y siente el olor a humo que se apodera de todo, las plantas, las personas y que flota en el ambiente como un perfume inalienable.

Stromboli, terra de Dio, que Rossellini dirigió en 1949, es el resultado de la famosa carta de Bergman al director, en la que le confesaba la admiración por su trabajo y que quería hacer una película con él. "He visto sus cintas Roma, ciudad abierta y Paisá y las he disfrutado mucho. Si necesita una actriz sueca que habla muy bien inglés, que no ha olvidado su alemán, que no entiende mucho de francés y que en italiano sólo puede decir ti amo, estoy lista para viajar y hacer un film con usted". Nunca ha dejado de recordarse el affaire que mantuvieron durante el rodaje y el niño nacido fuera del matrimonio.

Causó tal escándalo en los Estados Unidos que Bergman fue denunciada en el Senado, calificada de adultera por la Iglesia y su carrera en Hollywood -ya había ganado un Oscar por Luz que agoniza- se detuvo durante varios años, hasta el éxito de Anastasia. En la católica Italia la noticia tuvo peor eco: Rosselini estaba casado, tenía esposa, dos hijos y a Anna Magnani como amante.

Stromboli demostraba cómo aun contando con una actriz consagrada por el star system la esencia del cine neorrealista persistía gracias al talento de Rossellini para dirigir actores y al empeño de Bergman por transmitir la credibilidad emocional que requiere su personaje en la película. Pero la opinión pública infravaloró ese detalla , no se dejó llevar como los amantes por la pasión volcánica, en todo caso fue el volcán el que arrojó cenizas sobre sus conciencias.

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