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Murgas el ‘terror’ del poder

El resurgimiento de estos grupos ayudó en la consolidación del Carnaval | En la actualidad es uno de los colectivos más importantes de las fiestas y arrastra a miles de seguidores

>> | LP/DLP

A partir de 1977, empiezan a emerger personajes populares, grupos, murgas como Los Nietos de Kika, dirigida por Orlando Jiménez y Tomás Pérez, que hicieron posible el crecimiento del carnaval, junto a la Peña de Amigos Anzofé, Los Guanches Picapiedra, que dejaron honda huella en la fiesta, Los Sin Ton ni Son (Agaete). Más tarde se incorporan Los Chancletas, Los Rockefeller, Los Marchosos, Totorotas, Serenquenquenes, etc. En tan solo unos años, el colectivo murguero tuvo un desarrollo casi sin límites. Sus poblemas con la organización se acrecentaban, puesto que costaba admitir la dura crítica dirigida al poder y los políticos. Las letras de sus interpretaciones se hacían cada vez más duras y en un principio se vieron sometidas a la censura, ocasionando más de un quebradero de cabeza.

También fueron notorios sus desacuerdos con la organización, hasta el punto de amenazar con no participar en los carnavales, especialmente en los años setenta y ochenta. Afortunadamente, la sangre no llegó al río y las relaciones organización-murgas han tomado otro derrotero, con más diálogo, más soluciones y más entendimiento. De lo que se trata es de remar todos en la misma dirección, en beneficio de las fiestas de Carnaval.

El primer concurso de murgas tuvo lugar en los jardines del Castillo de La Luz, en 1977, y los vencedores fueron Los Nietos de Kika. A partir del año siguiente el certamen tuvo lugar en el terrero del López Socas,hasta 1983, fecha en la que se consolidó tras pasar a celebrarse en la grada curva del antiguo Estadio Insular.

Las murgas se ganaron a pulso ser reconocidas como “el terror del poder”, y hubo intentos por debilitarlas, y hacerlas desaparecer. Pero lejos de salir perjudicadas, ocurrió todo lo contrario. Cada vez se hacían con más fans y seguidores, a pesar de los esfuerzos de sus enemigos por dejarlas en un segundo plano. A algún político se le oyó decir en alguna ocasión “me tienen harto”, dejando claro la escasa empatía por ambas partes.

El primer concurso de murgas, el del Carnaval de 1977, se celebró en los jardines del Castillo de La Luz

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Tocaban y cantaban muy al gusto del pueblo y sus canciones eran hirientes y muy imaginativas. Hacía tiempo que el miedo había sido desterrado del colectivo murguero y los grupos se iban sumando uno tras otro.

“Disfrazados de payasos muchas verdades decimos, porque este es nuestro lema cuando a la calle salimos”, advertían Los Nietos de Kika, que obtuvieron el reconocimiento de afilarmónica junto a la inolvidable murga Los Guanches Picapiedra.

Nadie escapa a las críticas murgueras, con canciones dirigidas a políticos, cargos públicos y al poder en general, pero las murgas seguían haciendo frente a cualquier obstáculo, y Los Chancletas lanzan un mensaje aclaratorio y advierten. “Como siempre sucede, fueron los grupos los grandes marginados de las fiestas, excluyéndonos de la gala de la reina, pero para demostrarles a todos aquellos mequetrefes que, con los grupos, nunca van a poder, porque somos parte del pueblo y es nuestro pueblo quien mantiene vivo el carnaval.”

Los Totorotas, en los años 80: “Nos tienen hasta las mismas narices hablando siempre de la misma crisis/el dinero que paga el pueblo donde cojones está / aquí hay mucha gentuza a mamar / y cuando hablas de mejora social / te contestan así /cógeme un cataplin, cógeme un cataplín.”

Poco a poco, las interpretaciones murgueras eran más afiladas, con denuncias a la problemática social. En 1979, Los Guanches Picapiedras triunfaban con la canción de la lluvia artificial, de la que tanto se habló en los años setenta y ochenta en Canarias.

“Macanuda chupadera / el rollo de la avioneta / que igual que tenía dos alas / también tenía dos tetas.

Finaliza la interpretación, con una duda: Qué coño, qué coño / pasó con la avioneta / quién coño quién coño / se quedó con esa teta”.

La murga Los Marchosos dejó de participar en los años ochenta. En 1987 causaron una gran polémica en Tenerife con la canción Maestro Chano el del bidé, y también en La Palma. Con su vestuario imitando a la fiesta de los enanos, causan una gran indignación en la isla bonita, con amenazas de denuncias incluidas.

Nadie escapa a las críticas murgueras, con canciones dirigidas a poderosos, políticos y cargos públicos

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Los Nietos de Kika triunfaban en 1979, tres años después de su aparición en público, con la interpretación La inseguridad social. “Faltan médicos y también camas / no hay urgencias ni amabilidad / y encima que es usted quien lo paga / se le trata como un animal.”

Los Hijos de Caín, con tres primeros premios en su haber y ya afilarmónica, es otra murga inolvidable nacida en La Isleta. Nos dejaron interpretaciones como El Teide y la Junta, con música Al pico Teide me fui. De la que entresacamos un fragmento. “Al pico Teide me fui / subiendo por la coñada / cuando allá arriba me vi / se había amañado allí a la Junta de Canarias. No sé si fue por la altura / del pico antes citado / lo que vi fue bochornoso / pues era para salir con el resto colorado”.

Los Serenquenquenes, de Agüimes, es la afilarmónica más laureada del carnaval grancanario. Con un estilo propio, han llegado a sintonizar con el público y los respaldan centenares de fans, volcados con su música e interpretaciones. Su subida al escenario siempre es esperada con interés, y sus canciones van a tiro hecho. “Y aunque duela lo que decimos, aunque nos quieran callar / aunque nos lluevan amenazas / Los Serenquenquenes lo resistirán. / Así voy a seguir criticando a estos ladrones, / y el que se pique porque ajos come, / si no dígame usted donde gastan tantos millones /chupan del carnaval muchos mamones.

A su paso por el Carnaval, muchas murgas se han quedado en el camino, sobre todo en los años setenta y ochenta, entre ellas Los Matarratas, Los Fogaleras, Los Hijos de Caín, Los Angelitos, Los Perikitúlicos, Los Charanguetas, Los Chachis, Los Marchosos, Los Palanquines, Arretrankos Puntillosos, Farramulla o Bank Carotas, entre otras.

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