La Provincia - Diario de Las Palmas

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la piel del volcán

Canarias filma su historia

El largometraje ‘La piel del volcán’ recupera en la gran pantalla la ficción histórica de las Islas, una senda abandonada desde ‘Guarapo’, en 1988

Maykol Hernández (de izq. a dcha.), Yanely Hernández, Armando Ravelo y Mingo Ruano, en el barrio teldense de San Francisco donde se rodó parte de La piel del volcán. | JOSÉ C. GUERRA

Ha tenido que llegar un director de 38 años para que el cine realizado por canarios en Canarias recupere el relato en clave de ficción de su propia historia, una tendencia que sólo encuentra un antecedente en el largometraje Guarapo (1988), de los hermanos Ríos, producción de la cual recoge el testigo La piel del volcán, de Armando Ravelo, una película cuya trama arranca con un hallazgo en la Canarias actual de dos esqueletos enterrados: uno pertenece a un aborigen del sigo XV y el otro es de un represaliado de la dictadura franquista. Con esos mimbres, Ravelo y las productoras Las hormigas negras, Proyecto Bentejuí y Doble Diez Televisión arman una historia cuyo arco argumental abarca hasta la actualidad, con entramado de corrupción política incluido, y trufando de nuestra realidad un relato de ficción. Como dice Ravelo, los estadounidenses hablan sin complejo en su cine de los vaqueros y los japoneses se rinden a las historias de samuráis. «¿Por qué no vamos a hablar nosotros de nuestra historia?», sentencia.

«Se nos ha ocultado mucho nuestro pasado», reflexiona Armando Ravelo cuando se habla con él de la trama de su primer largometraje. «Es sólo a partir de los años 80 que se comienza a poner en valor dicha enseñanza en los centros educativos de Canarias», lamenta este creador cuyo discurso no es nuevo ni casual. Ahí están sus anteriores trabajos, como Ansite o MAH, para corroborar que lo de Ravelo no es cuestión de modas. Es, simplemente, presumir de identidad.

Protagonizado por Yanely Hernández, Mingo Ruano y Maykol Hernández, La piel del volcán se estrena el 21 de mayo en cines de Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote, La Palma y Fuerteventura, aunque habrá sendos preestrenos en Las Palmas de Gran Canaria, el 17 de mayo, y en Santa Cruz de Tenerife el día 20.

«Estoy muy satisfecho con el resultado de la película, con el trabajo del equipo y la implicación de las productoras», cuenta el cineasta. «Entre todos hemos contado una historia realmente emocionante», añade sobre esta producción que fue la primera en rodarse en Canarias después de los meses de confinamiento de 2020, filmada en escenarios de Telde y Valsequillo con la colaboración de la Consejería de Cultura del Gobierno de Canarias, el Cabildo de Gran Canaria, los ayuntamientos de Telde y Valsequillo y la participación de TV Canaria.

Ravelo reconoce que «al empezar a rodar tenía claro el nivel que quería darle y, sobre todo, el sentimiento que quería transmitir. Para mí eso es quizá lo más importante de todo: que ese sentimiento que surge al querer contar una historia por primera vez sobreviva al largo proceso que hay entre la primera chispa y el visionado de la película. Las formas que va tomando el largometraje son propias, a veces difiere de lo planeado, pero si eso está ahí, la película ha merecido la pena. Al verla terminada», dice, «respiré tranquilo al comprobar que sí, que sí estaba».

La piel del volcán nace originalmente de una obra teatral, Ancestro, escrita y dirigida por Ravelo, pero su potencial cinematográfico hizo que rápidamente se convirtiera en un proyecto deseado para trasladar a la gran pantalla. «El montaje tuvo un gran recibimiento entre el público», admite el cineasta, alma junto a Pedro Pérez del Proyecto Bentejuí, una plataforma cultural, creada hace nueve años, cuyo objetivo es llevar al cine, al teatro y a la novela relatos basados en episodios clave de la Historia de Canarias.

Tras cuatro mediometrajes, un largo infantil y dos obras de teatro centrados en la temática histórica canaria, Ravelo y su equipo decidieron «volcar todo el aprendizaje adquirido» en sus anteriores producciones «en un texto que resuma y condense el espíritu del proyecto, algo que nos motivó de forma especial. Durante el proceso hemos desarrollado modelos de producción con estándares profesionales logrando buenos resultados con bajo presupuesto, optimizando y exprimiendo los recursos con audacia e inteligencia. Estos conocimientos fueron herramientas que nos permitieron dotar al desarrollo de producción del largometraje de un plus significativo que sin la experiencia previa habría sido imposible alcanzar», asegura el equipo de La piel del volcán.

