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Lanzamiento discográfico

La última ‘delicatessen’ de Mestisay

‘Palosanto’, el nuevo disco del grupo y Olga Cerpa es un sublime y prodigioso ejercicio de colaboración multicultural | 17 prestigiosos guitarristas de 12 países han colaborado en la grabación

Pancho Delgado, Olga Cerpa y Manuel González. Marcos Cabrera

Palosanto, el último trabajo discográfico de Olga Cerpa y Mestisay, se articula alrededor del desprejuiciado y sincero diálogo entre la guitarra y la voz humana. El título del disco hace referencia a un árbol y a una madera muy apreciada por las sagas familiares más reputadas de luthieres entregados a la construcción del legendario instrumento de seis cuerdas. Diecisiete prestigiosos guitarristas de doce países diferentes y distintas nacionalidades participan en esta nueva aventura discográfica que contiene catorce canciones de autores de distintas geografías.

Olga Cerpa y Mestisay presentarán esta singular producción el viernes 18 de junio en Las Palmas de Gran Canaria, en el Parque de Santa Catalina, en el habitual Concierto para la Ciudad que ofrecen desde hace seis años en las Fiestas Fundacionales de San Juan, que organiza el ayuntamiento capitalino. Al día siguiente, sábado 19 de junio, el grupo se sube al escenario del Teatro Leal de La Laguna para ofrecer un concierto acústico.

La voz de la apreciada intérprete isleña, nominada en dos ocasiones a los Grammys latinos, sortea en esta nueva entrega los flexibles y cautivadores fraseos ejecutados con delicada maestría por estos guitarristas de distintos estilos, que la retan con guitarras acústicas, clásicas y populares. Palosanto es un disco orgánico, lleno de matices y dotado con un ambiente acústico envolvente. La guitarra, por tanto, juega un papel fundamental en el concepto estético y sonoro de este disco que ya puede escucharse en plataformas musicales de streaming como Spotify o iTunes.

La edición discográfica, que cuenta con la coproducción del proyecto Musicando del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, está diseñada —en su versión física— utilizando inspiradores motivos gráficos, tipografías de finales de los años 30 y dibujos realizados por el pintor grancanario Néstor Martín-Fernández de la Torre, que fueron cedidos por el museo dedicado al genial artista. El bello concepto del estuche del disco ha sido diseñado por Cactus Taller Gráfico, una empresa colombiana multipremiada con el que Olga Cerpa y Mestisay ya trabajaron en su anterior entrega titulada Vereda tropical. La versión física del disco tendrá tanto una extensión en formato vinilo y una tirada limitada de 500 ejemplares en CD, que además contará con un pendrive que incluye las canciones para que puedan ser disfrutadas por el usuario en cualquier puerto de conexión.

‘Palosanto’, el título del disco, hace referencia a un árbol y a una madera muy apreciada por las sagas familiares más reputadas de luthieres

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Palosanto fue grabado, de forma individual y en doce ciudades del mundo, gracias a las herramientas digitales de las que disponían cada uno de los guitarristas convocados a la producción, tras serles enviada a través de la red la voz de Cerpa sobre la base de una guitarra de referencia. Por eso se trata de una producción discográfica que ha saltado la distancia entre lugares muy dispares y distantes entre sí (Quito, Madrid, Lima, Lisboa, Berlín, Gran Canaria, Milwaukee, La Provenza o Tel Aviv) salvando los contratiempos que impuso una inesperada pandemia durante este último año y medio.

Entre los instrumentistas participantes en Palosanto se encuentran algunos tan prestigiosos como Dóminic Miller (guitarrista del británico Sting), Gil Dor (guitarrista de la cantante israelí Noa) o Josemi Carmona, hijo de Juan Habichuela y miembro de Ketama.

El amigo Pablo Milanés

También en el registro discográfico de esta singular producción participa como invitado en una de las canciones, Ojos malignos, el cantante cubano Pablo Milanés. El vínculo con el cantante cubano está tejido de numerosas amistades comunes surgidas de la histórica relación de Olga y Mestisay con la isla caribeña, adonde han viajado en numerosas ocasiones desde hace tres decenios. Milanés aporta a esta versión de una canción histórica de la vieja trova su característica segunda voz.

