La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El futuro de la ópera con acento canario

Un palacio del siglo XVIII, a dos pasos de la Gran Vía madrileña, acoge la Escuela Superior de Canto

Los tres alumnos canarios de la Escuela, María Candelaria Hernández, Aridane Betancor y Begoña Gómez. jorge ropero/lof

Un palacio del siglo XVIII, a dos pasos de la Gran Vía madrileña, acoge la Escuela Superior de Canto. En su interior, alumnos y profesores van de un lado a otro, suben deprisa las escaleras tratando de llegar a tiempo a sus clases. En el coqueto teatro de gran tamaño que hay en el centro se prepara una conferencia, y en una sala anexa, decorada con cuadros cedidos por el Museo del Prado, un piano de cola espera a sus próximos solistas. De fondo se oye como en un sueño la voz prodigiosa de una aspirante a soprano que interpreta tal vez un aria de Rigoletto. El lugar, sus sonidos y el decorado de espejos, sillones orondos y lámparas de araña tintineante llevan sin pestañear a ese lugar maravilloso en el que la música lírica se siente, pellizca y roza primero al corazón y después se queda en la cabeza, fascinando a todos los que sienten esta atracción inexplicable.

La magia de la ópera, su secreto radica en el hechizo que provoca. La llave para abrir esa caja de pandora sólo está en la mano de unos pocos, esos artistas que son capaces de emocionar, de provocar cosquilleos en la piel, con la grandeza de su voz.

Los alumnos canarios que se están formando en la Escuela Superior de Canto de Madrid sorprenden gratamente por su sensatez. Prefieren tener los pies en el suelo, aferrarse al trabajo duro, cotidiano, y también embriagador. Les cuesta dejar volar la imaginación y poner palabras a sus retos personales. A verse, por ejemplo, en el escenario del Teatro Real interpretando a Lucía de Lammermoor de Donizetti, o esa aria espectacular de las cartas que interpreta el personaje de Charlotte en Werther. Quizás como ha reconocido el tenor canario Celso Albelo, los comienzos son muy complicados, hasta que al final con esfuerzo, técnica y esa voz generosa se logra tocar esas fibras, "y si lo logras, ya tienes un amante de la ópera para el resto de su vida". Y ellos, los cantantes, podrán al fin mostrar esas cascadas de sensaciones con las que contagian a los que escuchan y de paso comienzan por cumplir sus sueños.

De Gran Canaria y Tenerife

Aridane Betancor reconoce que estar en la Escuela ha supuesto poder cumplir un gran reto personal. Al principio pensó en compatibilizar los estudios con sus colaboraciones en el Coro del Teatro Real, pero la realidad y la dureza de esta formación superior lo han obligado a desistir de mantener este trabajo complementario. Llegar a convertirse en un tenor solista requiere dedicación exclusiva. Los alumnos durante el primer año llegan a tener quince asignaturas, además de las de canto, hay clases de teatro, "tienes que conocer tu cuerpo y cómo moverte en escena", idiomas, nada menos que inglés, alemán, francés y sobre todo italiano, la lengua en la que se han escrito el mayor número de óperas.

La trayectoria de Aridane resulta curiosa, aunque en Canarias se dan muchos casos de cantantes que empezaron por actuar en rondallas, en coros, en grupos folclóricos y después han dado el paso de gigante apostando de lleno por la música lírica.

Este joven de Gran Canaria empezó presentándose a un festival en Moya, que seguía la misma estructura que la famosa Operación Triunfo, en aquella ocasión Aridane quedó en tercer lugar con una canción pop. Desde ese instante comenzó a creer que podía adentrarse por otros vericuetos. Y así de una forma casi casual pero con mucho empeño entró a formar parte del Coro de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Aridane tuvo que compatibilizar esta devoción con su trabajo de administrativo y así siguió durante 18 años, hasta que ha optado definitivamente y con esas mariposas en el estómago por dar el salto y estudiar en Madrid el grado superior de Canto. Al final, de la charla y tras muchas dudas, Aridane Betancor se atreve a desvelar su reto: cantar como tenor el aria del Elixir de Amor de Donizetti. Tampoco le importaría que el estreno fuera en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria.

Con raíces en Arucas, su madre es natural de Cardones, Begoña Gómez vivió varios años en Gran Canaria, aunque ella nació en Mallorca. Sus compañeros, a veces de broma, dicen que ella sólo es media canaria. Aunque esta estudiante de cuarto curso de la Escuela de Canto mantiene muy vivas sus vinculaciones con el Archipiélago, de hecho, como los demás, y a pesar de estar en Madrid, todos reconocen que siguen desayunando gofio.

Begoña si ha tenido en su madre una gran referente como amante de la música lírica, y también en su abuelo, José González Viera, que fue el pianista que amenizaba las películas en los salones del cine mudo que había en Cardones.

Una vez más, los alumnos canarios demuestran el empeño y la fortaleza de quien sabe que está luchando por salir a flote en una profesión muy dura, muy exigente. Begoña es mezzosoprano, y también con cautela termina por asumir que como a los demás le encantaría llegar a ser una gran solista, pero si no, tampoco se sentiría frustrada si termina formando parte de un Coro profesional.

La tercera alumna de la Escuela Superior de Canto procedente del Archipiélago representa la cuota tinerfeña en esta institución: María Candelaria Hernández, que ya se ha inmunizado con la cantidad de bromas que recibe por parte de compañeros y profesores, todos naturales de Gran Canaria. María vivió rodeada de música lírica desde muy pequeña, sobre todo por parte de su abuelo, que tocaba el clarinete. Aún recuerda sus primeras actuaciones y cómo el abuelo Domingo se emocionaba al verla.

Ella es soprano y también es consciente que en este mundo "das una patada, y salen un montón de sopranos". Pero ella es optimista. Parece entusiasmada con lo que aprende, y con todo aquello que puede aportar. De momento va con paso firme, aún le quedan dos años más para terminar los estudios superiores pero también se ve como solista en el Teatro Real interpretando un aria de la famosa ópera de Donizetti Lucía de Lammermoor.

Y sobre uno de esos futuros escenarios, estos tres talentos se merecen desatar esos sentimientos que llevan al público que escucha a amar la ópera para siempre.

Compartir el artículo

stats