La Provincia - Diario de Las Palmas

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Cantando a las barras y estrellas

La investidura del presidente de EEUU cobra formas de gran espectáculo, fundiendo canciones patrióticas y voces con carisma - El próximo miércoles será el turno de Joe Biden, acompañado para la ocasión por Lady Gaga

Aretha Franklin en 2009. Reuters

Cada cuatro años, a los pies del Capitolio y ante la épica panorámica del National Mall, de Washington, un presidente de Estados Unidos jura su cargo y se acompaña de cantos con carga patriótica a cargo de figuras del momento. Una tradición que en otros tiempos contó con voces del calibre de James Brown, Stevie Wonder o Barbra Streisand. Ya se ha desvelado quiénes serán los intérpretes que arroparán a Joe Biden: la cantante Lady Gaga interpretará el himno nacional en una ceremonia en la que también participará la latina Jennifer Lopez. Recorremos las investiduras de los últimos tiempos.

JESSYE NORMAN (1997), un sentido ‘Oh freedom’ para Bill Clinton

Una voz de altos vuelos, la de Jessye Norman, dio lustre a la segunda ceremonia de investidura de Bill Clinton, el 20 de enero de 1997. La poderosa soprano fue presentada como “un catálogo de todas las virtudes en el canto” y procedió a interpretar la simbólica pieza Oh freedom, cuyas raíces se sitúan en la era posterior a la guerra civil estadounidense. Composición relacionada con el fin de la esclavitud, ha sido invocada con frecuencia en la reivindicación de los derechos civiles por voces distintivas como Joan Báez, que la cantó en la Marcha sobre Washington de 1963.

A lo largo del acto, el poeta Miller Williams leyó su poema Of history and hope, y Santita Jackson, hija del reverendo Jesse Jackson, interpretó el himno nacional. No era una situación nueva para Jessye Norman, que en 1985 hizo oír su voz en la segunda investidura de Ronald Reagan. Reconocida en todo el mundo por su compromiso cívico, la cantante (fallecida en el 2019), atesoró amplia experiencia en eventos con pompa y circunstancia, con bolos tan sonados como el del 60º cumpleaños de la reina Isabel, de Inglaterra (1986), el bicentenario de la Revolución Francesa, en el Arco de Triunfo parisiense (1989) o la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atlanta (1996).

RICKY MARTIN (2001), la noche que Bush bailó ‘la copa de la vida’

La música latina estaba en alza en Estados Unidos en el cambio de siglo, y Ricky Martin inyectó su entusiasta La Copa de la vida mezclando inglés y español (“here we go, un dos, tres, alé, alé, alé”) marcándose para la historia un amago de paso de baile con el flamante presidente George W. Bush frente al Lincoln Memorial. El puertorriqueño, presentado por un eufórico Larry King (“¡es eléctrico, es famoso en todo el mundo y es increíble!”), no actuó en la ceremonia oficial (ahí solo sonaron bandas militares, con el sargento Alec T. Maly entonando con severidad el himno nacional), sino en el posterior evento nocturno Inauguration ball. Otro acto derivado, el Young ball, el más informal, contó con Destiny’s Child, en cuyas filas figuraba una Beyoncé de 19 años.

Ricky Martin plasmó la experiencia en Asignatura pendiente, una canción en la que confesaba sentirse insatisfecho con los fastos y oropeles de la fama, aun teniendo “una foto con Bush / una suite en el Waldorf / y más autos que amigos”. El un día risueño vínculo con el 43º presidente fue de mal en peor: en el 2007, ya emprendida la guerra de Irak, durante un concierto en San Juan, Puerto Rico, levantó el dedo corazón en modo ofensivo en el momento de cantar esa estrofa.

