"En realidad no estoy exactamente de vacaciones, pues sigo trabajando con mi equipo y organizando la agenda de septiembre, empezamos el 1". Pilar Llop (Madrid, 1973) medio descansa estos días en el Principado de Asturias, en Villaviciosa, la tierra de su familia materna, con sus padres, su marido y su pequeña hija de 16 meses, a la que llama Soledad como su abuela. Una estancia que suele repetir todos los años, pero que este se ha visto alterada, como la de todo el mundo, por la pandemia. Un asunto que preocupa "y mucho" a la presidenta del Senado, que como cuarta autoridad del Estado no puede ni debe bajar la guardia. Tampoco quiere. "Estoy en política, al igual que cuando era juez, para servir a la gente", reflexiona. Para la entrevista elige de escenario de las fotos la ría de Villaviciosa y el pórtico de la iglesia románica de la Oliva, dos "joyas" (natural y artística) de Villaviciosa, con el ánimo de darlas a conocer, pero también llamar la atención sobre su necesario cuidado y protección.
Llevamos un año difícil, ¿cómo cree que acabará?
Ahora es difícil aventurar qué va a pasar, hay que ver la evolución. Sobre todo, es importante tener en cuenta las recomendaciones de las autoridades sanitarias y lo que dicen los expertos. Y, por supuesto, responsabilidad individual para cumplir con las medidas de higiene.
¿Estamos siendo responsables los españoles?
No solo responsables, sino que estamos teniendo una conducta ejemplar que hemos demostrado en el confinamiento con el respeto de normas tan estrictas y tan duras en casi tres meses. Ahora lo que hace falta es seguir estando a la altura y entender que individualmente no podemos bajar la guardia, por nosotros y por los demás.
En verano usted no se ha perdido los conciertos de música clásica, este año restringidos por la pandemia, que ha tocado de lleno al mundo de la cultura.
La cultura no solo es industria y motor de la economía, de desarrollo social y transformador, sino que tiene una dimensión más allá. Nos explica nuestra existencia. Siempre digo que puede haber diferencias sociales, económicas, elitismos... Estas diferencias solo se pueden suplir con la cultura. Es un elemento que democratiza. Por lo tanto, es imprescindible el apoyo de los poderes públicos, porque la cultura nos genera ese espíritu crítico necesario en momentos tan graves como ahora que nos llevan a acudir a los populismos, a mensajes planos, que no exigen reflexión y estudio de la problemática y culpabilizan a quien gestiona. Me entristece enormemente cómo ya no podemos llenar los teatros, los cines, las salas? Pero cuando acabe la pandemia espero que todo el mundo corra a llenarlos, aunque ahora podemos ir a las librerías para seguir leyendo, cultivándonos.
La educación centra ahora el debate actual. No acabamos de aclararnos cómo será la vuelta al cole.
Lo primero que debemos entender es la complejidad de gestionar el ámbito educativo. Partiendo de esto, no quiero dar soluciones, porque lógicamente hay que ver cómo va la pandemia y cómo afectará a la incorporación a la escuela, que, lógicamente, impactará en la vida laboral de todos. Serán necesarios más recursos, estoy convencida. El Gobierno central aprobó el presupuesto del covid-19, con 2.000 millones para educación que se han repartido entre las comunidades; estas deben ahora gestionar de forma eficaz y transparente este dinero. Es necesario ver si las ratios de profesor por alumno son suficientes y, si no, contratar más profesores. Hay que revisar protocolos de higiene, atender a las nuevas tecnologías y su acceso en el medio rural. Me preocupa el comedor, pues hay niños y niñas cuya única comida nutritiva del día es la de la escuela. Espero que las comunidades autónomas, que son las responsables, puedan dar respuesta eficiente a la incorporación al cole con el dinero recibido. Personalmente me preocupa muchísimo y asumo que no es tarea sencilla. Espero que todos estemos a la altura para comprender la dificultad.
A la vuelta de la esquina también tiene usted su 'vuelta al cole'. ¿Se le avecina un curso difícil, con alguna 'asignatura' dura de roer?
Soy buena roedora de problemas, buena rumiadora también. Y reflexiva. Yo he venido a la política para arreglar problemas y deshacer nudos, no para estar cómoda en absoluto, sino para enfrentarme a situaciones complicadas y difíciles con toda la profesionalidad y seriedad del mundo. Así ha sido siempre mi vida profesional, antes como jueza y ahora. Creo firmemente en las instituciones democráticas. Desde las instituciones es desde donde se pueden resolver los problemas de la gente.
