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Entrevista | Olga Cerpa

Olga Cerpa: “Las etiquetas musicales son casi siempre una esclavitud”

"Proponemos al espectador un viaje imaginadrio de Norte a Sur, a través de canciones de nuestro ya largo repertorio separadas por temas instrumentales", explica la cantante

Olga Cerpa

La entrevistamos por teléfono, en un descanso de una sesión fotográfica que la ha traído hasta su isla natal. Son las fotos que acompañan a esta entrevista, realizadas por un premiado fotógrafo palmero, Emilio Barrionuevo. Transmite una madurez envidiable; una madurez que su voz convierte, en cada canción que interpreta, en una lección de elegancia artística. Se la nota contenta ante el primer concierto que ofrecerá con Mestisay en su ciudad natal después del obligado parón de la cuarentena. La cita, el próximo sábado, 17 de octubre, en el Parque de Santa Catalina, dentro del festival Temudas. Al habla con Olga Cerpa, genio y figura.

Aunque en sus inicios se formó en la canción tradicional, se ha convertido, a medida que avanzaba su popularidad y transitando por aventuras discográficas y escénicas de distinto signo, en una intérprete versátil ¿Eso es porque le incomoda que la encasillen en algún estilo?

Pienso que las etiquetas musicales son casi siempre una esclavitud. Pero en mi caso la versatilidad no es por incomodidad, sino más bien por inconformismo. Necesito probar y probarme con nuevos retos, nuevos géneros, siempre que quepan en aquellos registros que yo pueda asumir.

Supongo que esa actitud profesional los lleva a plantearse diversos formatos musicales y proyectos….

Claro. De alguna manera la demanda del éxito es repetir la fórmula de ese éxito. Pero Manuel González siempre me recuerda que ese es el camino más fácil para terminar aburrida con lo que una hace; hay que procurar hacer arte y eso es un oficio de inventores, no de artesanos que repiten la misma obra, quizás muy linda, pero la misma siempre.

Y eso la alejará de las críticas de los puristas…

Un amigo siempre me dice que detrás de un purista suele haber un mediocre. Yo es que tuve la suerte, desde muy jovencita, de cantar y tener amistad con verdaderos cultores de la música tradicional. Esa gente cantaba con una verdad que está a años luz de muchas cosas que oigo en ese género hoy. Porque no se trata sólo de tener un chorro de voz; se trata de emocionar. Ya lo decía un compositor famoso: “La tradición no es la adoración de las cenizas, sino la preservación del fuego”.

¿Cómo han vivido la obligada cuarentena? ¿Han preferido encerrarse hasta que pasara lo más crítico o ha interactuado a través de las redes, que se han convertido en un escaparate de propuestas musicales muy diverso?

Hemos hecho dos colaboraciones con las bandas con las que grabamos nuestro Vereda tropical en Ciudad de México y La Habana, pero no nos hemos prodigado mucho más allá de revisar nuestros archivos y sacar de ahí grabaciones y videos que hemos querido regalar a nuestros amigos en nuestras redes sociales. La red nos parecen una buena herramienta, pero jamás una buena sustituta.

El mundo de la música, las actividades culturales y de ocio, han sido muy castigadas por este obligado parón económico…

Imagínese: en nuestro gremio, aquellos que son músicos profesionales, sin olvidar a técnicos de sonido y luminotecnia, pequeñas productoras o a esos olvidados que son los que tocan en las verbenas o en los hoteles para ganarse la vida haciendo música…. Los que se dedican a eso profesionalmente no son indocumentados laborales; son gente que cotiza, que paga sus impuestos, que también ha creado riqueza con su actividad profesional…

¿Cómo ve el futuro de las artes musicales? ¿Cree que cambiará la forma de difundirlas en directo?

Hasta que no se invente un robot con alma –y entonces supongo que dejaría de ser un robot- no hay nada que sustituya a la emoción de un directo. Y es muy importante darnos cuenta de que esa necesidad no la tiene únicamente el artista sino el público, que interactúa con él.