El disco, en su escucha, se convierte en un lujo sonoro mientras se digiere sosegadamente escuchando temas de Simón Díaz, Amandio Cabral, Pichardo, Carlos Varela, Atahualpa Yupanqui, Pedro Luis Ferrer, María Isabel Saavedra, Chabuca Granda, Alfredo Zitarrosa o Chico César, entre otros.

Como señala Manuel González, Palosanto es «un disco artesanal en el buen sentido del término, porque desde el punto de vista de su producción técnica ha sido asumido en ámbitos laborales y profesionales domésticos por imperativos de la fase de confinamiento vivida en el mundo. La paralización de muchos de los proyectos artísticos de los guitarristas invitados contribuyó en buena medida a que este trabajo haya podido llevarse a cabo. A través de las redes sociales iniciamos el proceso de búsqueda de unos cuarenta guitarristas cuyo trabajo nos interesaba. Finalmente optamos por diecisiete, mostrando todos ellos su interés por colaborar con nosotros en este proyecto de hibridación musical transcultural».

Ese concepto que el compositor y contrabajista William Parker bautizó como universal tonality (tonalidad universal), que ofrece trabajar con cualquier intérprete de cualquier parte del mundo aun partiendo de lenguajes distintos, atraviesa las pistas de Palosanto como vehículo expresivo. El modelo, de una inspirada capacidad compositiva de conjunto, apenas altera la tersa voz de Cerpa, que mantiene su reconocido lirismo y su tono recogido, propicio para el diálogo íntimo.

La voz de Cerpa sortea en esta entrega los flexibles y cautivadores fraseos ejecutados con delicada maestría por guitarristas de distintos estilos

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«Buscamos canciones que estuvieran dotadas de una textura orgánica a la hora de abordar un disco de estas características, en el que se maridarían con guitarras de distintos tipos. Suenan guitarras acústicas, clásicas, españolas tocadas a la manera popular… generando un tipo de mestizaje sonoro muy rico y heterogéneo», explica la cantante isleña.

Las pistas se enviaron a cada uno de los guitarristas de los distintos países invitados con el tentador y desafiante propósito de que se atrevieran a realizar un arreglo sobre la voz de Olga Cerpa, a la que se añadió otra compleja solicitud: ninguno podía trabajar sobre la base de un tema perteneciente al repertorio o tradición de su misma área geográfica.

«Pretendíamos sacarlos de su zona de confort, de su ámbito de comodidad sonora y estética. Corríamos el riesgo de que alguno de ellos realizara una lectura excesivamente atrevida para nuestras pretensiones, pero la sorpresa fue mayúscula tan pronto empezaron a llegarnos las grabaciones por la singularidad y la calidad de los mismos. Todos se han sentido muy cómodos trabajando con canciones de otros países, huyendo del efectismo gratuito o los vacuos ejercicios de virtuosismo». Cierto, porque todos los recursos guitarrísticos de los invitados parecen estar siempre acompasados al servicio de la expresión de los sentimientos y emociones que cuentan las canciones, volcados con sensibilidad y delicadeza a través de la voz de la cantante grancanaria.

Las pistas se enviaron a los instrumentistas invitados con el tentador y desafiante propósito de que se atrevieran a realizar un arreglo sobre la voz

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Las estructuras armónicas y rítmicas de los temas escogidos no encorsetan a los guitarristas, que, a cambio, las enriquecen con sublime respeto obviando artificios innecesarios y sin dejar de transmitir la esencia y el aroma de cada una de ellas, trascendiendo el canon con originalidad y frescura.

Según señala Manuel González, la voz de Olga Cerpa «consigue llevarse las canciones seleccionadas a un territorio en el que su textura vocal habla del espectacular momento de madurez que vive la solista. En Palosanto desarrolla toda una suerte de matices vocales que la coloca, sin duda alguna, en un ámbito de expresión artística que me parece modélica», concluye. Ahora sólo faltan oídos atentos a una delicatessen musical urdida a través de las ilimitadas posibilidades que tiende hoy a los músicos internet.

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