La Provincia - Diario de Las Palmas

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“No tengo prisa por entregar la corona”

El grancanario Borja Casillas, Drag Sethlas, se convierte en la única reinona que debido a la crisis

sanitaria mantiene durante dos años su cetro

Casillas durante su actuación de 2020 con la fantasía ‘Si la tentación es hermosa imagínate el pecado’.

El grancanario Borja Casillas, Drag Sethlas cuando se sube en sus veintitantos centímetros de plataforma, no parece que pueda en su reinado incluir la palabra tranquilidad. El primer año que se alzó con el triunfo en el parque de Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria, en 2017, acabó denunciado por un grupo de cristianos de base; al año siguiente generó de nuevo polémica al hacer una impresionante recreación de ‘La última cena’ con doce de sus compañeros drags y Depeche Mode de banda sonora y el 2020... Pues en 2020 volvió a liarla parda con la fantasía Si la tentación es hermosa imagínate el pecado, un diseño de Nelson Rodríguez y Adrián Castellano patrocinado por la Escuela de Hostelería Europea e inspirado en la Biblia.

“Por un lado estoy triste y por el otro no lo estoy tanto. Al final no dejo de ser quien despide y no tengo prisas por entregar la corona, explica este joven grancanario cuando se le pregunta por la extraña situación a la que la pandemia ligada a la Covid 19 ha arrastrado al Carnaval y los ganadores de los concursos, que se han convertido en los monarcas que más tiempo van a ostentar el título.

“Que no haya actos de Carnaval ha sido un poco lo que esperábamos después de ver que era inviable retrasar la celebración, con el repunte de casos y contagios de agosto y septiembre. Como nosotros debemos trabajar con tiempo y bastante antelación para buscar los patrocinadores y desarrollar la idea, ya vimos que el Carnaval era inviable sobre todo por la recomendación de trabajar con grupos reducidos”, añade este referente de la fiesta.

Dice este Licenciado en Educación Infantil y bailarín que ante la suspensión de los actos entiende que “para los que se van a presentar al concurso, los que invierten, los que tienen las ideas y los que tienen las cosas programadas esto sea un fiasco bastante grande y que se vengan abajo y demás, pero por mi parte no pasa nada. Mi entrega de la corona puede esperar un año más y obviamente me siento incluso un poco privilegiado, siendo consciente de la gravedad de la situación, por el hecho de ser el único que puede reinar dos años consecutivos. M hubiese encantado que fuese en otra situación pero al fin y al cabo es una cosa excepcional, y por ese lado me siento bien”, agrega quien concursó en 2017 con la fantasía ¡Mi cielo! Yo no hago milagros, que sea lo que Dios quiera.

Confiesa que 2020 “también es verdad que fue un año bastante triste y bastante aburrido” como para presumir de reinado “porque no hemos podido sacarle el jugo a todo lo que trabajamos tantísimos meses. Esperaremos que este año vayan saliendo cositas y que se puedan aprovechar todas las cosas que guardamos en nuestras maletas y en nuestras cabezas y nada, desear que el Carnaval del año que viene sea un Carnaval mucho más fuerte porque será un Carnaval más esperado, más deseado, más bonito y todo lo más que se le pueda desear”, dice este joven que ya en 2017, con su polémica actuación, dejó claro cuál era su propósito en sus actuaciones, habitualmente con referencias religiosas. “No pretendía herir ni ofender a nadie, la religión es historia y el público quería que se llevase a escena, la libertad de expresión es fundamental y hay que abrir un poco la mente”, consideró Casillas, quien por entonces cursaba una adaptación denominada Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA) para poder dar clases de religión en colegios concertados y privados.

Casillas se declara agnóstico y cree que la religión “es historia que está escrita y debemos conocer, esto es una forma diferente de acercarnos a este conocimiento, y para mí, ha sido una forma de expresarme desde el arte”.

“El espectáculo que he presentado es una representación escenográfica que he querido traer al Carnaval con buena intención y mucho arte”, ha dicho. Como futuro profesor de religión, dice que no tiene miedo a las críticas y “nada me afecta, hay opiniones para todo y hay que saber separar el arte de la profesionalidad”.

En su última y recordada actuación (que por cierto, junto a las otras dos anteriores acumula en YouTube casi un millón de reproducciones) la Biblia se abrió para recibir a Sethlas en las tablas del parque de cuento de 2020, con una alegoría en la que el pecado volvía a imponerse en un viaje al Edén con Adán y Eva, que no han podido resistirse a morder la manzana. Sethlas fue invitado a comer su fruto prohibido, convirtiéndose en cuestión de segundos en la serpiente bíblica. Con poca ropa, las acrobacias se impusieron en su espectáculo, de la mano del finalista de Got Talent, Levy, pareja artística en su dúo Levy y Estrella, y que alzó aún más alto al desde entonces —y por segunda vez— Drag Queen de la capital grancanaria, con el reinado más largo debido a la pandemia y la suspensión de los actos. Giros en un aro, volteretas, lanzamientos y saltos en el aire que cortaron la respiración subieron el nivel de un show sin respiro, que hizo estallar al parque Santa Catalina en aplausos y gritos. “Son muchos meses de trabajo, muchos nervios, golpes, ensayos”, y aunque la gente “no puede ver ni la mitad”, ser ganador es “un premio que merecen todos los que trabajan cada día por hacer esto realidad”, dijo el ganador del cetro más transgresor de las fiestas. Volviendo a la actualidad, Casillas pide también que este año el Carnaval de Las Palmas de GC debería tener en cuenta algunas modificaciones. Sin querer entrar en polémicas, Sethlas pide que “sea un año de cambios y de reflexiones, un año, sobre todo, en el que se le haga un poco más de caso a los grupos del Carnaval y a los colectivos porque realmente estamos intentando cambiar algunas cosas que nos parece que no deben seguir así”. Asegura que los organizadores de los festejos “con tantos años de Carnaval que conocen” deben tomar en cuenta sus alegaciones “y que se modifiquen” para lograr que la fiesta continúe en paz.

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