«Con una narrativa clara y a la vez rica y compleja y una propuesta visual que juegue en la primera división internacional, nuestra ambición, desde la humildad del que está empezando», explica el director, «era alcanzar la realización de una película que aspira a competir en calidad artística y técnica en el mercado mundial».

La intención de La piel del volcán «es emocionar» a través de una historia «que nos haga entender y sentir el alma intangible de un pueblo, extendido sobre tres personajes principales que se expanden a través del tiempo jugando con una propuesta de espejos narrativos donde todo es igual pero apasionadamente distinto», añade Armando Ravelo antes de insistir «en la necesidad», según su punto de vista, «de proyectar la imagen del cine como un bien cultural imprescindible para la expresión de un territorio como el canario y la importancia de narrar nuestro propio legado para compartirlo con la sociedad de las Islas y con todos aquellos que quieran asomarse a la ventana de nuestra Historia y nuestros relatos», concluye.

Armando Ravelo, director. José Carlos Guerra

«Han fracasado al integrar nuestra historia en la cultura»

¿Cuándo decide que la obra teatral Ancestro debe ser un largometraje? 

Cuando estrenamos la obra de teatro, el público mismo comentaba en redes que la historia daba para una buena película. No es que no lo hubiese pensado, pero no tenía la sensación de que fuera tan cinematográfica la historia. Tenían razón, el teatro nos ayudó a testear y madurar la trama, pero es ideal para formato cine. ¿Le ha servido la experiencia acumulada en sus anteriores rodajes de cortos y mediometrajes para enfrentarse a La piel del volcán ? En La piel del volcán condenso el aprendizaje de muchos años probando el corto y el mediometraje. Mis historias siempre pedían más espacio y aquí he podido desarrollarla más y mejor que nunca. 

¿Cuánto tiempo han dedicado a esta producción?

Desde que iniciamos el proyecto hasta que terminamos la película ha pasado un año y medio, un tiempo relativamente corto para ser cine.

¿Tuvo claro quiénes iban a ser los protagonistas de la película?

Tenía claro que los masculinos iban a ser Mingo Ruano y Maykol Hernández; ya había trabajado con ellos y no tenía dudas. Con la protagonista femenina, sin embargo, era todo lo contrario. Tenía en mente otras opciones, no terminaba de ver a Yanely Hernández en el perfil, pero tras hacer una prueba e ir descubriendo la gran actriz dramática —en comedia no habían dudas, por supuesto— me fascinó el trabajo que fue desarrollando con sus tres personajes. Al alcance de muy pocas.

Usted desde el Proyecto Bentejui trabaja en recuperar a través de la cultura el legado de Canarias.

En realidad creo que lo que hago con mi cine es mucho más natural de lo que parece. Es decir, los americanos cuentan historias de vaqueros, los japoneses de samuráis, y así con cualquier cultura. A nosotros nos choca por dos razones: el fracaso al integrar nuestra historia en la cultura que se consume y la falta de recursos para hacer cine. Con todo, esta película tiene un alma canaria que la atraviesa de tal manera que la hace universal. No cabe duda de que si se observa lo propio con amor y franqueza terminan apareciendo lugares comunes que son propios de toda la humanidad.

¿Con qué presupuesto contaron?

Hemos contado con un presupuesto de 120.000 euros.

¿Fue La piel del volcán el primer rodaje de Canarias tras el confinamiento? 

Sí. Fuimos la primera producción en retomar los rodajes en las Islas. Al principio pensamos que sería insoportable, pero pronto el ritmo y la ilusión nos hizo adaptarnos a las medidas que se precisaban y el equipo estuvo a la altura. No pensábamos mucho en ello.

¿Dónde se rodó?

Entre Telde y Valsequillo, con la participación y ayuda de ambos municipios, a los que estamos francamente agradecidos. Teníamos que recrear tres épocas, tres escenarios y ambientaciones muy definidos. Las ciudades Telde y Valsequillo en la actualidad, las cercanías de la Caldera de los Marteles para el mundo indígena y las calles de San Francisco en Telde para la posguerra.

Yanely Hernández, actriz. José Carlos Guerra

«Es una película imposible de hacer sin el talento canario»

¿Qué importancia tiene el papel de Raquel, uno de sus tres personajes en La piel del volcán, en el desarrollo de la película?

