La Provincia - Diario de Las Palmas

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La palabra como arma y castigo

El periodista Salvador Sagaseta sufrió dos consejos de guerra por publicar unos versos de Pedro Lezcano P Tenía 18 años, fue condenado a dos y huyó a Italia en un carguero cuando le iban a enviar a un Batallón de Castigo en el Sáhara

Salvador Sagaseta en Teror poco después de salir de la cárcel.

Salvador Sagaseta es, sin duda, uno de los periodistas más brillantes que ha dado Canarias. Siempre vivió en el filo de todo: en la palabra, en las normas establecidas, en una barra de bar... Pero quienes le conocen afirman que el Salva que compartía mesa y máquina de escribir (después ordenador) con los redactores del Diario de Las Palmas y, posteriormente y casi hasta su muerte LA PROVINCIA, fue fruto de las barbaridades que padeció de manos del régimen de Francisco Franco por publicar en 1967 en su columna Luz verde a la juventud el poema Consejo de Paz, de Pedro Lezcano. Con sólo 18 años fue víctima de la persecución del régimen, protagonizando un delirante episodio por el que se vio sometido a dos consejos de guerra que acabarían con dos años de cárcel y el exilio. La publicación, en el Diario de Las Palmas, dentro de su columna del poema de Lezcano, sentó mal a las autoridades, que lo detuvieron de inmediato.

“Él tuvo claro desde el principio que iban a por su apellido, no a por él”, explicaba en noviembre de 2010, a raiz del fallecimiento de Sagaseta el filólogo Nicolás Guerra, autor del libro Tres consejos de guerra y un consejo de paz (CCPC). Y es que su padre, Joaquín, era republicano, y su tío, el abogado laboralista y miembro del Partido Comunista Fernando Sagaseta ya había sido encarcelado por sus ideas.

Para el primer consejo de guerra, que ahora quedaría anulado con la aprobación del propuesta de Ley de Memoria Democrática aprobada esta semana por el Consejo de Ministros, se ordenó a los oficiales de permiso que acudieran a la sala vestidos de uniforme para ocupar los asientos y así evitar que el público pudiese entrar. Muchos fueron los que acudieron para dar su apoyo a Salvador, que estaba asombrado por todo el suceso, ya que el mismo poema se había publicado tiempo antes, e, incluso, había obtenido un premio en el Gabinete Literario. Su defensor en aquel proceso fue Lorenzo Olarte. De este primer embate salió absuelto, pero se convocó un segundo consejo de guerra en el que, a pesar de que el fiscal militar pedía un año de cárcel, fue condenado a dos. “Cumplió la pena completa, sin ninguna reducción, una parte aquí y la mayoría en el Penal de Jaén, donde tuvo problemas con un guardia fascista”, decía durante el sepelio su hermano Joaquín. Pero no acabó aquí la cosa. Al poco tiempo de regresar, la policía se presentó en su casa para decirle que tenía que ingresar en un Batallón de Castigo, en el Sahara. Esto marcó otro punto de inflexión. El Partido Comunista lo embarcó en un carguero a Italia, aunque antes estuvo oculto en una casa de Lezcano y en la de otra familia.

Salvador acabó volviendo pero, sobre todo, Salvador acabó solo por mucha gente que tuviese entonces y tuviera posteriormente a su alrededor. Como creador aquella pupa de juventud marcó su estilo; aquel veneno inoculado sin piedad a un chiquillo ilusionado, apasionado y flaco como un pájaro mojado, era tanto su gasolina de vida como su muerte. Hoy, seguro, le importaría poco que una Ley viniera a limpiar su imagen aunque estaría muy feliz -se echaría un wiski sin hielo- de que otros sí se vean por fin resarcidos.

Consejo de paz

por Pedro Lezcano

-1-

Muchachos que soñáis con las proezas

y las glorias marciales.

Bajaos del corcel, tirad la espada;

los héroes ya no existen o están en cualquier parte.

Llegará lá hora cero de ser héroes

cualquier día cruzando cualquier calle.


-2-

Contables misteriosos

cerrarán un balance.

Decretarán la nada entre los hombres

misteriosos contables.

Cuando en los hondos sótanos,

valientes y cobardes

recen al Alto Mando

por un soplo de aire.

No los oirá ni Dios, que está más cerca:

no los oirá ya nadie.


-3-

Negación de los nombres.

Negación de las frases.

Si no sois primavera, espuma o viento.

Fuerzas de Tierra, Mar y Aire;

si el vendaval no sois ni la semilla,

ni la lluvia que nace de los mares,

usurpadores sois de las palabras

nobles y elementales.


-4-

Homicidas sin culpa se disfrazan

del color de la tierra y de los árboles,

con floridos ramajes en la frente,

como en las bacanales...

Pero no son alegres las canciones

que inspira el mosto de la sangre.


-5-

Muchachos soñadores de epopeyas,

escuchadme:

El pecho es el lugar que se designa

para el balazo de los mártires

El pecho, nave heroica

donde retumba el corazón amante,

donde el plomo penetra limpiamente

como en el templo de sangre...

Pero sucia dé barro y escremento

cae la estatua de Marte.

Vuestras definiciones,

vuestras sabias verdades,

la inteligencia es pus sobre las frentes

de miles de cadáveres.

Y en la tierra abonada por la muerte

sólo he visto crecer la flor del hambre.


-6-

Muchachos soñadores

bajaos del corcel, tirad el sable.

Cuando las botas pisen los olivos

y su símbolo aplasten,

coged su savia espesa, echadla al mar

y veréis cómo aplaca tempestades.

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