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Historia

Un día de la Segunda Guerra Mundial en Canarias

Un submarino alemán fue atacado en el año 1943 por un avión de la RAF cuando navegaba cerca de la costa de Jandía

Mapa del ataque del que fue víctima el submarino alemán por la RAF en aguas canarias. LP/DLP

Las Palmas de Gran Canaria en su "absoluta" neutralidad en aquel mes de abril de 1943 observaba el sutil movimiento de los bloques en litigio. Los alemanes, con las autoridades militares mirando para otro lado, tenían una vaca lechera anclada en el muelle de la Luz desde 1939 (el petrolero Charlotte Schliemanm rebautizado como Corrientes) alimentando de combustible y víveres a cuantos ubootes (submarinos alemanes) llegaban sigilosos.

Un centro de comunicaciones en el merendero de la cima de la Caldera de Bandama (controlando el Puerto y el aeródromo de Gando) y la Casa Woermann como centro logístico. También varias viviendas en El Monte desde donde se desplazaban los espías al Woerman "bajando de Tafira" en grandes y ruidosas motos con sidecar.

Por otro lado, los británicos, desde sus bien instaladas empresas marítimas, como la Elder Demster Co, mantenían activa alguna información de los movimientos de los alemanes en la ciudad y en la isla. Aparte de observar con estupor el goteo de hundimientos de barcos de guerra y mercantes a manos de las wolfpacks (manadas de lobos grises) los temibles submarinos ubootes, que actuando en manadas sembraban el terror y la muerte en océanos y mares, sobre todo en el Atlántico norte.

Aparte de todo esto, los británicos contaban con haber desencriptado la máquina Enigma y tenían información de primera mano (sin saberlo los alemanes) de los movimientos de los lobos grises y de los planes de guerra alemanes.

La particular batalla de aquí, por desarrollarse en nuestras costas y mares cercanos es la referida al submarino alemán uboot U167. El 27 de febrero de 1943, al mando del capitán de corbeta Sturm, zarpó de Lorient y tras participar en la intercepción y hundimiento del convoy UGS6 al oeste de las Azores el 12 de marzo, y el 17 al convoy UGS6 dañando gravemente al americano SS Molly-Pitcher al este de las Azores, se dirigió al sur, junto a las Islas Canarias a la espera del convoy RS3. Este fue divisado el día 28 y en los siguientes tres días fueron hundidos 3 buques, uno de ellos, el británico SS Lagosian por el U167. Posteriormente hundió al mercante belga Moanda escapando de los buques escoltas para situarse entre las aguas de Canarias y la costa africana, esperando más víctimas.

Por un intento de reabastecerse fue avistado, el 5 de abril por un avión antisubmarino Lockheed Hudson del escuadrón 233 de la RAF con base en Agadir (protectorado francés), cuando navegaba frente a la península de Jandía. Advertido de la presencia del avión, el submarino trató de sumergirse pero fue alcanzado en plena maniobra por dos de las cuatro cargas de profundidad lanzadas por la aeronave (una a popa y otra a proa), originándole serios desperfectos. Pasada la amenaza aérea, ya sumergidos, el capitán evaluó la gravedad de los daños ocasionados: uno de los motores tenía una avería irreparable. Sturm decidió dirigirse a la costa sur de Gran Canaria para buscar un lugar apropiado para desembarcar a la tripulación y luego hundir la nave en aguas profundas (poseían un detallado estudio de las costas de la islas para cualquier emergencia).

Al atardecer del mismo día, después del primer ataque, al emerger frente a la zona del Castillo del Romeral, fue localizado de nuevo por otro avión Hudson perteneciente al mismo escuadrón 233. Detectada su presencia, el U167 trató de cambiar el rumbo, aunque sin decidirse a una rápida inmersión por las averías. Como consecuencia de ello, fue alcanzado de nuevo por alguna de las cuatro cargas que le fueron lanzadas antes de sumergirse lentamente y dejar una amplia mancha de aceite. Después de algunas pasadas, el avión desapareció poniendo rumbo a su base. Sin embargo, pese a los daños ocasionados por ambos ataques, el U167 continuaba aún a flote aunque navegando con dificultad. De nuevo con la llegada de la obscuridad, emergió para recorrer todo el litoral de la zona de Maspalomas hasta decidirse por una cala más placentera frente a la playa de las Burras, donde llevó a cabo el desembarco de la mayor parte de la tripulación, incluido un único herido, quedándose sólo a bordo los cinco oficiales de puente y máquinas, responsables. Una vez logrado el objetivo, al no poder maniobrar por la cercanía a la costa, el capitán inició la ciaboga (marcha atrás) para alejar a la nave y hundirla a mayor profundidad, pero un fallo inesperado originó que se hundiera en aguas poco profundas antes de que pudiera conseguir su propósito, por lo que hubieron de abandonarlo antes de hundirse con él e intentar cubrir a nado la distancia hasta la orilla, aunque fueron recogidos por las lanchas de los propios pescadores del lugar.

Allí mismo fueron atendidos con víveres y ropa por un destacamento militar español de San Agustín. Posteriormente fueron embarcados a bordo del guardacostas Xauen y trasladados a Las Palmas de Gran Canaria, alojándose una parte de la tripulación en el barco Corrientes, mientras que la oficialidad lo hizo en el Hotel Atlántico de la ciudad.

En el tiempo que permanecieron en la ciudad fueron agasajados por la colonia alemana y hasta le hicieron una fiesta de homenaje a la tripulación en el Colegio Alemán. Para repatriarlos se ideó una operación llamada Vogel (pájaro): en la que del 12 al 13 de abril un remolcador de la compañía Woermann los trasladó hasta fuera de las tres millas del Puerto de Las Palmas, para ser transbordados a los submarinos U-455 y U-159. Los gobiernos de Gran Bretaña y los EEUU protestaron ante el español por no haber decretado el internamiento automático de la tripulación del U-167 y facilitar su fuga. Se contestó con silencio "neutral".

A todas estas un oficial, Ernest Semmel del U167 permaneció cinco meses más en Gran Canaria con el objetivo de encontrar y destruir la máquina Enigma, que según parece, nunca localizó.

Post Data: A las ocho de la mañana del domingo 22 de febrero de 1959 Winston Churchill llegó al Puerto de La Luz a bordo del Christina del armador y millonario griego Aristóteles Onassis, que fondeó frente a la playa de las Alcaravaneras. Churchill se acercó a tierra en una falúa, desembarcando por la marquesina del muelle de Santa Catalina. Acostumbrado como estaba Churchill a evocar acontecimientos históricos, no podemos dejar de pensar que su mente en esos momentos podría haber rememorado sus planes de ocupación de Gran Canaria durante la Segunda Guerra Mundial, uno de cuyos previstos puntos de desembarco era precisamente el muelle por donde estaba tomando tierra. Lo que si es seguro que esbozó una de sus pícaras sonrisas al ver el submarino U167 varado a punto de ser definitivamente desguazado.

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