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SERIES
Miren Ibarguren Protagonista de ‘Supernormal’

Miren Ibarguren: «A ningún hombre se le tacha de mal padre por ir a trabajar»

'Supernormal', la nueva comedia de Movistar+, narra las desquiciantes situaciones de la ambiciosa jefa de un banco de inversión para compaginar su brillante carrera con su faceta como madre de familia

Miren Ibarguren

Desde que demostrara su vis humorística en Escenas de matrimonio, Miren Ibarguren (San Sebastián, 1980) ha tenido buen ojo para escoger proyectos: Aída, Arde Madrid, Anclados, La que se avecina, Operación Camarón... Ahora saca punta del mito de la superwoman en Supernormal, la nueva comedia de Movistar+ en la que interpreta a una tiburón de la banca que se ve inmersa en desquiciantes situaciones mientras trata de triunfar en los negocios y como madre de familia numerosa.

Su personaje se define en la serie como supernormal, pero ella aspira a ser una supermujer.

La serie es una parodia de la mujer superwoman que se supone que todas tenemos que ser en el siglo XXI. La pobre Patricia se ha creído ese cuento y quiere ser la mejor profesional, la mejor madre, la mejor hija, la mejor hermana, y es agotador.

¿Cree que en nuestra sociedad a las mujeres se les exige el 150%?

Sí, a las mujeres se nos sigue exigiendo más. A ningún hombre se le tacha de mal padre si se va a trabajar, mientras que a una mujer se le puede recriminar que es una mala madre si hace un viaje de trabajo. Es un sentimiento de culpa que ha sido absolutamente esclavizante durante estos años, y del que es difícil salir.

Esta serie es pura comedia, pero tiene un punto de crítica social. ¿La comedia es la mejor forma de hacerla?

No sé cuál es la mejor forma de hacer crítica social, pero la comedia la ves relajada, sin barreras. Así que la actitud que tienes ante una comedia hace que el mensaje te entre más fácilmente.

Siempre le tocan papeles de mujeres con garra, que no se amedrentan. ¿Cree que la ven así o usted le pone esa actitud a sus personajes?

Supongo que será una mezcla de las dos cosas. A mí me gusta darle fuerza a los personajes, como son las mujeres de verdad. Porque antes los roles femeninos que se estaban viendo en ficción eran sota, caballo y rey, y ahora se ha abierto la veda y se están creando personajes diferentes, como este de Patricia Picón.

¿En este cambio de roles femeninos tiene que ver que haya más mujeres guionistas, como en Supernormal, que cuenta con dos creadoras detrás?

Por supuesto. De repente te pones en manos de dos guionistas tan buenas como las de Supernormal [Marta Sánchez y Olatz Arroyo], que escriben un personaje lleno de detalles, de aristas, de quiebros y con un montón de matices diferentes que si lo hubiera escrito un hombre. Que haya mujeres delante y detrás de las cámaras va cambiándolo todo.

¿Hay más factores que influyan?

El cambio social que estamos teniendo. La calle pide que se cuenten otro tipo de historias de mujeres, porque están pasando cosas muy interesantes que hay que reflejar en el cine y la televisión. La sociedad está cambiando muchísimo, las chicas jóvenes están luchando por el feminismo increíblemente bien, y lo que pasa en la calle siempre se ha reflejado en la ficción.

En sus inicios, de hecho, a usted le vetaron para algún papel únicamente por su imagen.

Sí, cuando empezaba en esta profesión me echaron de algún casting por no estar lo suficientemente buena. ¡Imagínate cómo han cambiado las cosas! Ahora la sociedad está trabajando por normalizar todo tipo de cuerpos. Hemos avanzado, aunque queda mucho por hacer.

Su personaje en Supernormal suele llevarse trabajo a casa. ¿Usted sabe separar la vida personal y la profesional o es imposible?

Yo creo que es imposible. Somos hijos del capitalismo y, hoy en día, tu productividad es mucho más importante que tu corazón. Es verdad que hemos de abogar por otra cosa, pero según el trabajo es muy difícil desconectar. Yo no sé si un médico puede hacerlo. A mí lo que me pasa es que llego a casa de grabar y me tengo que estudiar el texto del día siguiente, así que no puedo desconectar. El trabajo, al final, va contigo.

¿No cree que en Supernormal los hombres salen bastante mal parados?

Algunos sí. Pero la serie no quiere hacer ningún juicio sobre nada, sino lo que pretende, básicamente, es hacer comedia y que la gente se lo pase bien.

En su currículum prácticamente solo aparecen comedias. ¿Es casualidad o es lo que más le gusta hacer?

A veces digo que me encantaría hacer acción o terror, pero me encanta la comedia. Y hoy en día poder ir a trabajar y pasártelo bien es para sentirse superafortunada.

¿Es la graciosilla del grupo?

Pues tengo unas amigas supergraciosas, que me meo con ellas. Y mi pareja [Alberto Caballero, el creador de La que se avecina] también, así que estoy muy bien rodada en ese sentido.

Donde sí que pone humor en sus peculiares colecciones...

Me da por el Diógenes y hago colecciones absurdas. Empecé coleccionando cabezas de pelucas, de esas de las tiendas, y luego me pasé a las manitas. Las compré porque me aburría mucho en las horas que me tiraba en los trenes cuando iba de gira o a rodar. Ahora estoy con una colección de Nicolas Cage y me voy entreteniendo...

¿Tan fan era de Nicolas Cage?

¡No te creas! Creo que no podría decirte tres películas suyas... (Ríe). Mira, me dio por ahí. Ahora me voy a comprar un chándal y tenemos una cena pendiente toda la gente que tiene uno para ir vestidos igual. Al final, la cosa es entretenerse y echarse una risas.

¿Seguirá su personaje, Yoli, en la nueva etapa de La que se avecina, con cambio de edificio incluido?

Espero que sí. ¿Sabes lo que pasa? Que no puedo dejar sola a mi madre, Loles León. Tengo que atarla en corto.

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