Estamos viviendo una etapa en la que las llamadas fakenews, mentiras transmitidas por los canales internáuticos, unidas a lo políticamente correcto, se ha adueñado de nuestras vidas, al menos en el plano mediático, en la política, en las redes…

Así es; expresar una opinión fuera del corral se ha convertido en un peligro amplificado por las redes sociales, buenas para algunas cosas y malas para otras porque tienen un sesgo de patio de vecinas muy peligroso para el análisis mesurado de cualquier cosa. De ahí que me siga interesando más la verdad que la post-verdad. Y creo que todos somos capaces, si queremos, de distinguir lo real de lo manipulado.

Y la política ¿qué lugar ocupa en su vida?

Lógicamente me preocupa la sociedad en la que vivo y los valores en los que está sustentada. Y la política sirve para ordenar eso, pero en la política actual falta espíritu de consenso y liderazgos morales que sean ejemplares. Parece que la única virtud que se requiere en la política actual es la paciencia; no la sabia paciencia, sino la paciencia de esperar a que las cosas cambien solas.

Si tuviese que elegir una canción para esta situación que estamos viviendo ¿Cuál elegiría?

Ufff, difícil elección… Quizás elegiría a Beethoven y su ‘Himno a la alegría’ porque representa todos los valores que se esconden detrás del concepto de la Europa unida con que soñaron los padres de esa idea: solidaridad, libertad, fraternidad… Son cosas a las que ahora les estoy dando muchísima importancia.

¿Cómo afrontan estos primeros conciertos después del confinamiento? ¿Se sentirán cómodos ante un público sentado a distancia, no muy numeroso a propósito de las normas establecidas para este tipo de eventos?

Salvo un concierto en La Laguna, llevamos siete meses sin cantar en público; creo que nunca había pasado tanto tiempo sin dar una nota… Lo disfrutaré como una niña chica e intentaré contagiar esas ganas a quienes vengan a vernos. Por cierto, es muy de agradecer el trabajo que han hecho Encarna Galván y la gente de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas con muchos músicos canarios y con el público de la ciudad, programándolos en este tiempo con todo el rigor sanitario que necesitan estas actividades ahora.

Después de obligados aplazamientos, se presentan en el Festival Temudas con El viaje de Brandán ¿Cuáles son los contenidos de este concierto, que suponemos especial?

Propondremos al espectador un viaje imaginario de Norte a Sur, a través de canciones de nuestro ya largo repertorio, separadas en cuatro bloques por temas instrumentales. Con nuestra banda en acústico reforzada con amigos invitados expresamente para ese espectáculo. Haremos temas que hace muchísimos años que no tocábamos. Y alguno tan nuevo que estrenaremos en ese directo.

¿Quiénes son los invitados al mismo?

Nando y Roi Casal, padre e hijo, con los que tenemos una amistad de muchos años a través de Milladoiro; chicas de En-Cantadoras; los tambores y pitos de El Pinar, de El Hierro, y otros músicos de la isla también queridos… Una mezcla que bucea en el caldero de la raíz para extraer otros sabores.

"Hemos aprendido, por esos golpes, a intentar ser más emprendedores, más imaginativos e independientes. Y procurando no renunciar a la música que nos gusta hacer"

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Llama la atención que se mantienen ustedes íntegros, a pesar de los cambios de modelo del negocio….

Nacimos en un mundo analógico, estuvimos en discográficas multinacionales, pasamos la crisis del disco de principios de la década del dos mil; después la de la economía del 2008… Hemos aprendido, por esos golpes, a intentar ser más emprendedores, más imaginativos e independientes. Y procurando no renunciar a la música que nos gusta hacer. Sí, algo de supervivientes debemos tener.

El trap, el rap y otros estilos urbanos copan las radio fórmulas y los gustos juveniles. ¿Qué opinión le merecen esas músicas, tan denostadas por muchos?

Hay cosas buenas y otras muy malas, como en otros géneros. Tengo un adolescente en casa que me tiene al tanto, quiera o no quiera, y a veces me sorprende una letra, una cadencia, que apunta la calidad de alguien. A los medios de difusión es a los que habría que pedirles que potencien las buenas.

