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Un referente de la canariedad

Un personaje irrepetible

Néstor Álamo, analizado en su aniversario por artistas canarios de la talla de Mary Sánchez, Pepe Dámaso o Elfidio Alonso P “Su figura y legado se han pasado por un tamiz demasiado exigente”, dicen quienes le trataron

Néstor Álamo junto a Elfidio Alonso —en el centro de la imagen—, en un homenaje de Los Sabandeños al compositor grancanario. | FEDAC

“Era un personaje”. Que el artista Pepe Dámaso, de reconocida (y genial) incontinencia verbal, resuma algo o a alguien en sólo tres palabras ya habla por sí solo de quién es Néstor Álamo y qué papel ha jugado en la historia de Canarias. “Siempre he pensado que su figura y su legado se han pasado por un tamiz demasiado exigente. Néstor es un hombre que no está valorado como se debería a nivel cultural porque tenía un sentido enorme de lo canario y del patrimonio cuando nadie hacía caso a esas cosas”, añade el pintor de Agaete, quien conoció al compositor, folclorista, escritor, historiador y archivero, natural de Guía, de quien este mes se cumplen varios aniversarios relacionados con su persona y su legado: 70 años de la inauguración de la Casa de Colón, en el barrio de Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria; 115 años de su nacimiento y el próximo jueves, por si fuera poco, se celebran 27 años de su fallecimiento.

“Nos enseñó mucho y en mi caso tuve una relación enriquecedora con él”, explica el tinerfeño Elfidio Alonso, periodista y miembro cofundador de Los Sabandeños que, como Pepe Dámaso, destaca “su magnífico” trabajo por salvaguardar la identidad canaria “en toda su magnitud”.

“En Tenerife no era demasiado conocido pero sí fue bastante apreciado precisamente por su empeño en poner en valor el legado cultural e histórico de las islas”, añade desde su casa de La Laguna, ciudad donde precisamente conoció a Néstor Álamo en los primeros años de la década de los 70 del pasado siglo. “Quería conocerme y me fue a buscar a un bar de la calle Capitán Brotons donde nos reuníamos algunos de los componentes de Los Sabandeños”, rememora Alonso Quintero sobre un personaje imprescindible de la cultura a quien quizá el folclore y, todo hay que decirlo, su carácter un tanto irascible le alejaron de los circuitos intelectuales y políticos de la época. “No se le podía llevar la contraria”, cuentan quienes le conocían.

“A Néstor le debo todo pero es verdad que no se le podía llevar la contraria porque se ponía como una fiera”, dice Sánchez

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Desde “el cariño”, matiza Mary Sánchez, “yo a Néstor Álamo le debo todo pero tengo que reconocer que tenía un carácter muy fuerte. Es verdad que no se le podía llevar la contraria porque se ponía como una fiera”, recuerda la cantante y musa del compositor, quien se convirtió en su protector y padre artístico desde que la descubrió con Los Bandama cantando Adiós, Canarias querida en el teatro cine Royal de la capital grancanaria. “Federico Fabelo, que era nuestro representante, le habló de nosotros y cuando Néstor me escuchó acabó entrando después de la actuación al camerino y me dijo “Mary, no me importa que tú sigas cantando mis canciones”, rememora la intérprete describiendo a la perfección la autoestima del personaje y su autosuficiencia. “Era muy recto pero también era muy exigente”, añade.

Pese a que Mary y Néstor comenzaron con buen pie, el segundo encuentro entre ambos fue un desastre. De hecho, no se produjo. “No sé ni cómo siguió hablando conmigo”, confiesa. “Yo no tenía ni 20 años y él había quedado conmigo en casa de mi madre para enseñarme canciones nuevas pero ese día la UD Las Palmas jugaba un partido de ascenso a primera división y yo me fui al Estadio Insular a verlo, sin acordarme de la cita”, añade la cantante que finalmente acabó interpretando más de 30 canciones “compuestas por él, algunas expresamente para mí”. Entre carcajadas, Mary Sánchez habla de Lolita Ramírez, su madre y todo un personaje en la relación entre Néstor y la cantante. “Ella me decía que Néstor no me iba a aguantar pero luego se enfadaba cuando él llegaba a casa y me veía limpiando el piso de rodillas” porque dice que el compositor de Sombra del Nublo, El cambullonero o El zagalejo le recriminaba a doña Lola que “su hija se expresa con las manos en el escenario y no se las puede estropear limpiando”. Dice Mary que a su madre, bregada en mil luchas y que no estaba para papafritadas, delante de Néstor se hacía la comprensiva “pero desde que él se iba en casa limpiábamos todas”. “Era mucho de mandar”, agrega ante una realidad que marcó el carácter de un personaje que se formó a sí mismo.

