La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Misión antiterrorista en Mali

Koulikoro, una base de líderes junto al río Niger

Víctor Mateo López-Mora es uno de los componentes del Contingente EUTM MALI XIV que desde hace casi seis meses se encuentran en la base de Koulikoro, donde la Unión Europea lleva a cabo la misión EUTM Malí

El capitán Víctor Mateo López-Mora durante una de las clases con militares malienses.

A las cuatro de la tarde, cuando el calor más aprieta junto al río Níger, el capitán de artillería Víctor Mateo López-Mora comienza su clase. Lo hace en un aula de color ocre donde el aire acondicionado no deja de expulsar aire fresco durante prácticamente todo el día. Mateo es uno de los componentes del Contingente EUTM MALI XIV que desde hace casi seis meses se encuentran en la base de Koulikoro, donde la Unión Europea lleva a cabo la misión EUTM Malí para formar y entrenar desde hace ya seis años al ejército del país subsahariano para que tenga capacidad para luchar contra el incesante terrorismo islamista y los enfrentamientos interétnicos que se viven en el centro y el norte y así estabilizar el país. El objetivo del capitán del Ejército de Tierra es proporcionarles conocimientos de liderazgo, pero los más de 150 canarios que participan tienen otras muchas funciones sobre la roja tierra africana.

El Capitán Mateo, que tiene su destino en Regimiento de Artillería Raca 93 en el Acuartelamiento de Los Rodeos, destaca que en ningún caso los militares españoles entran en los conflictos, "no es una misión ejecutiva", sino que se trata de una misión formativa. Él es uno de los docentes del curso que, probablemente, más importancia tiene entre los que se dan en la base situada al norte de Bamako: formar a los futuros capitanes jefes de compañía. "Este curso es el más largo que se imparte aquí, son 17 semanas y es bastante completo", apunta, para añadir que durante ese tiempo se les forma en numerosas materias: tácticas, procedimientos para actuar contra artefactos explosivos improvisados, derecho internacional humanitario, primeros auxilios, topografía, transmisiones o liderazgo son algunas de ellas. De esta última se encarga este militar madrileño de padre majorero, quien explica que entre sus funciones está enseñarle técnicas de comunicación como acostumbrarse a hablar en público, pero también motivación. "Es bonito la verdad y ves que ellos lo asumen como propio", apunta.

El capitán tiene la 'suerte' de impartir lecciones ante una veintena de militares ya formados. "Tengo del Ejército de Tierra, del Aire o de la Guardia Nacional" de diferentes edades. "Es un grupo heterogéneo, que tiene un nivel cultural, todos saben leer, escribir, no hay ningún analfabeto, como en otros rangos, que te los puedes encontrar, y podemos trabajar desde más avanzado", asegura, para aclarar que se refiere como analfabetos a aquellos que no tienen conocimiento alguno de francés, sino que se comunican únicamente a través del bambara, el idioma local.

La situación a la que se enfrenta el también capitán José López García es completamente diferente. Instructor asimismo de liderazgo, se encarga también de la formación fuera de la base de Koulikoro. La diferencia no sólo radica en la localización del trabajo, sino también en el trato con los militares puesto que tiene que formar a toda una unidad entera, desde oficiales a soldados, que cuentan con conocimientos muy dispares. "Los oficiales normalmente han ido como mínimo a la escuela o al instituto", e incluso, alguno de ellos, han acudido a cursos al extranjero por lo que además de francés y bambara "chapurrean otros idiomas". "La tropa no es así, la mayoría te puede mantener un francés para una conversación informal, pero no tienen un nivel técnico e incluso hay alumnos que no hablan nada de francés; existe una barrera lingüística importante". En este punto se hace "imprescindible" la labor de los de los intérpretes que traducen de francés o inglés a bambara, "sin ellos no conseguiríamos los objetivos ni de lejos", apostilla.

La función de este madrileño del Canarias 50 que lleva afincado en la capital grancanaria desde hace siete años se desarrolla en parte en las ciudades donde las unidades malienses tienen bases. López pone como ejemplo la formación que semanas antes de este reportaje había realizado en Mopti, donde este verano hubo enfrentamientos interétnicos. Para estos curso, la Unión Europea forma una unidad militar a partir de los desplegados ya en Mali, que se desplaza al lugar compuesta por instructores, fuerza de protección, médicos, personal logístico y puesto de mando. Es aquí donde entran en acción la mayoría de los militares canarios desplazados hasta Malí, que se encargan de mantener la seguridad y dar protección. Y es que por delante tienen dos días de viaje por tediosas carreteras que van en paralelo al inmenso Níger en los que hay que mantener las comunicaciones en todo momento con Koulikoro con el objetivo de informar de cualquier incidencia.

El sargento Antonio Aranda Santos, el cabo primero Gustavo Medina Rodríguez y los soldados Óscar Ortega Henríquez, Ayoze Hernández Castro forman uno de los tres equipos de la unidad de transmisiones, encargada de que siempre haya enlace por voz entre los convoys y las bases de Koulikoro y Bamako. Una de sus principales misiones es que haya comunicación directa a larga distancia, "a 400 ó 600 kilómetros" a través de radiofrecuencia, señala Aranda. Y si no existe tal posibilidad, en Malí hay desplegado además un vehículo RG-31 que cuenta con comunicación vía satélite con el que es posible mantener contacto con España desde cualquier parte del mundo.

Aunque para que esta función se pueda realizar, el trabajo de las compañías de Fuerza de Protección es imprescindible. El primer pelotón, de la primera sección, de la primera compañía está formado por el Sargento Fernando Gil, el Cabo Francisco Rodríguez Méndez y los Soldados Cristian Santana Díaz, Abel Galeano Gándara, José Manuel Bordón Rodríguez, Brian Castelblanco, Manolo Solano Suárez y Néstor Suárez Martel. "Realmente lo que hacemos es encargarnos de la seguridad, escoltar para cualquier movimiento externo y dar seguridad a las bases", teniendo entre sus encomiendas la guardia de la base junto con los miembros de la Infantería de Marina de San Fernando (Cádiz) y los militares del Ejercito de la República Checa que también están desplegados en Malí, apunta Gil Giménez.

Y si la seguridad es básica, la salud también. Y es que la base cuenta con un hospital en el que según las necesidades incluso se puede contactar a tiempo real con Madrid durante una operación de urgencia. Son numerosas piezas a encajar para que los 150 militares del Canarias 50 y los más de 400 componentes de otros 27 países adiestren a las tropas malienses con todas las garantías.

Compartir el artículo

stats