Agosto empezó con la salida del Rey Juan Carlos de España y ha dado pie a hablar de la institución monárquica y del modelo de Estado en España, algunos con afán de revisión o ponerlos en tela de juicio. ¿Tienen motivos los españoles para preocuparse por la solidez de los pilares del Estado?
Hay un pacto constitucional de gran solidez y contundencia, y es a través del cual se preserva en última instancia la solidez de las instituciones. Porque solamente a través de instituciones sólidas la democracia puede ser real. Yo creo que el pacto constitucional está ahora más vivo que nunca. Precisamente en estas situaciones de crisis tenemos la oportunidad de recuperar el verdadero valor de la política como solucionadora de problemas de la gente, como servicio público, y ser los políticos servidores de los ciudadanos. Me habla de la Monarquía: no está en duda ni hay un debate sobre la forma política del Estado español. La forma política es la que dice el artículo 1 de nuestra Constitución, que es la monarquía parlamentaria. Puede que haya algún debate de pasillo, digamos, pero desde luego no está en duda la forma política ni hay un debate serio sobre esto. Centrémonos en lo importante ahora: la crisis sanitaria, la pandemia, un problema que trae asociados otros en la educación, la cultura, la sociedad, la violencia contra las mujeres...
No ve motivos, por tanto, para abrir un debate sobre el modelo de Estado.
Por supuesto que no. Es que no es que no haya motivos, es que no existe en realidad ese debate. Nuestra forma política es la monarquía parlamentaria, nada más y nada menos recogida en el artículo primero de nuestra Constitución.
Habla de políticos al servicio de la gente. Últimamente la altura del debate político deja mucho que desear, se proyecta mala imagen. ¿No habría que reconducirlo?
Sin duda alguna. Desde la Presidencia del Senado siempre he apelado a todos a que hagan un debate sereno. Debe existir respeto. Puede haber un debate apasionado, no lo dudo, pero nunca desde discursos del odio. Yo no lo voy a permitir como presidenta del Senado. Celebro que los grupos políticos debatan desde una oposición de Estado, pero no contra el Estado. Existen legítimas discrepancias ideológicas, más en un momento de gran fragmentación como el de ahora. Solo en el Senado tenemos más de 20 fuerzas políticas. El debate ideológico siempre que sea desde el respeto es enriquecedor.
Usted se formó en Barcelona y su primer destino fue un Juzgado de Mataró. Puede hablar con conocimiento de causa de la situación en Cataluña. ¿Percibe una mayoría independentista?
Mi padre es catalán. Viví en Barcelona y Gerona, y me dejé la piel trabajando. Lo que puedo decir es que el desencuentro es muy grande. Únicamente se solucionará con diálogo. El Senado es un foro adecuado para que se haga, un lugar neutral al que pueden ir los gobiernos de las comunidades para hablar con el central. Lo ofrezco para esto. Porque no hay otra vía: el diálogo. La política debe hacer su papel. No será la solución perfecta porque todas las partes tendrán que ceder, pero todas serán ganadoras también.
Se ve difícil.
Sí, pero el diálogo es la vía.
¿Cree cerca esa solución?
Creo que hay que dejar a la política y a los políticos trabajar.
Ofrece el Senado de escenario para abordar la cuestión catalana. ¿No cree que es una Cámara que no está lo suficientemente valorada, que es incluso la gran desconocida por la sociedad?
Efectivamente. Quizás porque la política más viva, la que hace más ruido, es la política del Congreso de los Diputados, pero no hay que olvidar que el Senado forma parte del pacto constitucional de 1978 y hay que prestarle importancia. El Estado no es solo el Gobierno central, sino también las autonomías, los ayuntamientos. Y el debate autonómico solo se puede hacer en el Senado. La solicitud de explicaciones de los responsables autonómicos a nivel estatal es en el Senado. Tenemos la Comisión General de Comunidades Autónomas, que es un tesoro y la que permite que vayan presidentes, incluso el del Gobierno central, para dar cuenta de su gestión. Los asuntos que más impactan en la sociedad como la sanidad, la educación, dependen de las comunidades autónomas, y éstas están representadas en el Senado.
Jueza y ahora política. ¿Qué tiene que decir a los que cuestionan casos como el suyo, que no favorecen la separación de poderes?
Dedicarse a la política y a la justicia es dedicarse al servicio público. Es resolver los problemas de la gente. Afortunadamente nuestro sistema democrático, donde la separación de poderes es incuestionable, tiene mecanismos constitucionales y leyes que garantizan la independencia y la imparcialidad. Yo soy independiente. No pertenezco al PSOE, pero lógicamente fui en sus listas y formo parte del grupo parlamentario, pues soy diputada en Madrid. En todo caso, yo lo que he hecho ha sido colgar mi toga para hacer política, en vez de hacer política con la toga puesta. Era lo que tocaba, yo tuve siempre clara vocación política, sobre todo, en el ámbito de la violencia contra las mujeres.