Mary Sánchez con Néstor en la Plaza de Santa Ana

Natural de Santa María de Guía, en su pueblo cursa estudios elementales hasta que en 1920 marcha a La Habana, donde, bajo la tutela de su tío Nicasio Álamo, trabaja en el comercio familiar. Tras su regreso a Gran Canaria en 1922, y después de realizar el servicio militar, se independiza de su familia y se emplea como contable en algunas firmas comerciales de la capital, a la vez que comienza a introducirse en los círculos culturales de la ciudad e inicia sus primeras colaboraciones periodísticas.

Al mismo tiempo, entabla amistad con quien él consideró su maestro, el lectoral y canónigo de la Catedral de Canarias José Feo y Ramos, natural de Gáldar. Según Álamo, el influjo de este sacerdote será fundamental en sus lecturas y formación intelectual, ya que lo introduce en sus primeros conocimientos de archivística y paleografía.

Posteriormente, fundó en Guía, junto a Juan García Mateos, el semanario La Voz del Norte. En los primeros años de estancia en Las Palmas de Gran Canaria comienza a frecuentar la Escuela Luján Pérez, centro de formación liberal y lugar de encuentro de intelectuales y artistas locales a los que rendirá admiración a lo largo de toda su vida. Su vertiente periodística, a veces usando el seudónimo Juan Farías, va a continuar de forma incesante a lo largo de toda su vida, con especial intensidad en los periódicos Hoy, Falange y Diario de Las Palmas.

En 1930 entra a formar parte de El Museo Canario como oficial primero en la Biblioteca de la centenaria institución científica. Allí se dedica a ordenar y clasificar, durante casi dos decenios, una importante parte de sus fondos documentales, especialmente el de la Inquisición de Canarias, compuesto de miles de manuscritos de un interés capital para la historiografía isleña que, hasta ese momento, eran de difícil consulta.

Desde 1945 hasta 1960 ejerce como secretario y asesor cultural de Matías Vega Guerra, que presidió el Cabildo de Gran Canaria

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El contacto diario de Álamo con esas privilegiadas fuentes de información propiciará, en su formación intelectual y en sus trabajos literarios, una visión más completa acerca del mundo insular y sus conexiones históricas fuera de sus fronteras que la que había tenido hasta entonces.

Terminada la Guerra Civil española ejerce como secretario y asesor cultural de Matías Vega Guerra, que presidió el Cabildo de Gran Canaria desde 1945 hasta 1960, periodo en el cual Néstor Álamo alcanza un poder enorme dentro de la isla, algo que generó sus primeras tiranteces en los ambientes culturales. “Su palabra era ley y pobre quien le llevara la contraria”, añade otra de las personas que trató con él en esa época y que prefiere no ser mencionada.

Las gestiones de Néstor Álamo favorecen la creación del Archivo Histórico y la Biblioteca Provincial de Las Palmas. También fue el creador de algunos de sus espacios y primer director de la Casa de Colón, que le debe mucho a Néstor por su concepto de la canariedad y el legado histórico de la isla. “No olvidemos que impulsó la creación del museo de Benito Pérez Galdós, en la casa natal del escritor, cuando nadie le hacía caso al escritor”, recuerdaPepe Dámaso.

Néstor con Pepe Dámaso -1º y 2º por la derecha- en la casa del compositor en la playa de La Laja de la capital grancanaria.

En un momento de la entrevista con Dámaso, un hombre que ha llevado con suma normalidad su condición sexual, la conversación deriva “en el daño que debió sufrir” Néstor Álamo “por no poder vivir con naturalidad su sexualidad”, dice el artista con respeto “y con lástima porque era un hombre muy contenido, sin pluma, que se movía en unos ambientes bastante homófobos; no debió ser agradable en aquella época”, cuenta sobre un detalle que otro relacionan con su carácter malhumorado y huraño.

“Nos enseñó mucho y en mi caso tuve una relación enriquecedora con él”, explica Elfidio Alonso, cofundador de Los Sabandeños

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Luego estaba su empecinamiento y el no soportar un “no” por respuesta fruto, posiblemente, de su bajage cultural y, también, de cierta dósis de soberbia. “Pese a que tuvimos siempre muy buena relación y participamos en sus homenajes, se enfadó con Los Sabandeños cuando nos dijo que había escrito una zarzuela para nosotros y le contestamos que ese género no estaba en nuestro repertorio; que no nos interesaba”, recuerda Elfidio Alonso.

A Mary Sánchez y Los Bandamos le sucedió tres cuartas partes de lo mismo. “Nos compuso una canción latina y cuando le dijimos que no la queríamos cantar nos dejó de hablar pero luego, cuando volvimos de triunfar en América, me encontró por la calle y me subió en brazos gritando “Ay mi Mariquilla”, concluye la cantante.

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