"Tiendo a ser hipercrítica, cosa que no me permite estar nunca satisfecha del todo con lo que hago. Ese es mi faro en la niebla, lo que me obliga a seguir siempre aprendiendo"

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Da imagen de seguridad en sí misma ¿Cómo se lleva con su ego?

No me peleo con él. Mi ego sabe perfectamente quien soy yo, (jajajajaj… ). Lo cierto es que tiendo a ser hipercrítica, cosa que no me permite estar nunca satisfecha del todo con lo que hago. Ese es mi faro en la niebla, lo que me obliga a seguir siempre aprendiendo, cuestionándome….

A tenor de esto, ¿Alguna vez se ha sentido discriminada en su profesión por ser mujer?

En mi caso, no. Siempre me he sentido libre y respetada trabajando en un entorno donde he tenido más compañeros que compañeras; llevo trabajando desde los dieciséis años y supongo que me ha ayudado mi carácter. Pero en el mundo actual es impensable que se permita que una mujer gane menos que un hombre. Como ilógico es que alguien ocupe un puesto de responsabilidad solo por su sexo, sea hombre o mujer.

Qué planes se abortaron en su agenda profesional cuando apareció la pandemia?

La verdad es que era un año que se presentaba maravillosamente bien en el aspecto profesional: dos viajes a América, una gira de verano fuera, una invitación a un festival de Corea del Sur, las representaciones del musical de César en otras islas… Iba a ser un no parar. Aunque, sinceramente, nada importante si lo comparamos con el drama que deben estar viviendo muchas familias con esta crisis.

Aunque suponemos que hablar de futuro próximo en el plano profesional estará condicionado por las circunstancias que nos rodean, ¿cuáles son sus próximos compromisos profesionales?

Antes del Covid íbamos a hacer una cosa casi en familia, en Santa Brígida, para celebrar a nuestro Pedro Lezcano y su centenario; con su amistad Pedro nos regaló un tesoro, su humanidad. Nos invitó después la socialista Guacimara Medina, la consejera de Cultura en el Cabildo de Gran Canaria - y a propósito de un compromiso anterior que se anuló por la cuarentena-, a que presentásemos algo para las redes sobre Pedro sabiendo de nuestra amistad con él. Se lo agradecemos mucho: hacía casi veinte años que el Cabildo de nuestra isla natal no nos contrataba; sí que hemos estado en algunos de esos años en el Teatro Cuyás, pero siempre a taquilla. Así que estamos felices de haber podido retomar esa colaboración.

¿En qué ha consistido su participación y la de Mestisay en el centenario de Lezcano?

Un video de un poema suyo, recitado por amigos y familia, además de un grupo de entrevistas a algunos de ellos para las redes sociales; y la semana pasada un concierto sin público en el teatro Cuyás que también formará parte de un programa especial para la Televisión Canaria sobre su vida. También haremos algo en su pueblo de adopción, Santa Brígida. Todo eso lo está dirigiendo Manuel, que conoce al dedillo la vida y obra de Pedro.

"Si le hago caso a Enrique Rojas, el psiquiatra, la felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria. A eso le añadiría el regalo añadido de tener un buen concierto"

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Y la felicidad, para usted, ¿En qué consiste?

Pues si le hago caso a Enrique Rojas, el psiquiatra, la felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria. A eso le añadiría el regalo añadido de tener un buen concierto, aunque le he de confesar que esto último produce una felicidad más bien efímera.

Cuál sería su deseo para estos tiempos inciertos

Todos sabemos que esta es una crisis a escala planetaria. Pero de aquí habrá que salir entre todos, poniendo lo mejor de nosotros mismos, porque lo contrario puede traer muchas tensiones sociales. Y para eso, la solidaridad debe ser un ejercicio de práctica individual. Practicada a la manera de aquellos versos de Agustín Millares, “movilizando el aire y la alegría”.

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