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Eduard Fernández: “Llegué a llorar en los entrenamientos para preparar mi personaje”

El veterano actor catalán se enfrenta a un papel que nunca antes había hecho en su dilatada trayectoria

Eduard Fernández, protagonista de '30 monedas'. EP

Con una carrera de casi 40 años en el mundo de la interpretación, parecía difícil que a Eduard Fernández (Barcelona, 1964) le quedaran cosas por probar en su profesión. Pero con su personaje en 30 monedas, la serie de Álex de la Iglesia para HBO, lo ha conseguido, ya que ha experimentado por primera vez con el género fantástico. Este proyecto ha supuesto también para él un reto a nivel físico: tuvo que perder 15 kilos a base de dieta y un duro entrenamiento en el que, confiesa, llegó a llorar.

Vaya cura tan particular es su padre Vergara de 30 monedas: expresidiario, exorcista, boxeador...

Bueno, es muy Álex de la Iglesia... Cuando me llamó, me dijo que me iba a ofrecer un personaje que no me ofrecería nadie, y se lo agradeceré siempre. Estoy muy feliz, porque conseguimos exactamente la pinta que queríamos para él, ya que era muy importante su complexión física, con todo el drama y la negación que lleva encima al principio.

En la serie se le ve muy cachas. ¿Cómo se puso tan en forma?

Me lo curré mucho. Tuve durante cuatro meses un entrenador personal, Dídac Rodríguez, un tío maravilloso y con una voluntad de hierro que me hacía seguir cuando ya no podía más. Adelgacé 15 kilos. Además de ponerme cachas, hice boxeo y muchas pesas. Y el régimen, claro.

¿Sufrió?

Como un animal. En algún entrenamiento llegué a llorar, porque no podía más.

Con esta producción se estrena en el género fantástico.

Sí. A mí me gusta hacer de todo. Como una buena comedia, que ya he hecho alguna. La gente me tiene por muy serio, pero soy muy bromista y muy cachondo. El género fantástico me gusta, y mezclado con lo costumbrista, con la magia, lo exotérico y lo intangible como aquí me parece una combinación maravillosa. Y esta vez Álex lo ha hecho con una proporción muy precisa.

No falta el humor, sobre todo con el personaje que encarna Miguel Ángel Silvestre, ese alcalde desbordado y un tanto ingenuo.

Creo que está fantástico, haciendo una cosa muy arriesgada que propuso él y funciona muy bien. La serie tiene un toque de humor que tampoco está exagerado, por eso digo que es muy completa. Y eso que íbamos justitos de tiempo y había mucho de primera toma.

El primer episodio es frenético. ¿También lo fue el rodaje?

Sí, porque rodábamos en muchas localizaciones y era agotador, pero tiramos millas. Álex es acojonante, es como un niño. Yo me entendí realmente bien con él. Además, creo que es de los pocos directores españoles que tienen un público que espera su próxima película o serie. Y con 30 monedas puede ampliarlo mucho.

Usted ha comentado en alguna ocasión que se considera un actor no demasiado famoso, y eso le permite que la gente vea a sus personajes y no a quien lo interpreta. ¿Le sigue pasando, con casi 40 años de carrera y tres Goya?

Sí, voy en el metro, en el bus y hay gente a la que le sueno, pero no sabe bien quién soy. Me dicen: “Tú eres el actor”. Y yo les contesto: “Sí, claro, soy el actor, pero hay más”.

Pero series como 30 monedas, que se estrenan en todo el mundo, pueden contribuir a quitarle ese anonimato del que habla.

Pues con este personaje tan compuesto, igual voy a un bar y ni me reconocen, con lo cual estoy encantado. A los actores siempre nos gusta disfrazarnos. Y si me quita un poco de anonimato, bienvenido será también. Que sea lo que tenga que ser. Estoy realmente en un buen momento.

Acaba de rodar una película muy distinta a esta serie, basada en una historia real, la del fundador, de Open Arms, Òscar Camps. Y comparte cartel con Dani Rovira.

Tiene mucho sentido hacer esa película, Cuenta la historia de Open Arms muy bien, no es un panfleto. Cuando me dijeron que iban a rodarla, pensé: ‘¿Y qué van a contar, que salvan a gente?’. Eso está muy bien, pero ya lo sabemos todos por los documentales y las noticias. Pero esto es distinto.

Se centra en los orígenes de la oenegé.

Sí, algo que la gente no sabe. El guion está muy bien enfocado y cuenta los inicios, el valor de una persona, un socorrista de Badalona que dice: voy a ver qué pasa en Grecia, que parece que hay faena para echar una mano. Y cómo a partir de ahí se va dando cuenta de todo y el espectador hace ese viaje con él. Creo que es un proyecto muy bonito, porque va a descubrir a mucha gente el porqué de lo que hace Òscar Camps y de dónde viene.

Lleva ya 40 años de carrera, pero usted lo que quería ser en sus inicios era mimo.

Sí, empecé así. Me gusta mucho el cuerpo. Trabajo mucho con él, aunque no se vea. Me apoyo mucho en la parte física para hacer los personajes.

En 30 monedas hay referencias a temas religiosos y la situación que estamos viviendo con la pandemia se asemeja incluso a una plaga bíblica. ¿No cree que el covid casi podría haber salido en la serie o aparecer en próximas temporadas?

Pues sí, podría haber salido, pero le hubiéramos dado una vuelta. Las mascarillas estarían todavía más infectadas y la gente se moriría cuando se las pusiera, por ejemplo. O podría ser que el virus lo han echado el diablo y sus acólitos para matarnos a todos... A Álex se le ocurriría algo. Seguro.

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