Es la mirada de Raquel y su necesidad de ponerle voz a esos huesos que aparecen el detonante de todo lo que sucede en la película. Ella como arqueóloga encuentra esos restos gracias a los cuales empiezan a unirse cabos que llevan sueltos desde la época aborigen, pasando por la posguerra, y que se unen en la época actual.

¿Cómo se relata esta historia en la cual usted interpreta, además de a Raquel, a Salvadora y a la aborigen Thiya?

Pues a través de tres historias que transcurren en tres épocas diferentes de Canarias y que no tienen nada que ver entre sí pero que comparten un amor y una relación de sangre con el personaje que interpreta Mingo Ruano, que en la época de la Guerra Civil y en la aborigen es mi hermano; bueno, el hermano de Thiya y de Salvadora. Y también compartimos la misma relación en la actalidad. Y los papeles que interpreta Maykol Hernández son mi amor, mi amor frustrado en todo el largometraje. Los tres protagonistas nos encontramos en el mismo tipo de relación durante los tres momentos históricos en los cuales transcurre La piel del volcán.

¿Es importante apoyar y apostar por este tipo de historias en el cine que se realiza en Canarias?

Creo que sí porque se trata de una película honesta desde todos los puntos de vista por donde se mire. Lo es en su historia, en sus aspiraciones y honesta en su creación y su ejecución. Es un producto cien por cien canario y no sólo por la técnica, los actores o los escenarios sino porque se trata de un producto absolutamente canario que habla de nuestro talento. Es un salto importante porque esta es de verdad la manera de hacer industria: industria es que desde el que pone los cables hasta quien pone la cara ante la cámara sean canarios. Además, contamos una historia nuestra, una parte de nuestro legado. 

¿Cómo fue el rodaje?

Tengo un recuerdo muy dulce pero tampoco me olvido de los madrugones para poder rodar las escenas aprovechando la luz de la mañana o filmar de noche. Estaba todo muy bien organizado y fue todo muy profesional Además, yo lo viví de una manera muy profunda porque le pedí a la productora que me alojara lo más cerca posible del buque insignia donde estaba la producción. Lo pedí para poder estar más concentrada en los tres personajes ya que en esa época estábamos en lo peor del confinamiento, entre marzo y mayo de 2020, y decidí confinarme. Viví con los personajes un momento muy íntimo que creo que se nota en las interpretaciones.

¿Qué destacaría?

Pues el buen hacer y la buena actitud de todos los implicados. Teníamos la sensación de estar creando algo bonito. Había mucho respeto por el trabajo ajeno y por el propio. No hubo ni un conflicto ni una mala cara y el trabajo de la productora Las hormigas negras ayudó mucho.

¿Y el director?

Armando Ravelo tiene mucho talento. Respeta y admira a los actores y eso se agradece. Dice que somos el material más sensible de toda película.


Mingo Ruano, actor. José Carlos Guerra

«Interpretar a tres personajes fue un gran aliciente»

¿Qué supone formar parte de una producción como La piel del volcán?

Pues significa trabajar de nuevo en el medio audiovisual y volver a hacer cine, un medio del que llevaba tiempo alejado y que me ha devuelto esa ilusión además de permitirme volver a enamorarme de un lenguaje que no tenía tan cerca como sí he tenido el teatro estos últimos años.

¿Ha sido sencillo interpretar a tres personajes distintos en tres momentos tan dispares como los que recoge esta historia?

Ese fue uno de los grandes alicientes y la gran motivación para que me decidiera a formar parte de este proyecto porque siendo siempre la misma materia prima, es decir, mi actuación, me permitía trasladarme a tres momentos históricos a través de la actuación con tres personajes que aunque a priori pueden parecer muy diferentes les une una energía común.

Desde su amplia experiencia, ¿hay algo que le haya sorprendido de esta producción? 

Me ha sorprendido gratamente porque a pesar de que se trata de una película de bajo presupuesto ha habido un control desde la producción, un cariño y un amor al buen hacer, que yo creo que fue lo que nos cautivó a todos. Pienso que el trabajo de todo el equipo de Las hormigas negras como del Proyecto Bentejuí, todo capitaneado por Armando Ravelo, permitió que se formara un equipo que para mí ha sido una de las razones de eso que le decía antes que me ha permitido volverme a enamorar del cine, porque las experiencias que había tenido anteriormente no me habían permitido disfrutar como he disfrutado de esta. Es verdad que me pilla en otro momento de mi vida, ya con 40, en el que la madurez también te ayuda a entender cuáles son los métodos de trabajo. En serio, trabajar en La piel del volcán ha sido un regalo para todos, no sólo a nivel artístico sino a nivel de producción. 