Es juez especialista en la materia. Firme defensora de que los que abordan estos casos tengan formación específica.
Es un fenómeno criminal tan complejo que únicamente cuando se entiende el ciclo de la violencia y cómo funcionan los estereotipos se puede dar una respuesta adecuada a ello, evitando la impunidad en muchos casos. La mujer víctima está inmersa en un ciclo que funciona a través de una relación en la que se va incrementando el nivel de tensión por el dominio que el agresor ofrece sobre ella. Llega un momento en que esto explota y se produce la amenaza, el insulto, la agresión física; la mujer decide denunciar. Pero luego viene la 'luna de miel', él pide perdón y ella, inmersa en ese ambiente de dominio, vuelve con él. Y se repite el ciclo, algo que agota a amigos, a familia, al propio sistema. Ella acaba aislada, lo que quiere el agresor. Por eso es muy importante que todos los operadores jurídicos, no solo los jueces, tengan formación especializada para saber que cuando una mujer llega a denunciar hay que tratarla como si fuera siempre su primera vez, nunca dejarla sola, y alejarnos de los prejuicios. Hay que entender que la libertad sexual de las mujeres debe ser respetada siempre, no se puede invadir y exigirle una reacción a ello. El dominio es la verdadera causa de la violencia de género, el poder que el hombre ejerce sobre la mujer. Así lo recoge la ley integral contra la violencia de género.
Una norma que se ha cuestionado mucho.
Tiene que quedar claro que la lucha contra la violencia de género requiere de un pacto de Estado, este problema es una cuestión de Estado, aunque algunos tiendan a ningunearlo. La ley es la más constitucional de nuestra democracia. Ha superado más de 200 recursos. Habla de la emancipación de las mujeres y aspira a ella. No deja de ser curioso que sea cuando hablamos de la emancipación femenina cuando todo el sistema se tambalea y se cuestiona algo de forma tan importante.
¿Se declara feminista Pilar Llop?
Pretendo y busco la emancipación de las mujeres. Me declaro feminista porque feminismo es democracia, inteligencia, ver donde otros no ven? No es una ideología, sino un movimiento, una filosofía que pretende la igualdad de derechos entre las personas. Sería injusto que las mujeres no estemos representadas como nos corresponde cuando somos además mayoría en la población.
Habla con fluidez inglés, alemán y francés, tiene nociones de italiano, búlgaro? Un caso llamativo en España, con fama de país que cojea en idiomas.
Y ahora estudio catalán. No lo hablo tan bien como yo quisiera y estoy recibiendo clases como una de las lenguas oficiales que es.
¿Y eso?
Ya que tengo conocimiento del mismo, pues allí estudié y trabajé, y mi padre es catalonaparlante, me animé. Creo que conocer los idiomas oficiales, además de las costumbres regionales y la cultura de España es algo que debo hacer como presidenta del Senado. Con todo, en España se está haciendo un esfuerzo importante en cuanto a los idiomas en la enseñanza pública. A mí me han abierto muchas puertas y es algo muy enriquecedor. Hay una componente personal, pues me gustan las lenguas, viajar? Es un elemento esencial para nuestros niños y niñas. Observo que cada vez hablan más idiomas, algo a lo que las nuevas tecnologías ayudan. En mi época para ver una película en versión original había que comprarla y ahora con internet todo es más fácil.
Usted dio el salto a la política de la mano de Ángel Gabilondo, candidato del PSOE a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Se habla últimamente de una posible moción de censura a la presidenta Ayuso. ¿Ve a Gabilondo presidente en un futuro cercano?
Me llamó y con él me fui a la política en 2015, y luego repetí como número dos en la lista del PSOE en las últimas elecciones. No hay que olvidar que Ángel las ganó con 37 diputados, un número muy trascendental en un Parlamento tan fragmentado. Tanto el secretario general socialista madrileño como Gabilondo no descartan la moción, según han dicho. Lo que sé es que no se ha hablado con el resto de grupos, que deben dar su opinión y son necesarios para que sea exitosa. Yo siempre le he visto como gran candidato, en todos los debates parlamentarios demuestra estar a altura de las circunstancias, es un político de altas miras, una persona de estado. No le veo de otra forma que no sea como presidente de la Comunidad. Madrid necesita a alguien como él, persona de consenso, de dialogo, de acuerdos?