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EL LENGUAJE SECRETO DEL BOGOLANFINI

Cuando las telas ocultan mensajes

La exposición ‘La herencia del bogolanfini’ recupera una técnica textil ancestral maliense que combina elementos naturales, mística, medicina, identidad y empoderamiento femenino | Casa África repasa en una muestra esta milenaria tradición

Según la leyenda, la pintura de barro sobre tejidos de algodón, una seña de identidad de Mali, se originó en el accidente de un cazador que embarró sus ropas durante una de sus incursiones en el campo y gracias a la agudeza de su esposa, que buscó el origen de esas manchas, las convirtió en arte, camuflaje y mensajes secretos que derivarían en un lenguaje que sólo entendían las mujeres. Esta tradición tiene siglos de historia porque el rey brujo de los soso, Sumaoro Kante, ya la usaba, al igual que los cazadores del Mandé que hoy han devenido. También desvela que la escritura y los dibujos que se despliegan en los paños codifican biografías familiares, consejos para preservar un hogar feliz y conjuros para convocar una protección mística en el seno de una familia polígama. La sede de Casa África, en Las Palmas de Gran Canaria, acoge hasta el 30 de septiembre una exposición donde ponen en valor ese ancestral legado que ha corrido peligro de desaparecer y que, sin embargo, las nuevas generaciones africanas han recuperado.

Cuando las telas ocultan  MENSAJES

Cuando las telas ocultan MENSAJES MIGUEL AYALA

La exposición La herencia del bogolanfini se rinde a esa antiquísima técnica textil maliense que combina elementos naturales, mística, medicina, empoderamiento femenino e identidad que realizaban -y aún realizan en menor medida- las mujeres del bogolán o bogolanfini, término que proviene de la suma en lengua bambara de las palabras bogo (tierra o arcilla), lan (resultado) y fini (tela) y se refiere a la técnica de teñido con tierra creada y transmitida por las bambara de Mali durante siglos, aunque también la practican los pueblos dogón, bobo, senufo, minianka y malinké de África Occidental. Actualmente quedan pocas personas que trabajen la antigua técnica; una de ellas era Konimba Diarra, fallecida en 2020 a los 103 años. Pero la muestra monográfica no reconoce únicamente el valor de las mujeres malienses en perpetuar dicho legado sino que reúne a artistas del país, no solo del arte contemporáneo sino de la cultura y el proceso ancestral del bogolanfini, también en el área del diseño o la artesanía, reivindicando que se trata de una técnica artística tan popular que ha dado a luz todo un universo de diseñadores, decoradores y creadores.

Con barro y pigmentos naturales dibujaban símbolos y formas de colores diferentes, creando un lenguaje que se ha ido transmitiendo generación tras generación. Así, los bogolanfini no son mera decoración sino pictografías, escritos compuestos a base de símbolos, manuscritos sobre tela trazados con barro.

En medio de una tradición oral, en la que los griot o narradores de relatos son aún los encargados de transmitir la historia, esta antigua jerga femenina constituía un excepcional medio de comunicación escrita. Era un lenguaje secreto de los que solamente las mujeres conocían sus códigos de escritura. Según la tradición bamanan, el silencio de ellas se considera una virtud así que es fácil imaginar que a través de sus dibujos las mujeres encontraron un modo de expresar su mundo, sus recuerdos y sus pensamientos. Idearon un alfabeto de símbolos que según eran combinados servían para dar forma a diferentes mensajes.

Gracias a las investigaciones de personas como Boubacar Doumbia, más conocido como Le Ndomo y todo un revulsivo dentro de las inmensas posibilidades de innovación que permiten las técnicas tradicionales bologon de confección de tejidos de algodón teñido con lodo fermentado; la antropóloga Pauline Duponchel o la diseñadora maliense Kandioura Coulibaly, fallecida en 2015, se pudo hacer una catalogación del significado de los símbolos. Parte de este antiguo saber fue rescatado de la desaparición y fue parcialmente reutilizado, junto a otros ideogramas africanos, para formar parte del lenguaje estético de artistas y artesanos a partir de los años 80, iniciando una nueva era de creación en disciplinas como la pintura contemporánea, la moda o la decoración.

En el bogolanfini había un equilibrio con la naturaleza y un trabajo en grupo. Los hombres recogen el algodón, las mujeres hilan, ellos tejen y cosen y la mujeres «cortan» o «trazan» el resultado que da el barro sobre la tela. Es ese resultado, bello y sencillo al mismo tiempo, que en el bogolanfini tradicional se caracteriza por el contraste del blanco y el negro y en el bogolán moderno por la incorporación de los tonos tierras, el que buscan los artistas y artesanos.

Las gamas de ocres son variadas y corresponden a diferentes tipos de plantas, consiguiéndose mediante la decocción de hojas o de cortezas.

El procedimiento, laborioso, requiere conocer bien las propiedades de las plantas y de la tierra, saber teñir y servirse del sol en la época en que más calienta, de manera que las telas se sequen con más rapidez para conseguir un colorido óptimo. Es un proceso lento, en el que se necesita sabiduría y también paciencia, además de tratarse de un proceso ecológico y, asimismo, un modo de unir arte y naturaleza.

La exposición La herencia del bogolanfini está coordinada en España por la artista madrileña Irene López de Castro, cuyo universo creativo se ha centrado en Mali y más concretamente en el entorno del río Níger. Para este proyecto ha contado con la asesoría experta bogolan de Duponchel y Annick Turner mientras que la coordinación en Mali corre a cargo de Fatoumata Tioye Coulibaly. La muestra de Casa África aborda, asimismo, la nueva era del bogolanfini con piezas de artistas locales e internacionales como los jóvenes pintores Ladji Barry e Idrissa Goro; la influencia en la artesanía, la decoración y la formación que aporta, por ejemplo, el Centro Ndomo de Segou o la inspiración que en la moda maliense e internacional ha tenido esta técnica ancestral en creadores como Ibrahim Bilgo y Adama Sarr, en África, o Issey Miyake y Givenchy a nivel global.

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