¿Qué tal ha sido trabajar con el director, Armando Ravelo? Armando es el creador y el alma pater de lo que es La piel de volcán , que es una adaptación de la obra teatral Ancestros , escrita por él. Trabajar mano a mano con el creador de algo es muy productivo porque él sabe perfectamente adónde quiere llevarte, a la vez que creaba un confort de seguridad y complicidad para que los actores nos sintiéramos a gusto. Esta es mi segunda oportunidad con Ravelo y ambas han sido fantásticas.

Aunque usted interpreta a tres personajes distintos en tres momentos históricos diferentes, ¿tienen algo que ver Ika, Segismundo y Ramón?

Viven en momentos distintos de la Historia pero tiene luchas muy similares. Segismundo, el personaje de la época de postguerra, es un tipo muy peculiar porque auque sabe cuáles son las normas de un sistema y él es falangista, no lo es por convicción sino como parte de su profesión. Es un personaje que me ha ayudado a entender algunos comportamientos, incluso hoy en día. Ese es la lucha por el deber y el querer.

¿Y rodar en tiempos del Covid?

Pues ha sido posible, con unos controles internos muy estrictos, pero no sucedió nada. La cultura es segura y hacerla también.

Maykol Hernández, actor. José Carlos Guerra

«Hablar ‘tamazihgt’ me costó porque no tenemos referencias»

¿Cómo fue meterse en la piel de Diego, Roberto y Usem?

Pues fue difícil sobre todo porque yo llegué con poco tiempo para cambiar el chip, ya que venía del rodaje de Hierro . Fue empatar un proyecto con el otro. Sobre todo me costó preparar la parte en la que hablo tamazihgt , que es una lengua de la cual no tienes referencias. El rodaje en sí, al ser tres personajes en tres momentos diferentes, todo los esfuerzos se triplicaban. El rodaje se planteó como si estuviéramos rodando tres cosas distintas y había que adaptarse de un día para otro a nuevos personajes y nueva época. 

¿Ya conocía Armando Ravelo? 

Pues sí porque ya habíamos trabajado juntos en otras cuatro ocasiones, tres en lo audiovisual y otra más en una obra de teatro dirigida y escrita por él, La tribu de las siete islas . Sigo su trabajo desde los inicios.

¿Qué factura tiene el proyecto?

Hablan muy bien de la calidad técnica y del trabajo de fotografía. Pues yo no soy un especialista pero 

creo que está muy bien. Teniendo en cuenta que los medios son los mínimos debido al presupuesto se optó porque todo el material técnico fuera de gran calidad. El resultado es fantástico y el conjunto de la imagen muy profesional.

¿Cómo fue enfrentarse al rodaje en tiempos de Covid? Fue todo extraño y aunque yo ya venía mentalizado, porque para rodar Hierro tuvimos que grabar con todo el protocolo Covid, todo es mucho más lento. Por ejemplo, para maquillarse no pueden usar el mismo frasco de producto para todos y a la hora de cambiarte no puedes coincidir con nadie en el mismo camerino. Al final a todo te acostumbras, como hemos hecho todos en esta época en la vida nomal. Al final es lo mismo: te extraña al principio pero te acostumbras.

¿Muchas pruebas PCR?

Todos los controles necesarios para que fuera seguro. Desde por la mañana había toma de temperatura, test de antígenos antes del rodaje y luego estaba la responsabilidad de todos los integrantes del equipo para no relacionarse con nadie fuera del rodaje o mantener al mínimo esos contactos externos.

¿Qué tal ha empezado 2021? Parece que no está empezando usted demasiado mal este año.

Con unos años tan atípicos y hasta puñeteros como 2020 y 2021, yo no puedo quejarme. Han sido de los periodos más productivos que he tenido, donde se mezclaron los rodajes de Hierro , de La piel del volcán y un rodaje en La Palma de la película 8 años, de JD Alcázar; además estuve haciendo teatro, protagonizando Don Juan Tenorio, en Las Palmas de Gran Canaria, y también la gira con El Eunuco . Salvo los tres meses en los cuales nadie hizo nada, el resto del 2020 y lo que va de este no he parado. 

¿Con el nivel de La piel del volcán cree que se constata el buen trabajo de las producciones realizadas por canarios en Canarias?

Pues sí. Ya se sabía que el talento de los artistas y los creadores canarios es enorme, pero parece que nos faltaba creérnoslo. Pienso que Hierro sirvió precisamente para que nos diéramos cuenta de nuestra valía y la de nuestros técnicos porque era una productora que vino aquí a rodar porque sabía de nuestro talento.



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