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Un dolor compartido

La actriz británica Cynthia Erivo da vida a la activista Harriet Tubman en 'Harriet', película que le valió una nominación al Óscar este año

La actriz, como Harriet Tubman, escopeta en mano, en un fotograma de 'Harriet'. (L)

Un emblemático personaje afroamericano de la literatura estadounidense, la Celie de El color púrpura, descubrió desde Broadway al gran público a Cynthia Erivo, la pequeña actriz británica (1,55 metros de altura) de enorme y trabajado talento y voz descomunal ("pulmones de cuero bañados en miel", escribió un crítico). Otro aún más trascendental para la historia de los negros en Estados Unidos, el de la abolicionista, activista y sufragista Harriet Tubman, la ha llevado este año a una nominación para los Óscars.

Erivo no solo corona, a los 33 años, una carrera fulgurante en Hollywood -donde Harriet es su tercer trabajo tras Viudas y Malos tiempos en el Royale- de esta hija de inmigrantes nigerianos criada por su madre soltera en Londres y formada como intérprete en la Real Academia de Arte Dramático británica. Ella, que se ha hecho espacio también como una diva en el mundo de la moda, portaba el único estandarte que una Academia que sigue mostrando abundante ceguera en temas de diversidad dio en esta edición a toda una raza entre sus 20 nominaciones de interpretación.

Quedan como ecos distantes algunas críticas de la comunidad negra en Estados Unidos que se lanzaron porque una actriz británica sin conexión con el trágico y vivo legado de la esclavitud (y algunos tuits polémicos sacados de contexto) diera vida en la pantalla a la icónica Tubman, críticas que ya recibió al ponerse en la piel de Celie (personaje con el que ganó un Tony, un Grammy y un Emmy) y que también acompañan al anuncio de que será Aretha Franklin en una serie de televisión.

Referentes artísticos

Erivo opta por contestar con el trabajo, con el esfuerzo y con su propia historia, recordando que si sus propios referentes artísticos son sobre todo mujeres negras estadounidenses es porque en el Reino Unido casi no aparecen en los libros de historia. Y ha declarado: "No creo que ser una chica negra en Inglaterra sea diferente de serlo de América. Colectivamente compartimos el dolor del desplazamiento y de no sentir que nos corresponde estar en determinados sitios".

Una de sus profesoras en la Real Academia, por ejemplo, recordaba en The New York Times que cuando llegó a esas aulas "tenía mucha experiencia" (ya había hecho teatro y televisión) "y tenía mucha confianza en una clase de ingleses muy blancos que no aprecian eso viniendo de otros, un problema inglés que se convirtió en el problema de Cynthia". Y fue cuando interpretó en teatro un personaje en El ángel que nos mira que le forzaba a mostrar vulnerabilidad en el escenario y con sus compañeros cuando algo cambió. "Ahora es su fuerza y el hecho de que es capaz de mostrar su alma y su vida interior lo que la define", ha dicho su antigua maestra.

La propia Erivo, criada en la religión católica y que habla tan abiertamente de su fe y la oración como muestra su pasión por el ejercicio o el cuidado de su alimentación, busca esa combinación, y su poder.

"A veces siento literalmente que soy lo más pequeño y menos importante de la habitación pero Harriet era pequeña como yo y fue capaz de hacer tanto", ha dicho. "nterpretarla me enseñó que mis acciones pueden cambiar el mundo. Quiero que las jóvenes sientan que ellas también han ganado un lugar en este mundo y tienen que usarlo bien".

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