ARETHA FRANKLIN (2009), orgullo afroamericano en el día de Obama

El regreso de los demócratas en 2009 será recordado por la llegada a la Casa Blanca del primer presidente afroamericano, Barack Obama, cuya investidura contó con un plus de emotividad por la actuación de Aretha Franklin. La cantante de Memphis (crecida en Detroit) entonó con hondo sentimiento el tema patriótico America (My country, ‘tis of thee). Se trata de una pieza cuya música es la misma que la británica Dios salve a la Reina y que tuvo un papel como himno estadounidense oficioso hasta la adopción oficial, en 1930, de The star-spangled banner. En la ceremonia actuaron también el violoncelista Yo-Yo Ma (interpretando Air and simple gifts, compuesta ex profeso por John Williams) y el coro de la marina (Sea chanters), mientras que la poeta y ensayista Elizabeth Alexander recitó Praise song for the day.

Seguidor de la música popular, Obama fue ese presidente capaz de cantar en público unas estrofas de Let’s stay together, de Al Green, y de recibir en audiencia a B. B. King, Buddy Guy y Mick Jagger. Fan confeso de Aretha Franklin, en 2015 se emocionó con su asalto a (You make me feel like) a natural woman en un concierto de homenaje a Carole King. A propósito de su muerte, en el 2018, afirmó que Franklin “ayudó a definir la experiencia americana”.

Cantando a las barras y estrellAS

BEYONCÉ (2013), un majestuoso himno nacional (con ‘playback’)

La reválida de Obama en la presidencia se estrenó con una selección de actuaciones que abrieron James Taylor y Kelly Clarkson, así como el poeta Richard Blanco, y cuyo clímax llegó con Beyoncé, abordando el himno nacional con el épico respaldo de la US Marine Band. Actuación tan impecable que tuvo truco: a los pocos días se supo que la cantante tejana había hecho playback, sincronizando los labios con notoria maestría. Ella lo justificó diciendo que es una “perfeccionista” y que, vista la imposibilidad de ensayar para una actuación de tanta trascendencia, acudió al sonido pregrabado porque no se habría sentido “cómoda” cantando en directo.

Beyoncé ya había actuado (abordando el clásico At last, éxito de Etta James) en el baile inaugural de Obama y su esposa Michelle tras la victoria de 2009, y las relaciones se estrecharon en adelante, con hasta cinco visitas a la Casa Blanca. El presidente habló del marido de la diva, Jay-Z, como su “rapero favorito”, y a ella se la vio cantando en el 50º cumpleaños de Michelle. Las simpatías mutuas llevaron a cierto fotógrafo francés a especular con una relación más personal entre Beyoncé y Obama, extremo que llegó a desmentir The Washington Post.

JACKIE EVANCHO 2017. La soprano, de 16 años, fue la elegida por Trump.

JACKIE EVANCHO (2017), la estrella más joven, al rescate de trump

Donald Trump tuvo problemas para dar con algún artista de renombre que pudiera acompañarle en la investidura. Lo probó sin suerte con Céline Dion, Elton John, Andrea Bocelli, Adam Lambert, Ice-T... Ni siquiera su fan Kanye West aceptó, mientras que Gene Simmons de Kiss alegó indisponibilidad a causa de una gira europea. Al final, tuvo que conformarse con la adolescente Jackie Evancho, de 16 años, portento del canto que a los 10 quedó segunda en el programa America’s got talent.

La voz de soprano de esta cantante de Pittsburg cortó el aire del National Mall al son del himno de Estados Unidos, que grabó e incluyó en el epé Together we stand. Interrogada sobre el porqué de su sí a Trump, quiso mostrar un perfil apolítico. “Hago esto por mi país. Si la gente me va a odiar, va a ser por una razón equivocada”, declaró Evancho, que pese a su juventud ya disponía de experiencias de este calado, puesto que había cantado en una ceremonia navideña para la familia Obama y ante el Papa en su visita a Filadelfia. Tras el paréntesis de Trump, todo apunta a que Biden lo ha tenido un poco más fácil para vestir su investidura con el canto de dos figuras de altos vuelos.

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